El próximo encuentro del Papa con los líderes cristianos libaneses constituirá “un llamamiento a avanzar”, a tener “valor para superar los problemas” y a “asegurar un futuro para las comunidades cristianas de la nación”. Así lo dijo a Exaudi Mons. Paul Richard Gallagher, secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados, cuando su directora editorial y corresponsal principal del Vaticano le preguntó sobre el anuncio que hizo ayer el Papa Francisco de un encuentro el 1 de julio en el Vaticano con los líderes cristianos del Líbano para trabajar por la paz.
El ministro de Asuntos Exteriores del Vaticano intervino en el evento privado sobre “Los desafíos actuales de la libertad religiosa” hoy, 31 de mayo de 2020, a las 11 horas. Organizado por el embajador italiano ante la Santa Sede, Pietro Sebastiani, el acto tuvo lugar al aire libre, en el claustro del Palazzo Borromeo, en pleno cumplimiento de las normas y disposiciones anti-COVID 19.
El diplomático vaticano y el rector de la Pontificia Universidad Lateranense, Vincenzo Buonomo, entablaron un diálogo sobre “Los desafíos actuales a la libertad religiosa”, y fueron introducidos por una reflexión del embajador Sebastiani.
Exaudi preguntó a monseñor Gallagher cuál es la esperanza concreta del Santo Padre para el inminente encuentro, y hasta qué punto cree que la esperada visita del Pontífice a la asediada nación podría verse afectada por esta reunión.
“El Santo Padre, al invitar a los líderes cristianos del Líbano a venir a Roma y a reunirse y estar con él”, explicó el ministro de Asuntos Exteriores del Vaticano, “fue su respuesta a un llamamiento de ellos. Uno de ellos le tendió la mano y él respondió de esta manera”.
“Obviamente el encuentro tratará de discutir y analizar la situación tan compleja en la que se encuentra el Líbano, en lo político, en lo religioso y en lo social. También la económica, pero obviamente al ser eclesiásticos no tenemos necesariamente mucha experiencia, como es bien sabido, en materia de finanzas, pero van a tratar de analizarlo todo”, expuso.
Momento espiritual para ofrecer fortaleza al pueblo libanés
Aclarando que “no es sólo una charla”, recordó que será “un momento espiritual, para estar con el Papa, para rezar, para tratar de ofrecer al pueblo libanés la fortaleza que necesita en este momento, esa voluntad de superar sus problemas”.
“Creo que será un llamamiento a sus líderes políticos -subrayó- para que avancen: sobre todo, que sean capaces de formar Gobierno y de sacar al pueblo de lo que es un momento muy oscuro”.
Cuando La Croix le preguntó si la invitación podría extenderse también a los líderes no cristianos, respondió: “Creo que ha hecho su invitación. Creo que se trata de líderes cristianos. No creo que, por el momento, esté pensando en eso”.
“Nosotros sí pensamos etapa tras etapa. Pero, por supuesto, cuando finalmente vaya al Líbano, estoy seguro de que también tendrá reuniones interreligiosas”.
Viaje antes de fin de año, improbable
Exaudi preguntó al secretario de Relaciones con los Estados del Vaticano si sería factible el tan esperado viaje a la nación de Oriente Medio antes de fin de año, o teniendo en cuenta todo, si eso sería demasiado complicado.
“Bueno, creo que el final del año se acerca muy rápidamente, y él [el Papa Francisco] tiene tal vez una o dos otras cosas previstas. Y luego, septiembre y octubre están siempre muy llenos de reuniones, y si salimos completamente del COVID, entonces creo que las cosas se triplicarán y se hará más y más difícil”.
“Así que no lo sé, pero esperaremos a ver”, señaló. “Creo que tenemos que esperar y ver cuál es el fruto de esta reunión el 1 de julio, y cuáles son las expectativas, y qué ánimo ofrecen al Papa con respecto a la reunión. Lo veremos entonces”.
Combatir la hemorragia de las comunidades cristianas
Estando de acuerdo en que se trata de un primer paso, Mons. Gallagher señaló: “Sí, así es como hacemos las cosas: paso a paso porque no se puede prever el futuro con demasiada facilidad, sobre todo en estas complejas situaciones políticas y sociales, pero no cabe duda de que el pueblo del Líbano necesita solidaridad”.
“Es objeto de preocupación porque es un país democrático, tiene una constitución que trata de unir al pueblo en su gobierno y además tenemos el problema de que en demasiados lugares de Oriente Medio hay una hemorragia de comunidades cristianas”
Por eso, subraya, “estamos intentando hacer algo. Eso no quiere decir que vayamos a tener éxito, pero no hay duda sobre ello: estamos tratando de asegurar un futuro para algunas personas, para nuestras comunidades cristianas en el Líbano”
“No va a ser fácil”, apuntó, y reconoció: “Hay muchas cosas materiales a las que hay que enfrentarse también: el funcionamiento de las escuelas, los hospitales, la terrible situación de la vida ordinaria en el Líbano, es muy difícil. Además, por si fuera poco, tenemos a los refugiados y a los que llaman los desplazados sirios”.
“Es una situación muy difícil, pero esperemos que esta reunión sirva de ayuda”, expresó.