A través del voluntariado en la Pastoral Penitenciaria “ayudamos a los internos, pero ellos nos ayudan a nosotros, porque es una actividad de escucha y acompañamiento, que nos ayuda a ser más empáticos con las personas que sufren y es también una obra de misericordia. ‘Estuve en la cárcel y vinisteis a verme’”.
Estas son palabras de Salvador y Piedad matrimonio voluntario de la Pastoral Penitenciaria del Centro penitenciario de Albocàsser, Castellón, España, publicado en en el nº 3 de su boletín informativo que precisamente se llama VINISTEIS.
Tal y como explican en la web de Pastoral Penitenciaria de la diócesis de Castellón esta actividad constituye “la acción evangelizadora de la Iglesia dirigida a las personas que viven encarceladas o relacionadas con el mundo penitenciario. Es la presencia de la Iglesia que asume la opción preferencial por los pobres, reconociendo en los destinatarios de la Pastoral Penitenciaria a Cristo que sufre; y hace suyos los sufrimientos de estos hermanos”.
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Somos Salvador y Piedad, un matrimonio voluntario de la Pastoral Penitenciaria que residimos en Benicarló, tenemos dos hijos, estamos jubilados, por edad Salvador y Piedad por enfermedad. Nuestras profesiones eran comercial de vehículos Salvador y Piedad oficial de la Administración de Justicia. Siempre habíamos colaborado con distintas asociaciones, pero no juntos como actualmente, que gracias a que Piedad tiene movilidad reducida, colaboramos en el programa UNE-t en la pastoral penitenciaria.
Tenéis una amplia experiencia como voluntarios en el mundo penitenciario ¿podéis resumirla?
Desde hace seis años estamos colaborando juntos como voluntarios del programa UNE-t en el Centro Penitenciario de Albocàsser, pero con anterioridad, Salvador fue muchos años al Centro Penitenciario de Castellón a acompañar a internos y Piedad antes de la enfermedad que padece, entraba, junto con otros voluntarios, en el Centro Penitenciario de Albocàsser colaborando en el programa Racó de la Pau, que consistía en mantener una reunión quincenal con varios internos, dentro del Centro, comenzando la reunión con un texto de la Palabra y dando lugar a profundizar sobre una parte del Evangelio y los problemas cotidianos, escuchando sus opiniones. También Piedad durante muchos años, acercaba al Centro quincenalmente en su vehículo, a familiares que tenían comunicación con algún interno y así también podían desahogarse de la situación que vivían.
En la Pastoral Penitenciaria, estáis comprometidos con el programa UNE-t, ¿podéis explicar en qué consiste?
El programa UNE-t consiste en tener una comunicación mensual por cristales, de una duración de 45 minutos, con un interno del Centro que nos es asignado por el Capellán del Centro, Mn. Jordi Mas.
¿Como estáis ayudando a reconstruir la vida del interno que tenéis asignado?
Hasta marzo de este año 2021 y desde hace unos cuatro años, acompañábamos a un interno que salió en libertad ese mes. Al principio estaba muy depresivo, muy disgustado por el daño que había hecho a su familia y no se perdonaba, poco a poco y hablando con él fue trabajando su actitud, se puso en contacto con su familia y con la ayuda del capellán, de asistir a la eucaristía, con nuestras conversaciones y que le cambiaron de módulo, mejoró su estado de ánimo y siempre decía que gracias a la Palabra de Jesucristo había cambiado y había conocido el mejor camino, que ahora vivía en paz, consigo mismo y con la sociedad.
Desde entonces no hemos ido al Centro por no encontrarse bien Salvador, esperemos que pronto vaya mejorando de su dolencia.
¿Qué le diríais a alguna persona que se esté planteando participar en este voluntariado?
Que no tenga dudas, que es un voluntariado que ayudamos a los internos, pero ellos nos ayudan a nosotros, porque es una actividad de escucha y acompañamiento, que nos ayuda a ser más empáticos con las personas que sufren y es también una obra de misericordia “Estuve en la cárcel y vinisteis a verme”.