Luxemburgo: Modelo de Cooperación para la Paz

Inspirando el cambio: el Papa Francisco enfatiza la importancia del desarrollo, la solidaridad y la migración

En su primera intervención oficial durante la visita de ocho horas a Luxemburgo, el Papa Francisco destacó el papel crucial de esta pequeña nación en el corazón de Europa para fomentar la unidad y la paz europea, denunciando al mismo tiempo el resurgimiento del nacionalismo y las guerras.

Luxemburgo como ejemplo de paz

«Luxemburgo puede mostrar a todos las ventajas de la paz frente a los horrores de la guerra (…) y los beneficios de la cooperación entre naciones en contraste con las consecuencias perjudiciales de endurecer posturas y la búsqueda egoísta y miope, e incluso violenta, de los propios intereses.»

El jueves por la mañana, al llegar al Gran Ducado de Luxemburgo, el Papa Francisco alentó a las autoridades locales a mantener su compromiso histórico con la paz y la construcción de una «Europa unida y fraterna» en medio del resurgimiento del nacionalismo y las amenazas de guerra en el continente.

El papel histórico de Luxemburgo en la promoción de la paz y la unidad en Europa

Dirigiéndose a las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en su primer discurso en el Gran Ducado en el palacio Cercle Cité, el Papa recordó que Luxemburgo se ha encontrado frecuentemente en la encrucijada de los eventos históricos más significativos de Europa y reconoció su papel crucial en la promoción de la paz y la unidad en Europa tras los estragos de la Segunda Guerra Mundial, como miembro fundador de la Unión Europea.

Elogió su «sólida estructura democrática» que promueve la dignidad humana y el estado de derecho, permitiendo que esta pequeña nación en el corazón de Europa prospere y juegue un papel importante en el contexto continental. «De hecho», señaló el Papa, «no es el tamaño del territorio ni el número de habitantes lo que sirve como condición indispensable para que un Estado desempeñe un papel importante en la escena internacional, o para que se convierta en un centro económico y financiero.»

La riqueza incluye responsabilidad hacia los más vulnerables

Retomando las palabras de San Juan Pablo II durante su viaje apostólico a Luxemburgo en 1985, el Papa Francisco reiteró la necesidad de solidaridad entre las naciones, especialmente en el apoyo a los países más pobres, y animó a Luxemburgo, como un «importante cruce de culturas», a continuar su misión de promover la cooperación globalmente, para que «todos puedan convertirse en protagonistas de un proceso organizado de desarrollo integral», en línea con la doctrina social de la Iglesia.

Hizo un llamado particular a un modelo de desarrollo que respete el medio ambiente y se oponga a la exclusión social, recordando a la audiencia «que tener riqueza conlleva responsabilidad.»

«Para que el desarrollo sea auténtico e integral, no debemos saquear ni degradar nuestra casa común. Asimismo, no debemos abandonar a pueblos o grupos sociales en los márgenes.»

El Papa insistió en el deber de naciones ricas como Luxemburgo de ayudar a los países desfavorecidos a salir de la pobreza, también para «garantizar una disminución en el número de aquellos obligados a emigrar.» En este sentido, señaló que el Gran Ducado, con su historia y población multicultural, puede servir como modelo para acoger e integrar a migrantes y refugiados.

Que los valores del Evangelio guíen a los líderes mundiales hacia la paz

Refiriéndose al contexto mundial dramático actual, el Papa Francisco deploró el resurgimiento de conflictos armados en Europa y en todo el mundo, donde la humanidad parece estar repitiendo los mismos errores del pasado, agravados hoy en día «por el mayor poder tecnológico que los seres humanos poseen ahora.»


Para evitar que la razón sucumba a la insensatez de la guerra con sus «inmensos costos humanos y más masacres inútiles», el Santo Padre enfatizó la necesidad de que los pueblos y sus líderes «sean motivados por valores espirituales nobles y profundos.»

Reafirmando el compromiso de la Iglesia de servir a la humanidad y promover la paz, la solidaridad y la justicia, instó a que el Evangelio de Jesucristo guíe a individuos y sociedades hacia la reconciliación y la resolución pacífica de los conflictos.

«Como Sucesor del Apóstol Pedro, y en nombre de la Iglesia, que es experta en humanidad, estoy aquí para testificar que el Evangelio es la fuente de vida y la fuerza siempre fresca de renovación personal y social.»

Por lo tanto, alentó a Luxemburgo a seguir demostrando los beneficios de la paz, la integración y la cooperación, y urgió a los líderes mundiales a involucrarse «resueltamente» en negociaciones honestas para resolver diferencias, junto con una «disposición a encontrar compromisos honorables, que no socavan nada y pueden en cambio construir seguridad y paz para todos.»

«Una de sus vocaciones es ayudar al mundo a hacer la paz»

«Servir»

Para concluir su discurso, el Papa Francisco explicó que el lema de su visita «Pour servir» – «Para servir», se refiere a la misión de la Iglesia, pero se aplica a todos como una tarea noble y un modo de vida a seguir cada día. «Que Dios les permita siempre servir con un corazón alegre y generoso,» concluyó.

Discurso completo en video.