El Papa apunta Líbano como próximo viaje en Oriente Medio

Rueda de prensa en el vuelo papal

Papa Líbano viaje
Rueda de prensa en viaje de vuelta de Irak © Vatican Media

Un viaje al Líbano sigue siendo una prioridad importante, mientras que uno a Siria no está previsto, aunque la nación que sufre sigue siendo muy querida por el corazón del Papa. Así lo expresó el Santo Padre al responder a las numerosas preguntas que le hicieron los periodistas durante el vuelo que los traía de vuelta a Roma desde Irak. A continuación, reproducimos parte del texto, proporcionado por Vatican News, de la conferencia de prensa durante el vuelo.

Después de un viaje relámpago a Irak del 5 al 8 de marzo, el vuelo papal despegó del Aeropuerto Internacional de Bagdad a las 9:54 hora local (7.54 hora de Roma) y aterrizó en el Aeropuerto de Ciampino de Roma a las 12:20.

Como es costumbre, al regresar del aeropuerto, Francisco se detuvo en la basílica Mariana de Roma, Santa María la Mayor, para rezar ante la Virgen, concretamente para agradecerle los frutos de su viaje y dejarle las flores que trajo de Irak. Durante la rueda de prensa a bordo, el Obispo de Roma respondió a diversas preguntas, en las que expresó su satisfacción y alegría por su reciente viaje.

Sin embargo, primero agradeció a los periodistas que le precedían por su trabajo, su compañía y su “agotamiento”. Recordó que el 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, y aunque felicitó a todas las mujeres, bromeó sobre por qué no un día de los hombres. El Pontífice argentino recordó entonces cómo la esposa del presidente iraquí le habló de las mujeres, destacando su fuerza, aportando vida, familia y muchas cosas.

Tras los pasos de Abu Dhabi, con los musulmanes chiíes

Un periodista rememoró que hace dos años en Abu Dhabi, con motivo de la primera visita de un Papa a la Península Arábiga, hubo un encuentro con el gran imán de Al Ahzar, Al Tayyeb, el líder más influyente del Islam suní (la rama más importante del Islam) y la histórica firma del Documento sobre la Fraternidad Humana.

Refiriéndose a que el sábado 6 de marzo, el Papa tuvo un encuentro histórico con el líder de los musulmanes chiitas iraquíes, el ayatolá Al Sistani, preguntó si se podía esperar un gesto similar también con los musulmanes chiitas. Ante ello, el Papa expresó su interés por dedicar tiempo, rezar y buscar el diálogo.

Otra pregunta fue hasta qué punto el encuentro con Al Sistani es un mensaje también para los líderes religiosos de Irán.

“Creo que fue un mensaje universal. Sentí el deber de hacer esta peregrinación de fe y de penitencia, y de ir a ver a un grande, a un sabio, a un hombre de Dios… Es una persona que tiene esa sabiduría y también prudencia. Me dijo: ‘Desde hace 10 años no recibo a personas que vengan a visitarme con otros fines políticos y culturales… sólo religiosos’”, resaltó.

Creo que fue un mensaje universal. Sentí el deber de hacer esta peregrinación de fe y de penitencia, y de ir a ver a un grande, a un sabio, a un hombre de Dios: sólo escuchándolo se puede percibir esto.

“Fue muy respetuoso en el encuentro”, dijo el Papa, señalando: “Incluso en el momento del saludo, él nunca se levanta… Se levantó para saludarme, dos veces, un hombre humilde y sabio, a mí este encuentro me hizo bien al alma. Es una luz”.

Líbano, una visita, no migajas

El Santo Padre reafirmó su intención de visitar el Líbano. “El patriarca [el cardenal Rai] me pidió que hiciera una escala en Beirut en este viaje, pero a mí me pareció un poco… un poco demasiado poco, una migaja…. frente a un problema, un país que sufre como el Líbano. Escribí una carta y una promesa y prometí que iría al Líbano”.

Recordando que “el Líbano sufre”, Francisco subrayó que la nación de Oriente Medio tiene “la debilidad de las diversidades, algunas todavía no reconciliadas, pero tiene la fortaleza del gran pueblo reconciliado, como la fortaleza de los cedros”.

“El Líbano en este momento”, lamentó Francisco, “está en crisis, pero en crisis -no quiero ofender- en crisis de vida. El Líbano es muy generoso a la hora de acoger a los refugiados…”.

Otro periodista reconoció lo arriesgado de este viaje, y le preguntó si tuvo miedo en algún momento de su viaje. También señalaron que pronto celebrará el octavo año de su pontificado, y preguntaron: “¿sigue pensando que será corto? Por último, la gran pregunta: ¿Volverá de nuevo a Argentina?”.

Ya estuve 76 años en Argentina

Francisco recordó su entrevista en un libro reciente, en la que el autor le preguntó: “Si usted renuncia, ¿volverá a Argentina o se quedará aquí?. Yo dije, que no volvería a Argentina, sino que me quedaría aquí en mi diócesis. Pero en aquella hipótesis, la respuesta va unida a la pregunta. Cuando voy a Argentina o por qué no voy…  yo siempre respondo un poco irónicamente: estuve 76 años en Argentina, ¿es suficiente, no?”.

Apuntó que estaba previsto un viaje a Argentina en noviembre de 2017, pero diversas razones hicieron que dicho viaje se complicara.

