En la fiesta de la Santísima Trinidad, celebrada el domingo 30 de mayo de 2021, el arzobispo de Lima y primado del Perú, presidió la Misa por las víctimas en la matanza en San Miguel del Ene, distrito de Junín.
Fotografías de las víctimas acompañaron la celebración eucarística por los 16 peruanos, quienes perdieron la vida en manos de las fuerzas subversivas, a pocos días de la segunda vuelta presidencial 2021.
Vivir una semana de reflexión, tras la muerte de más de diez peruanos en Vizcatán en la zona del Valle del río Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), fue el pedido del arzobispo de Lima Castillo Mattasoglio “Todo el sistema de vida tiene que reformarse para que seamos hermanos”. Qué mejor manera de celebrar nuestro Bicentenario que hermanándonos todos con el país, que el papa, citando las palabras de José María Arguedas, definió: “el país de todas las sangres”, expresó en su homilía.
Vivir en la unidad
“Juntos podemos superar momentos difíciles”, continúo monseñor. Debemos aprender a vivir en la unidad rescatando las diferencias. Intentar siempre ver lo mejor en el otro. Y es que ¡No podemos vivir divididos!, insistió.
Ahora más que nunca es preciso dejar de lado las diferencias, pues solo tensan nuestra vida. Debe cesar la polarización, para alentar la inclusión. “Tenemos que reservar siempre, como un tesoro, lo bueno que el otro puede decir”, reflexionó el arzobispo.
Antes de culminar su reflexión, en la fiesta de la Santísima Trinidad, el también Primado del Perú recordó que Dios no es un Dios solitario sino solidario. Es una familia que se ama y se integra eternamente. Por eso la Iglesia está llamada a educar en el amor, sin imponerse, ayudándonos a salir airosos, porque somos hermanos.