Yo también lo estoy intentando

Buscando salud y fe, me uno al «ejército» del ayuno intermitente. Entre mejoras metabólicas y reflexiones espirituales, descubro que el verdadero beneficio va más allá de lo físico

Pexels - Annushka Ahuja

Yo también lo estoy intentando, me he unido al «ejército» del ayuno intermitente. He decidido ponerme firme, buscando cumplirlo de la mejor manera posible. He leído que, para las mujeres de mi maravilloso rango de edad, se recomienda hacer ayunos de más de 12 horas, aunque dicen que los beneficios del ayuno intermitente suelen ser notables incluso con períodos más cortos. Eso espero, porque cuando lees sobre sus beneficios, parece que has encontrado el elixir de la vida:

Mejora del metabolismo

  • Regulación de la insulina
  • Pérdida de peso y grasa corporal
  • Reducción del apetito al mejorar la regulación de las hormonas del hambre

Mejora de la salud celular

  • Autofagia
  • Beneficios para el cerebro: memoria, concentración y estado de ánimo
  • Reducción de la inflamación

Mejora de la salud cardiovascular

  • Longevidad
  • Optimización de la energía
  • Flexibilidad metabólica

En fin, ¿Cómo no hacerlo…?


¿Lo estoy consiguiendo? Bueno, a veces sí… otras casi. Sin embargo, algo que sí he logrado, incluso en los días en los que fallo, es pedir más fe. Pedir más fe para desear con todo mi corazón volver a comulgar, que lo anhele tanto como el primer té con canela que tomo después de esas largas horas de ayuno. Que me llene de alegría saber que falta poco para recibirlo nuevamente.

Y recordé una conversación con una buena amiga que se rió de mí cuando le confesé que, estando sola en el oratorio, me gustaba acercarme al sagrario y tocar la punta del conopeo, la tela que lo cubre. Le decía que lo hacía como si al tocarlo pudiera «robarle favores», como el de la hemorroísa. Y ella, con su sabiduría, me señaló que era una tontería. «¿Para qué tocar un velo si puedes comulgar? ¡Ya le habría gustado a la hemorroísa recibir la comunión! Con qué fe la habría preparado…»

No sé si bajaré los niveles de inflamación, si perderé peso o si mi cerebro se estimulará tanto como prometen los estudios. Pero sí sé, Señor, que con el ayuno intermitente soy más consciente de que quiero quererte mejor. Y sin duda, ese es el mejor beneficio de todos, uno que no estaba en ninguna lista.

Ayuno intermitente… why not?