A diferencia de los jubileos anteriores, esta vez la Puerta del Jubileo se abrió solo en Roma, lo que hace que este año sea especial. Se prevé que decenas de miles de personas atraviesen cada día la Puerta Santa, lo que refleja el enorme interés de los fieles de todo el mundo.
Jubileo en la práctica
Los peregrinos pueden registrarse en el sitio web dedicado al Jubileo: www.iubilaeum2025.va. Para que sea más fácil moverse por Roma y organizar la estancia en la capital del cristianismo, cerca de Plaza S. Pedro, se abrió un punto de información, donde los peregrinos también pueden recibir una confirmación oficial del paso por la Puerta Santa.
Sin embargo, el Jubileo no es solo en Roma. Las iglesias locales designadas por los obispos en cada diócesis también involucran a los fieles en la celebración de este tiempo excepcional.
Esperanza para todos
El Papa Francisco, que abrió personalmente la Puerta del Jubileo en la Basílica de San Pedro el 24 de diciembre y en la cárcel de Rebibbia el 26 de diciembre, nos recuerda: “La esperanza no defrauda”. El Jubileo de este año quiere ser un testimonio de que, en tiempos difíciles, la fe y la esperanza pueden dar fuerza y dirección a la vida.
Polacos entre los peregrinos
Entre los miles de peregrinos en Roma, también es visible la presencia de polacos, tanto de los que vienen de su patria como de comunidades polacas de todo el mundo. Para muchos polacos, el Jubileo es una oportunidad para el renacimiento espiritual y el encuentro con otros creyentes en el corazón del catolicismo.
Muchas personas recién ahora están aprendiendo sobre el evento y planeando una peregrinación a la Ciudad Eterna. A menudo, la motivación para participar es también el deseo de profundizar en la fe y fortalecer la esperanza cristiana.
Roma te espera
La Ciudad Eterna, preparada para recibir a millones de fieles, abre sus puertas a todo aquel que quiera vivir un camino espiritual y encontrar esperanza al pasar por la Puerta Santa. El jubileo de 2025 promete ser un momento extraordinario de comunidad y reflexión para los católicos de todo el mundo, incluido un gran grupo de polacos.