A las 12 horas de hoy, el Santo Padre Francisco se asomó a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los aproximadamente 30.000 fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
En esta fiesta de la Sagrada Familia el Santo Padre centró su reflexión en la importancia del diálogo y la escucha entre los miembros de una familia. El Pontífice: “La Sagrada Familia de Nazaret es un modelo porque es una familia que dialoga, que habla”.
Estas fueron las palabras del Papa al introducir la oración mariana:
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Palabras del Papa
Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz domingo!
Hoy celebramos a la Sagrada Familia de Nazaret. El Evangelio narra cuando Jesús, de 12 años, al final de la peregrinación anual a Jerusalén, fue perdido por María y José, que lo encontraron más tarde en el Templo discutiendo con los doctores (cf. Lc 2,41-52). El evangelista Lucas revela el estado de ánimo de María, que pregunta a Jesús: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo, angustiados, te buscábamos» (v. 48). Jesús le responde: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?» (v. 49).
Es una experiencia casi habitual de una familia que alterna momentos tranquilos con otros dramáticos. Parece la historia de una crisis familiar, una crisis de nuestros días, de un adolescente difícil y de dos padres que no logran comprenderle. Detengámonos a observar a esta familia. ¿Saben por qué la Familia de Nazaret es un modelo? Porque es una familia que dialoga, que se escucha, que habla. ¡El diálogo es un elemento importante para una familia! Una familia que no se comunica no puede ser una familia feliz.
Es hermoso cuando una madre no empieza con un reproche, sino con una pregunta. María no acusa ni juzga, sino que intenta comprender cómo acoger a este Hijo tan diferente a través de la escucha. A pesar de este esfuerzo, el Evangelio dice que María y José «no entendieron lo que les decía» (v. 50), lo que demuestra que en la familia es más importante escuchar que entender. Escuchar es dar importancia al otro, reconocer su derecho a existir y a pensar por sí mismo. Los hijos necesitan esto. Piensenlo bien, ustedes los padres, escuchen, los hijos lo necesitan!
Un momento privilegiado para el diálogo y la escucha en la familia es el momento de la comida. Es bueno estar juntos a la mesa y hablar. Esto puede resolver muchos problemas y, sobre todo, une a las generaciones: los hijos hablando con sus padres, los nietos hablando con sus abuelos… Nunca permanecer encerrado en sí mismo o, peor aún, con la cabeza en el teléfono móvil. Esto no está bien…nunca, nunca esto. Hablar, escucharse, ¡este es el diálogo que hace bien y que hace crecer!
La familia de Jesús, María y José es santa. Sin embargo, hemos visto que ni siquiera los padres de Jesús comprendieron siempre. Podemos reflexionar sobre esto, y no nos sorprendamos si a veces nos sucede en la familia que no nos entendemos. Cuando nos ocurra, preguntémonos: ¿nos hemos escuchado? ¿Afrontamos los problemas escuchándonos unos a otros o nos encerramos en el mutismo, a veces el resentimiento, el orgullo? ¿Nos tomamos un poco de tiempo para dialogar? Lo que podemos aprender hoy de la Sagrada Familia es la escucha mutua.
Encomendémonos a la Virgen María y pidámosle el don de la escucha para nuestras familias.
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Después del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas,
Una cordial bienvenida a todos ustedes, romanos y peregrinos. Hoy dirijo un saludo especial a las familias aquí presentes y a las que están conectadas desde casa a través de los medios de comunicación. La familia es la célula de la sociedad, ¡la familia es un tesoro precioso que hay que apoyar y proteger!
Mis pensamientos están con las numerosas familias de Corea del Sur que hoy están de luto tras el dramático accidente aéreo. Me uno en la oración por los sobrevivientes y por los fallecidos.
Y recemos también por las familias que sufren a causa de las guerras: en la martirizada Ucrania, en Palestina, en Israel, en Myanmar, en Sudán, en Kivu del Norte, recemos por todas estas familias en guerra.
Saludo a los fieles de Pero-Cerchiate, al grupo del decanato de Varese, a los jóvenes de Cadoneghe y San Pietro in Cariano; a los chicos de confirmación de Clusone, Chiuduno, Adrara San Martino y Almenno San Bartolomeo; a los scouts de Latina, Vasto y Soviore. ¡Y saludo a los chicos de la Inmaculada!
Les deseo a todos un feliz domingo y un feliz fin de año en serenidad. Por favor, no olviden rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!