Venezuela: II Encuentro Virtual de obispos y sacerdotes

“El párroco en tiempos de pandemia: sus desafíos pastorales”.

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II Encuentro Virtual de obispos y sacerdotes en Venezuela © CEV

Ayer, miércoles 30 de junio de 2021, tuvo lugar el II Encuentro virtual de obispos y sacerdotes de Venezuela, cuyo tema central fue “El párroco en tiempos de pandemia: sus desafíos pastorales”.

Según informa una nota de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), esta reunión fue abordada con la finalidad de “fortalecer la experiencia de la fraternidad sacramental” y responder a los diferentes retos que se presentan en la actualidad ante la perspectiva de la pandemia, especialmente en la dimensión del acompañamiento y atención a los más alejados y vulnerables.

Con la participación de la directiva de la CEV y dos sacerdotes por arquidiócesis, diócesis y vicariatos apostólicos junto a sus obispos, la jornada inició a las 8:30, con la oración inicial realizada por el padre Gerardo Salas y las palabras de bienvenida de Mons. José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo y presidente de la CEV.

Discernir el sueño de Dios

En sus palabras, Mons. Azuaje hizo referencia a los sueños del Papa Francisco para la Iglesia Universal, expresados en el numeral 27 de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación”. Al respecto, el prelado añadió que soñar significa “inquietarse, discernir lo soñado y buscar coherencia con elementos de la realidad”.

Por ello, manifestó que para lograr la Iglesia en salida y la conversión pastoral, es necesario continuar soñando y esforzarse en alcanzar esos sueños. “Tenemos el desafío no solo de refundar la nación sino rehacer la vida fundamental”, indicó el arzobispo.

“Si algo debe preocuparnos santamente es que tantos vivan sin la esperanza en Jesús”. Añadió que los sacerdotes deben servir aún más al pueblo de Dios sobre todo en el tiempo de pandemia, y no generar más estructuras sino “alentar otras formas de accionar la misión”.

Culminada la intervención de Mons. Azuaje, el secretario de la Nunciatura, Mons. Ignazio Ceffalia, compartió sus palabras de salutación, en las que enfatizó la importancia de la comunión para superar las dificultades.

“La fraternidad de la cual tal vez habríamos perdido el sabor, se ha vuelto el mejor bálsamo para nuestras heridas”, afirmó, y añadió que solamente quien tiene la experiencia de la profunda impotencia humana y por lo tanto de la soledad, puede sentir empatía y cercanía a los otros.

Comunión y fraternidad

Haciendo referencia a las palabras del Santo Padre “no hay vida cuando pretendemos pertenecer solo a nosotros mismos y vivir como islas”, Mons. Ceffalia aseveró que solo se puede confiar en Dios, nunca en las propias certezas o convicciones que pueden ser modificadas por las diferentes situaciones que se presentan en la vida y que ponen de manifiesto la pequeñez y la fragilidad humana. Asimismo, concluyó animando a los participantes a que, a pesar de las adversidades y contrariedades, sean luz que dé a conocer el rostro de Cristo a los hermanos.

Seguidamente tuvo lugar la meditación a cargo del padre Edwin Contreras de la diócesis de San Cristóbal, inspirada en la cita bíblica Jn. 10, pasaje en el que se presenta a Jesús Buen Pastor. Contreras profundizó en el ejemplo que da Jesús a los sacerdotes, como el Buen Pastor que ama a sus ovejas y en quien las ovejas confían. Señaló la importancia que tiene el redil para el pastor, así como el pastor para el redil, pues no hay pastor sin ovejas a las cuales atender y acompañar, ni se congrega un redil, una comunidad, sin un pastor que la guie y la unifique. En toda comunidad son necesarios redil y pastor, pueblo de Dios y sacerdote.


