El Salvador: Card. Parolin habla de las relaciones con la Santa Sede

Homilía en la Misa en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma

Salvador Parolin Santa Sede
Cardenal Parolin en su homilía © Vatican Media

En el ámbito del Centenario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre la República de El Salvador y la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, ha hablado en su homilía de la Eucaristía en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma sobre los difíciles años del conflicto armado en el país y ha asegurado la cercanía de la Iglesia con la nación centroamericana.

Frutos abundantes

Tal y como refleja Vatican News, el purpurado ha agradecido a Dios “por los abundantes frutos que se han cosechado gracias a las relaciones entre la Santa Sede y El Salvador”. A lo largo de estos cien años de historia, expresa, se ha tratado de favorecer todo lo que ha tendido a la consecución del bien común, a la promoción de los derechos humanos y al progreso de la Nación, dentro del conjunto de la comunidad internacional.

Además, ha asegurado que la Iglesia, “a través del diálogo y de los esfuerzos conjuntos, y de acuerdo con la misión que le es propia, ha estado y seguirá estando siempre dispuesta a colaborar con las Autoridades y con las demás instituciones civiles del País, para impulsar el pleno desarrollo espiritual y humano de todos y cada uno de los salvadoreños, así como la consecución de la paz y de la reconciliación, en el respeto irrestricto de todos los derechos humanos y, particularmente, el de la vida”.

Misión de anunciar el Evangelio

Tras hacer presente que la Iglesia proclama el diálogo como medio válido para vencer el mal de la división entre los hombres y derribar los muros de separación, Parolin ha recordado las palabras de san Juan Pablo II en su primer Viaje Apostólico a El Salvador en 1983: “El amor redentor de Cristo no permite que nos encerremos en la prisión del egoísmo que se niega al auténtico diálogo, desconoce los derechos de los demás y los clasifica en la categoría de enemigos que hay que combatir… El diálogo que nos pide la Iglesia no es una tregua táctica para fortalecer posiciones en orden a la prosecución de la lucha, sino el esfuerzo sincero de responder con la búsqueda de oportunas soluciones a la angustia, el dolor, el cansancio, la fatiga de tantos y tantos que anhelan la paz”.


Adentrándose en la liturgia del día, ha hecho presente que la tarea de la Iglesia es prioritariamente el anuncio del Evangelio: “Su misión, que no está exenta de dificultades y sacrificios, la lleva siempre a comprometerse en una actividad profundamente humana, buscando encarnar en el mundo los valores y principios derivados de su fe y del amor de Dios”, colaborando “a la transformación del mundo y al desarrollo integral del ser humano, al progreso material y espiritual de las Naciones y, en último término, a la obra redentora de Dios”.

Es, prosigue, “especialmente en los momentos en los que la humanidad está sin fuerzas, las dificultades apremian y cunde el desánimo y la desesperanza”, cuando la Iglesia “se siente llamada con mayor fuerza a dar testimonio y a comunicar al Señor redentor”, afirmó el purpurado.

Conflicto armado

Vatican News también relata cómo, haciendo presente los difíciles años en que “el conflicto armado en el país sembró muerte, violencia, divisiones y rencores, impidiendo avanzar por los caminos de la justicia”, el secretario de Estado ha señalado que hoy en día “otros flagelos como la violencia, el degrado del medio ambiente, la emigración, también de jóvenes y niños, con sus graves consecuencias en el ámbito personal y familiar, y la triste situación creada por la COVID-19, obstaculizan el deseado alcance de progreso y bienestar que los hijos de El Salvador esperan de esta tierra hermosa y fértil”.

Ante todos estos retos, el cardenal ha elevado su oración a Dios por la intercesión de san Óscar Arnulfo Romero Galdámez, y por la intercesión maternal de la Virgen María, a quien los salvadoreños invocan bajo la advocación de Reina de la Paz, para que “se consoliden y progresen aún más las Relaciones entre esta noble Nación y la Santa Sede, a fin de que, basadas siempre en el respeto y la autonomía de las distintas esferas que les son propias, y en el diálogo leal y honesto, contribuyan a fomentar el bien común de toda la sociedad salvadoreña, otorgando una atención especial a la reconciliación, a la paz, al progreso a la justicia y a los más desfavorecidos”.