En torno a sus declaraciones sobre la guerra en Ucrania, aunque en ocasiones se le tergiverse, el Papa Francisco indicó a los jesuitas de la región rusa: “No me interesa que ustedes defiendan al Papa, sino que el pueblo se sienta acariciado por ustedes, que son hermanos del Papa. El Papa no se enfada si se le malinterpreta, porque conoce bien el sufrimiento que hay detrás”.
El jueves 15 de septiembre de 2022, durante su viaje a Kazajistán, el Santo Padre se reunió con 19 jesuitas de la denominada “región rusa” de la Compañía de Jesús en la Nunciatura apostólica de Nursultán. Como el mismo Francisco recordó, el encuentro con hermanos jesuitas se ha convertido en una costumbre durante sus viajes apostólicos.
La entrevista completa se ha publicado hoy en el sitio web de La Civiltà Cattolica, revista cultural de la Compañía de Jesús. A continuación, reproducimos algunos extractos de las cuestiones de las que Francisco habló en esta reunión.
La salud del Papa va bien
Los presentes mantuvieron una conversación con el Papa, en la que, en primer lugar, le preguntaron cómo se encontraba: “Estoy bien de salud. Tengo un problema en la pierna que me hace andar más lento, pero la salud, en general, va bien: la física, ¡pero también la mental!”, les dijo.
Las razones de la guerra de Ucrania
Después, al ser interpelado sobre la situación geopolítica actual, insistió en que es un error considerar que la guerra de Ucrania es “una guerra mundial”: “Hay una guerra y creo que es un error pensar que se trata de una película de vaqueros, en la que hay buenos y malos”.
Para el Pontífice la víctima de este conflicto es Ucrania, pero también quiso poner el foco en por qué no se evitó el conflicto, pues existen factores internacionales que lo provocaron. En este sentido, recordó nuevamente que, en diciembre del año pasado, un jefe de Estado le transmitió su preocupación porque “la OTAN había ido a ladrar a las puertas de Rusia sin comprender que los rusos son imperiales y temen la inseguridad fronteriza”. Por ello, remarca que “no se puede ser simplista al razonar sobre las causas del conflicto”, pues, “veo imperialismos en conflicto. Y, cuando se sienten amenazados y en declive, los imperialismos reaccionan pensando que la solución es iniciar una guerra para compensar, y también vender y probar armas”.
La gente es la que sufre en las guerras
Los hermanos jesuitas contaron al Sucesor de Pedro su esfuerzo por “liberar los corazones del odio” en la región rusa tras el estallido de la guerra “le decimos a la gente que odiar a alguien no es cristiano”. Su Santidad destacó que esto precisamente “es lo que debemos hacer: liberar los corazones del odio”.
Asimismo, describió cómo “desde el primer día de la guerra hasta ayer he hablado constantemente de este conflicto, refiriéndome al sufrimiento de Ucrania” y también el del pueblo ruso: “Porque en las guerras es la gente la que sufre. Pagan los pobres, como siempre. Y esto genera odio. Los que hacen la guerra se olvidan de la humanidad y no miran la vida concreta de las personas, sino que ponen los intereses partidistas y el poder por encima de todo. La verdadera víctima en estos conflictos es la gente común, que sufre en carne propia las locuras de la guerra”.
El Obispo de Roma aludió también a cuando condenó el atentado y asesinato con un coche bomba de Darya Dugin, hija de Alexander Dugin, filósofo ruso y colaborador de Putin: “Llegados a ese punto se olvidaron de todo lo que había dicho hasta entonces (en contra de la guerra, ndr) y solo se prestó atención a esa alusión”. No obstante, reconoció que entiende “las reacciones de la gente, porque está sufriendo mucho”.
Sobre su visita a la embajada rusa el día después del comienzo de la guerra, admitió que se trata de “un gesto inusual” porque “el Papa nunca va a una embajada. Sólo recibe personalmente a los embajadores cuando presentan sus credenciales, y luego al final de su misión en una visita de despedida”. Sin embargo, quiso transmitirle personalmente al embajador que le gustaría hablar con el presidente Putin, “para que me dejara una pequeña ventana para el diálogo”.
No hay visita de Francisco a Ucrania por el momento
El Pontífice hizo un repaso sobre las acciones realizadas por la Santa Sede en torno a este reciente conflicto: recibió al embajador de Ucrania, conversó 2 veces con el presidente Zelenski por teléfono; el envio a Ucrania de los cardenales Czerny y Krajewski, que llevaron la solidaridad del Papa; y la de secretario para las Relaciones con los Estados, Monseñor Gallagher, el compromiso con los presos ucranianos… Todo ello, explicó “tiene el valor de aportar ayuda y apoyo. Es una forma de expresar que estamos presentes”.
Y confesó que él también pensaba ir a Ucrania, pero “me parece que la voluntad de Dios es que no vaya en este preciso momento; veremos más adelante qué sucede”.
El Papa no se enfada si se le malinterpreta
El Papa Francisco también se refirió al momento en el que un obispo católico ucraniano fue a visitarle, al cual le entregó un paquete con sus declaraciones sobre el tema de la guerra: “Califiqué la invasión de Ucrania como una agresión inaceptable, repugnante, insensata, bárbara y sacrílega… ¡Lean todas las declaraciones!” (..). No obstante, al mismo tiempo apuntó que, aunque a veces se le tergiverse, “no me interesa que ustedes defiendan al Papa, sino que el pueblo se sienta acariciado por ustedes, que son hermanos del Papa. El Papa no se enfada si se le malinterpreta, porque conoce bien el sufrimiento que hay detrás”.
Ante la situación actual, el Santo Padre aconseja a los jesuitas “mostrar cercanía” al pueblo. La cercanía “es la palabra clave: estar cerca, ayudar a la gente que sufre. El pueblo debe sentir que su obispo, su párroco, la Iglesia están cerca suyo”, ya que, remarcó, ese es es “el estilo de Dios
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