El padre Jairo Yate, sacerdote y juez instructor en la diócesis de Ibagué, Colombia, responde a la cuestión sobre por qué la Iglesia Católica es “una”, como se reza en el Credo.
¿Qué enseña el Concilio Vaticano II?
Cristo constituye su Iglesia Santa, comunidad de fe, esperanza y caridad. Es la única Iglesia de Cristo. Esa Iglesia de Cristo la confesamos en el Credo Niceno Constantinopolitano: como Una, Santa, Católica y Apostólica. Esa Iglesia de Cristo, que va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, anunciando la Cruz del Señor, hasta que venga (cf. 1 Corintios 11,26). (cf. Lumen Gentium 8).
Es la única Iglesia de Cristo, nuestro Salvador, después de su resurrección, encomendó a Pedro para que la apacentara (cf. Juan 21,17), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mateo 28,18 ss), y la erigió perpetuamente como columna y fundamento de la verdad (cf.1 Timoteo 3,15). Esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el Sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él.
¿Por qué se dice que la Iglesia es “una”?
El Catecismo de la Iglesia Católica indica: La Iglesia es una debido a su origen. El modelo de ese principio, es Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. La Iglesia es una debido a su “alma”: “El Espíritu Santo que habita en los creyentes y llena y gobierna a toda la Iglesia, realiza esa admirable comunión de fieles y une a todos en Cristo tan íntimamente que es el Principio de la unidad de la Iglesia” (UR 2). Por tanto, pertenece a la esencia misma de la Iglesia ser una.
¿Puede existir diversidad en la Iglesia?
Desde el principio, esta Iglesia que es una se presenta, no obstante, con una gran diversidad que procede a la vez de la variedad de los dones de Dios y de la multiplicidad de las personas que los reciben.
En la unidad del Pueblo de Dios se reúnen los diferentes pueblos y culturas. Entre los miembros de la Iglesia existe una diversidad de dones, cargos, condiciones y modos de vida; “dentro de la comunión eclesial, existen legítimamente las Iglesias particulares con sus propias tradiciones” (Lumen Gentium 13). La gran riqueza de esta diversidad no se opone a la unidad de la Iglesia. (cf. Catecismo 813 y 814).
La Iglesia es familia de Dios
Dice el Papa Francisco: “La Iglesia nace del deseo de Dios de llamar a todas las personas a la comunión con Él, a su amistad, y de participar como hijos de su misma vida divina”. La misma palabra “Iglesia”, del griego ekklesia, significa “invitación”. Dios nos llama, nos invita a salir del individualismo, de la tendencia a encerrarse en sí mismos y nos llama a ser parte de su familia.
¿De dónde nace la Iglesia?
“Nace del acto supremo del amor en la cruz, del costado traspasado de Jesús, del que fluyó sangre y agua, símbolo de los sacramentos del Bautismo y de la Eucaristía. En la familia de Dios, en la Iglesia, la savia vital es el amor de Dios que se concretiza en el amarlo a Él y a los demás, a todos, sin distinción ni medida” (Papa Francisco).
¿Cuándo se manifiesta la Iglesia?
Se manifiesta cuando el don del Espíritu Santo llena el corazón de los apóstoles y les impulsa a salir y a empezar el camino para anunciar el Evangelio, a difundir el amor de Dios (Papa Francisco).