El P. Jorge Miró comparte con los lectores de Exaudi su comentario sobre el Evangelio de hoy, domingo 19 de noviembre de 2023, titulado “Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor”
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Escuchamos en el Evangelio la parábola de los talentos, con la que el Señor nos llama a la conversión a la gratuidad.
Todo lo que eres y lo que tienes es don de Dios. Tú no te has dado la vida a ti mismo. Y además de la vida, Dios te ha dado otros dones: capacidades naturales (como la inteligencia, la simpatía, cualidades artísticas…); también el don de la fe, y también carismas concretos que el Espíritu concede para una misión que te encomienda. Todo es don, todo es gracia.
No tenemos ‘derecho’ a estos talentos. Son dones gratuitos que Dios da como quiere y cuando quiere; y están destinados no al lucimiento personal sino al bien de la comunidad, que crece bajo la acción del Espíritu Santo.
El primero de estos dones es el Espíritu Santo mismo, que ha sido derramado en nuestros corazones y pone en ellos la caridad, el amor fraterno (cf. Rom 5, 5).
En esta parábola te invita a descubrir los talentos que has recibido de Dios. ¿Cuáles son tus carismas?
También es necesario que revises si estás haciendo trabajar bien tus talentos y que te preguntes cómo los puedes mejorar. ¿Qué estás haciendo con tus talentos? ¿Qué estás haciendo con tu tiempo, tu dinero, tu juventud, tu fuerza, tu vigor, tus conocimientos, tu simpatía…?
Has recibido del Señor los talentos como dones que debes hacer fructificar en tu vida. Al que tiene mucho, se le exige mucho; al que tiene poco, se le exige poco.
¿Qué hacer para hacer fructificar estos dones? La Palabra nos ha dado dos pistas: el Salmo y el versículo del Aleluya: Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos y Permaneced en mí, y yo en vosotros; el que permanece en mí da fruto abundante.
Vigilar es ser fiel a los dones y a la misión recibida; es permanecer unidos al Señor: en la oración, en la escucha y acogida confiada de la Palabra, en la Eucaristía, en la comunión eclesial, en el servicio generoso a los hermanos; es vivir con gozo y generosidad la vocación a la que el Señor te ha llamado.
Es tomarte en serio tu vida y la misión que el Señor te ha encomendado.
Esperar el Reino de Dios es trabajar y arriesgar por él. La despreocupación del holgazán es muy seria: en el fondo, el siervo desconoce a Dios; quiere vivir una seguridad falsa.
¡Ánimo! ¡Sé valiente! ¡No tengas miedo en entregar tus talentos! Recibirás el ciento por uno. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.
¡Ven Espíritu Santo! (cf. Lc 11, 13).