El cristianismo y la política: ¿Cómo involucrarse sin perder los valores?
El compromiso de los católicos en el ámbito político

El compromiso de los católicos en la política es una dimensión esencial de la vivencia de la fe, que busca la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Sin embargo, este involucramiento debe realizarse sin comprometer los valores fundamentales del cristianismo. En este artículo exploramos los principios que guían la participación política de los fieles y cómo pueden influir positivamente en la sociedad.
Fundamentos del compromiso político cristiano
La Iglesia Católica ha enfatizado la importancia de la participación activa de los laicos en la vida pública. En la exhortación apostólica Christifideles Laici, el Papa Juan Pablo II subraya que los fieles laicos están llamados a contribuir al bien común, impregnando las realidades temporales con los valores evangélicos. “La fe que actúa por la caridad” (Gál 5,6) es el motor que debe inspirar cada acción política.
Asimismo, el Catecismo de la Iglesia Católica destaca que corresponde a quienes ejercen la autoridad reafirmar los valores que fomentan la confianza y el servicio mutuo entre los miembros de la sociedad. La política no es ajena a la moral, sino un campo donde se puede y debe testimoniar la verdad del Evangelio.
Principios para una participación política coherente con la fe
Para involucrarse en la política sin perder los valores cristianos, es esencial considerar los siguientes principios:
- Defensa de la dignidad humana: Toda acción política debe proteger y promover la dignidad inherente de cada persona, desde la concepción hasta la muerte natural. Juan Pablo II afirmó: “Una democracia sin valores se convierte fácilmente en un totalitarismo visible o encubierto” (Centesimus Annus, 46).
- Búsqueda del bien común: Las políticas deben orientarse hacia el bienestar de todos los miembros de la sociedad, especialmente de los más vulnerables. Benedicto XVI, en Caritas in Veritate, recalcó: “El compromiso por el bien común debe traducirse en un esfuerzo constante por la justicia y el desarrollo humano integral” (n. 7).
- Subsidiariedad y solidaridad: Es fundamental equilibrar la responsabilidad de las instituciones y la iniciativa de las personas y comunidades, fomentando la colaboración y el apoyo mutuo. La solidaridad sin subsidiariedad puede llevar al paternalismo, mientras que la subsidiariedad sin solidaridad puede desembocar en el abandono.
- Promoción de la justicia y la paz: Trabajar por sistemas justos que prevengan la violencia y promuevan la reconciliación y la armonía social. El Papa Francisco ha insistido en que “la política, tan denigrada, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común” (Fratelli Tutti, 180).
Desafíos contemporáneos y la postura de la Iglesia
En la actualidad, los católicos enfrentan desafíos al participar en la política, como la tentación de adoptar ideologías que pueden contradecir los principios cristianos. La Congregación para la Doctrina de la Fe, en su Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, advierte sobre la necesidad de mantener la coherencia entre la fe y la acción política, evitando apoyar leyes o políticas que contradigan los valores fundamentales del Evangelio.
Juan Pablo II advirtió que “no es posible apelar a la libertad de conciencia para justificar decisiones contrarias a la ley moral” (Evangelium Vitae, 68). Benedicto XVI, por su parte, afirmó: “Los cristianos no pueden renunciar a la tarea de iluminar la política con la luz del Evangelio” (Discurso al Parlamento Alemán, 22 de septiembre de 2011).
El Papa Francisco ha enfatizado la importancia de una «nueva presencia» de católicos en la política, que implique no solo nuevos rostros, sino también métodos que forjen alternativas críticas y constructivas: “No podemos quedarnos encerrados en nuestras comunidades cuando el mundo nos necesita como fermento de justicia y paz” (Evangelii Gaudium, 183).
La participación política de los católicos es una expresión concreta de la fe en acción. Al adherirse a los principios de la doctrina social de la Iglesia y mantener una formación continua en la fe, los católicos pueden contribuir eficazmente a la construcción de una sociedad que refleje los valores del Evangelio, sin comprometer su integridad espiritual. La política, entendida como servicio, es un terreno fecundo para la santidad laical y la transformación del mundo según los principios cristianos.
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