Lo acontecido el pasado viernes en la inauguración de los juegos olímpicos de París es la última de las demostraciones de que los que ostentan el poder no soportan a Dios.
Nada nuevo bajo el sol.
Puede que haya quien crea que lo que ocurrió el viernes tiene algo de original o nuevo, pero no es más que la sucesión de sucesos ya sucedidos.
Permítanme que de mi perspectiva.
Creo que para poder entender lo ocurrido es necesario ponerlo en contexto y tener muy en cuenta las referencias que el presidente Macron hizo a dos personas íntima y decididamente involucradas en la legalización del aborto en Francia, algo que él ha culminado logrando introducirlo como un derecho (sic) en la constitución de su país.
No se puede entender la ideología WOKE ni la ideología LGTBI+ separada de la ideología de la cultura de la muerte.
Veamos en primer lugar dos datos, o mejor dicho, la constatación de dos hechos:
1º – La ideología LGTBI+ y la ideología WOKE (sic) han colonizado TODOS los estamentos de poder. Por supuesto la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y todas sus agencias. Esto ya desde hace muchos años. También todos los grupos de poder– siendo los gobiernos, principalmente los de izquierdas sus más claros exponentes. Las universidades – con muy pocas excepciones -, siendo las estadounidenses y canadienses las más beligerantes en esas ideologías, pero ni las hispanoamericanas ni las europeas pretenden quedarse atrás. Pero el viernes demostraron que también han colonizado el comité olímpico internacional (COI) y evidentemente el comité olímpico francés.
Dato.
2º – El espectáculo, provocativo, zafio y realmente denigrante demostró que la ideología LGTBI+ y la ideología WOKE (sic), no tiene nada bueno que ofrecer. NADA.
Si tuviera algo positivo que ofrecer, ¿porqué no lo hicieron?, pues sencillamente porque no pueden.
Sin duda el escaparate era inmejorable, pero ofrecieron lo único que podían.
Si se supone que las olimpiadas son un entorno de fraternidad, de libertad y de igualdad ellos vinieron a demostrar que vienen a dividir, vienen a imponer y vienen a colocarse por encima de los que no piensen como ellos.
Pero insisto, no puede ofrecer nada más, porque esa es su esencia.
(Me pondré la tirita antes de que me salga la herida, NO estoy diciendo que las personas que no se reconocen heterosexuales – por ahorrarme repetir todo el nombre – no tienen nada bueno que ofrecer, en absoluto. Toda persona tiene mucho bueno que ofrecer al mundo – todos somos imagen de Dios. Me refiero a que estos dirigentes y propagandistas de la IDEOLOGÍA tienen como único objetivo el poder y para ello sus medidos y sus formas no pueden ser buenos. Estoy convencido de que a estos ni siquiera les importan las personas (tengan la atracción y la conducta sexual que tengan). Para que se me entienda, creo que a los que mueven los hilos de la IDEOLOGÍA LGTBI+ y la IDEOLOGÍA WOKE, les interesan tanto las personas como a los de la organización “Planned Parenthood” (Paternidad planificada) les interesa la paternidad, los niños o las familias. NADA.
Ahora vayamos a lo que hicieron:
Se mofaron, ridiculizaron y se ciscaron (simbólicamente) en el hecho fundamental de la civilización cristiana.
Como he dicho antes, no pueden ofrecer nada bueno, por lo que tienen que recurrir a algo negativo.
Para ridiculizar o hacer mofa de alguien debes exagerar, distorsionar, travestir el original.
Si lo que estás deformando es esencialmente bueno, el resultado va a ser, necesariamente, un empobrecimiento, una pérdida de su esencia.
Eso es la mofa.
Imagínese pretender ridiculizar a un niño de 4 años. Un niño que es pura inocencia. Ridiculizar la inocencia es sencillamente una asquerosidad. ¿A quién se le puede ocurrir ridiculizar algo que es esencia del amor, “Nadie tiene amor más grande que aquel que entrega la vida por sus amigos” (Jn,15, 13)? Solamente a alguien tan herido afectivamente que ha perdido toda referencia de qué es el amor. Pero por mucho que lo podamos intentar justificar el resultado es descorazonador.
