Videomensaje del Papa: Distribución equitativa de vacunas

A los participantes del ‘Vax Live: El concierto para reunir al mundo’

Videomensaje Papa distribución vacunas
Vacunas © Pexels. Anna Shvets

El Papa Francisco mostró su apoyo a la distribución equitativa de vacunas el sábado 8 de mayo a través de un videomensaje dirigido a los participantes en “Vax Live: The Concert To Reunite The World”. De esta manera informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Videomensaje Papa distribución vacunasEl evento benéfico fue organizado por Global Citizen para apoyar la distribución mundial equitativa de las vacunas. El acto se hizo eco de un llamamiento generalizado para que todas las personas -independientemente de sus circunstancias sociales y económicas- tengan acceso a los medicamentos contra la COVID.

“El coronavirus ha causado muerte y sufrimiento, afectando a la vida de todos, especialmente de los más vulnerables”, dijo el Papa. “Por favor, no olviden a los más vulnerables. No olviden a los que están al límite”. “Además, la pandemia ha contribuido a empeorar las crisis sociales y ambientales ya existentes, como ustedes, los jóvenes, siempre nos lo recuerdan a nosotros. Y hacen bien en recordarlo”.

A continuación publicamos el texto:

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Videomensaje del Santo Padre

Queridos jóvenes en edad y en espíritu:

Reciban un cordial saludo de este viejo, que no baila ni canta como ustedes, pero que cree junto a ustedes que la injusticia y el mal no son invencibles. El coronavirus ha producido muertes y sufrimientos, afectando la vida de todos, especialmente la de los más vulnerables. Les ruego que no se olviden de los más vulnerables. No se olviden del límite. “Además, la pandemia ha contribuido a empeorar las crisis sociales y ambientales ya existentes, como ustedes, los jóvenes, siempre nos lo recuerdan a nosotros. Y hacen bien en recordarlo”.


Ante tanta oscuridad e incertidumbre hace falta luz y esperanza. Necesitamos caminos de sanación y salvación. Y me refiero a una sanación de raíz, que cure la causa del mal y no se quede solo en los síntomas. En esas raíces enfermas encontramos el virus del individualismo, que no nos hace más libres ni más iguales ni más hermanos, más bien nos convierte en indiferentes al sufrimiento de los demás. Y una variante de este virus es el nacionalismo cerrado, que impide, por ejemplo, un internacionalismo de las vacunas. Otra variante es cuando ponemos las leyes del mercado o de propiedad intelectual por sobre las leyes del amor y de la salud de la humanidad. Otra variante es cuando creemos y fomentamos una economía enferma, que permite que unos pocos muy ricos, unos pocos muy ricos, posean más que todo el resto de la humanidad, y que modelos de producción y consumo destruyan el planeta, nuestra “Casa común”.

Estas cosas están interconectadas. Toda injusticia social, toda marginación de algunos en la pobreza o en la miseria incide también en el ambiente. Naturaleza y persona estamos unidos. Dios Creador infunde en nuestros corazones un espíritu nuevo y generoso para abandonar nuestros individualismos y promover el bien común: un espíritu de justicia que nos movilice para asegurar el acceso universal a la vacuna y la suspensión temporaria de derechos de propiedad intelectual; un espíritu de comunión que nos permita generar un modelo económico diferente, más inclusivo, justo, sustentable.

Evidentemente que estamos viviendo una crisis. La pandemia nos metió en crisis a todos, pero no se olviden que de una crisis no salimos igual, o salimos mejores o peores. El problema está en tener la inventiva para buscar caminos que sean mejores.

Dios, médico y salvador de todos, conforte a los sufrientes, reciba en su reino a los que ya partieron. Y a este Dios también le pido por nosotros, peregrinos en la tierra, que nos conceda el don de una nueva fraternidad, una solidaridad universal, que podamos reconocer el bien y la belleza que sembró en cada uno de nosotros, para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes, de esperanzas compartidas.

Gracias por el esfuerzo de ustedes, gracias por todo lo que van a hacer. Y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí. Gracias.