Tras la meditación, fue presentado el videomensaje de Mons. Jorge Patrón Wong, quien en una reflexión inspirada en el pasaje de Jesús junto a los discípulos en la barca que enfrentaba la tempestad, expresó que los obispos y sacerdotes de Venezuela, como Jesús, “no se bajan de la barca, no abandonan al pueblo venezolano en el momento más difícil”.

“Al estar siempre presentes, infunden la misma confianza que nos transmite Jesús con su palabra, su presencia, su amor y su misericordia”, afirmó Mons. Wong y animó: “No dejen de ser discípulos, tampoco suelten la mano del Buen Pastor, y junto a sus obispos y al santo pueblo de Dios, remen juntos”.

Desafíos pastorales en tiempo de pandemia

Por su parte, Mons. Mario Moronta, obispo de San Cristóbal y primer viceprensidente de la CEV, compartió la síntesis de las respuestas de los participantes sobre las riquezas y aportes del presbiterio durante los últimos meses y de las conclusiones del I Encuentro Virtual Conjunto de Obispos y Sacerdotes. En este sentido, indicó que se ha profundizado la vivencia espiritual, así como la experiencia del acompañamiento en las parroquias.

A su vez, el obispo señaló que se han impulsado la experiencia de fe en la iglesia doméstica y las iniciativas sociales y pastorales para la atención de las comunidades, y realizó la propuesta de crear áreas de trabajo en la línea de una red fraterna y colaborativa, que permita estudiar los aspectos afines a la conversión pastoral y al desarrollo de la parroquia misionera en salida, abordando temas como la formación, la espiritualidad, entre otros.

A continuación, el sacerdote Pedro Pablo Aguilar, director del Departamento de Comunicación, compartió las estadísticas de los miembros del clero venezolano que han fallecido a causa de COVID-19 desde el inicio de la pandemia hasta abril de 2021, e informó que se está realizando la investigación pertinente para la actualización de los datos.

La misión no se detiene

El padre José de Jesús Martínez, párroco de Santa Rosa de Lima en Charallave, diócesis de Los Teques, compartió la experiencia vivida en su comunidad parroquial en tiempo de pandemia, a través de un video en el que se visualizan las diversas iniciativas desarrolladas para la atención de los fieles; entre ellas, se destaca la visita a las cárceles, la incursión en la evangelización digital invirtiendo en equipos y producción de calidad profesional; el aumento de los miembros de la pastoral juvenil de 30 a 180 jóvenes; la continuación de los procesos catequéticos con la reducción de la cantidad de miembros en los grupos pero sin detener la catequesis, entre otras propuestas.

El sacerdote expresó que como párroco, ha considerado que el tiempo de pandemia no debe significar detener las actividades pastorales sino que desafía a reinventarse los métodos evangelizadores. Aseveró que la COVID-19 “no nos puede determinar”. Por el contrario, debe ser una situación que replantee las convicciones e invite a salir de lo conocido para ir ‘en salida’.

Además, señaló que en medio de la incertidumbre, la parroquia debe mantenerse animada y esperanzada para no decaer en la evangelización, y que para ello, el párroco también necesita mantenerse animado y esperanzado, y que la fuerza que permite esto, es un don de Dios. “El párroco no puede estar solo, necesita de un equipo de personas, profesionales que ayuden a hacer de la misión una realidad”, añadió.

Culminada la presentación del tema, inició el espacio de diálogo de los participantes, quienes compartieron sus impresiones respecto a los desafíos actuales en tiempo de pandemia. Entre los aportes, se comentó que es necesario un cambio de mentalidad en el cual se retire la expresión “no se puede”, para poder afrontar con valentía los obstáculos de la pandemia y ser “signo de esperanza, la herramienta que Dios utiliza para acompañar a su pueblo”.

Al finalizar el compartir de impresiones por parte de presbíteros y obispos, Mons. José Luis Azuaje concluyó invitando a continuar en el “caminar juntos”, en la sinodalidad respecto a la misión que todos han asumido al responder al llamado vocacional al sacerdocio; una sinodalidad con miras a la conversión pastoral y sostenida en la esperanza.