La mofa y la ridiculización requieren, además el disfraz, la escenificación de algo que necesariamente exige una distorsión de la realidad a través de un attrezzo. Si lo que vas a presentar es bello, no necesita ningún tipo de disfraz. Ya defendí en una ocasión (y pido perdón por la autocita) que “los disfraces – aunque sean simples exageraciones de la condición que pretendo representar – son una muestra histriónica de ocultamiento, y más que mostrar orgullo en realidad disfrazan algún tipo de complejo o vergüenza».
Los disfraces que utilizaron fueron, lógicamente, buscando una apariencia además de llamativa, zafia, fea.
Es lógico, el mal siempre se ha representado simbólicamente a través de lo feo: brujas, monstruos, orcos, seres deformados …
Ahora bien, más allá de lo que ese lamentable espectáculo nos puede llevar a pensar o desear responder, quiero pensar qué respuesta daría Nuestro Señor.
En primer lugar ya que el presidente Macron, los organizadores del espectáculo y el comité olímpico francés disfrutaron de su momento de “gloria”, y utilizaron su mandato para hacer lo aquello que querían, pues bien me viene a la cabeza la contestación de Jesús a Pilatos: “No tendrías ninguna autoridad sobre mi si no te la hubieran dado de lo alto” (Jn, 19, 11ª). Todo está en manos de Dios. Y por mucho que nos duela lo ocurrido, Él tiene todo bajo su control, ¿acaso no permitió que Judas entregara a su Hijo?, o es que creemos que eso “se le pasó”. Pues esto tampoco.
En segundo lugar, ellos que tanto hablan del orgullo: de ser francés, de pertenecer a la casta LGTBI+, etc. ¿de qué se enorgullecen?, ¿de ridiculizar o de denigrar al Señor?
¿Se creen originales?, ¿acaso no conocen los insultos, los escupitajos, y las burlas que recibió (y recibe) a lo largo de toda su Pasión?
No entienden que no es posible humillar a quien se ha humillado voluntariamente hasta la muerte.
Y menos a quien se ha humillado para salvar a toda la humanidad, incluyéndome a mí, incluyéndoles a ellos.
Supongo que lo único que podemos hacer es seguir el consejo de San Pablo: “El que se gloría, que se gloríe en el Señor” (2 Gal. 10, 17).
Es posible que ellos consideren que no estaban “atacando” al Señor ya que (afirman que) no creen en Él (aunque como he leído en algún artículo, lo ocurrido el otro día es la demostración de que no pueden vivir sin Él), solo estaban … ciscándose un poco en los cristianos. Pero el Señor nos lo dejó bien claro ya desde el siglo I, desde el primero de los perseguidores del cristianismo. Saulo de Tarso no creía en absoluto que estaba persiguiendo a Jesucristo. Para él esa persona había muerto y su cadáver había sido robado. Era absurdo lo que afirmaban aquellos herejes a quien él perseguía, ¿cómo iba a haber resucitado? ¡ ni él ni nadie ! Pero el mismo Dios se lo dijo: “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?”. Dijo él “¿Quién eres, Señor?” Respondió: “Soy Jesús, a quien tú persigues” (Hch. 9, 4-5).
Perseguir a los cristianos es perseguir al Cristo mismo. Puede que ellos no lo sepan. O puede que no lo crean. Puede.
En fin. Al final, hay que reconocer a estos del LGTBI+ WOKE que son un instrumento del Señor y nos mueven a la oración, pues si no rezamos todo lo que deberíamos para dar gracias a Dios por todo lo que nos da, al menos que sea para desagraviarle por todos los que le ofenden. A mi personalmente me queda la absoluta tranquilidad que el Señor nos transmitió: “En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo” (Jn, 16, 33b).