Al reflexionar sobre sus viajes, compartió: “Yo para tomar una decisión sobre los viajes escucho, escucho los consejos de los consejeros y a veces viene alguien y dice: ¿qué piensas, debo ir a ese lugar? Me hace bien escuchar, esto me ayuda a tomar decisiones más tarde. Escucho a los consejeros y al final rezo, reflexiono mucho, sobre algunos viajes reflexiono mucho. Entonces la decisión viene de dentro, de las entrañas, casi espontánea, pero como un fruto maduro. Es un largo recorrido”. Algunas decisiones, señaló, son más difíciles o fáciles que otras.

Además de los encuentros con los embajadores iraquíes y el presidente, el Papa recordó cuando la periodista argentina y amiga, Elisabetta Piqué, le regaló la última edición en español de La ultima ragazza de Nadia Mourad. Compartiendo que leyó esta historia de los yazidíes, Francisco admitió que este libro fue una razón subyacente para su decisión. “Ese libro actuó dentro de mí”, dijo.


Energía en el octavo año de pontificado

“Luego, acerca del octavo año del pontificado. ¿Debo hacer así?” (el Papa cruza los dedos en señal de superstición).

“No sé si los viajes se realizarán o no, sólo les confieso que en este viaje me cansé mucho más que en los otros. Los 84 años no vienen solos, es una consecuencia… pero veremos. Ahora tendré que ir a Hungría a la Misa final del Congreso Eucarístico Internacional, no una visita al país, sino sólo para la Misa”.

“Pero Budapest está a dos horas en coche de Bratislava, ¿por qué no hacer una visita a Eslovaquia?”, indicó.

Al reflexionar sobre otra pregunta sobre aquellos refugiados que han sido perseguidos y forzados a huir, Francisco contestó: “Quisiera agradecer a los países generosos que acogen a los migrantes: El Líbano, que tiene, creo, dos millones de sirios; Jordania – desgraciadamente no pasaremos por encima y el rey quería rendirnos un homenaje con aviones a muestro paso – es muy generosa: más de un millón y medio de migrantes. ¡Gracias a estos países generosos! ¡Muchas gracias!”.

Alguien planteó si al mirar a Oriente Medio, el Papa está considerando un viaje a Siria, y otros destinos en la región donde cree que su presencia podría ser requerida.

“En Oriente Medio sólo la hipótesis, y también la promesa, es el Líbano. No pensé en un viaje a Siria, porque no me vino la inspiración. Pero estoy muy cerca de la martirizada y amada Siria, como yo la llamo. Recuerdo al principio de mi pontificado, aquella tarde de oración en la Plaza de San Pedro, con el rosario, la adoración del Santísimo. Pero cuántos musulmanes con las alfombras en el suelo rezaban con nosotros por la paz en Siria, para detener los bombardeos, en aquel momento en que se decía que se habría producido un bombardeo feroz”. “Llevo a Siria en mi corazón. Pero pensanr en un viaje, no se me ocurrió”, aclaró.

También fue preguntado sobre el encuentro con la comunidad en Qaraqosh, y también sus sentimientos sobre estar entre la gente en este periodo en general.

“Me siento diferente cuando estoy lejos de la gente en las audiencias”, confesó, describiendo, “me gustaría volver a iniciar las audiencias generales lo antes posible. Esperemos que las condiciones sean las adecuadas, en esto sigo las normas de las autoridades. Ellas son las responsables y tienen la gracia de Dios para ayudarnos en esto, son las responsables de dar las normas. Nos guste o no, son las responsables y deben hacerlo así”.

“Ahora he vuelto a empezar con el Ángelus en la plaza, con las distancias se puede hacer. Existe la propuesta de pequeñas audiencias generales, pero no me he decidido hasta que se aclare el desarrollo de la situación. Después de estos meses de encierro, me sentí realmente un poco preso, este viaje ha sido para mí para revivir. Revivir porque es tocar a la Iglesia, tocar al pueblo santo de Dios, tocar a todos los pueblos”.´

Un sacerdote, sostuvo, se hace sacerdote para servir, al pueblo de Dios, al servicio del Santo Pueblo de Dios, no por otras razones. “El contacto con la gente nos salva”, remarcó. “Damos la Eucaristía, la predicación, nuestra función”, pero, agregó, “ellos nos dan la pertenencia. No olvidemos esta pertenencia al pueblo de Dios”.

¿Qué encontré en Iraq, en Qaraqosh? No me imaginaba las ruinas de Mosul, realmente no me las imaginaba… Sí, puede que haya visto cosas, puede que leí el libro, pero esto toca, es conmovedor. Lo que más me conmovió fue el testimonio de una madre de Qaraqosh.

El impacto del sufrimiento iraquí

Sobre Qaraqosh y Mosul, expuso, “no me imaginaba las ruinas de Mosul, realmente no me las imaginaba… Sí, puede que haya visto cosas (…) pero esto toca, es conmovedor”.

“Lo que más me conmovió fue el testimonio de una madre de Qaraqosh. Un sacerdote que conoce realmente la pobreza, el servicio, la penitencia, y una mujer que perdió a su hijo en los primeros atentados del Isis dieron su testimonio”. Ella y su llamado al perdón fue lo que más le impactó en Qaraqosh.

“De Mosul he dicho un poco ‘de pasada’ lo que sentí. Me detuve frente a la iglesia destruida, no tenía palabras. Increíble, increíble… No sólo esa iglesia sino también otras iglesias, incluso una mezquita destruida”. Lamentó estos deplorables ejemplos de la crueldad humana.

Miremos a África. Y con nuestra experiencia en Mosul, estas iglesias destruidas y todo lo demás, crea enemistad, guerra, y también el denominado Estado Islámico comienza a actuar de nuevo. Esto es algo malo, muy malo”.

“Una pregunta continuó, que me vino a la mente en la iglesia fue la siguiente: ¿pero quién vende las armas a estos destructores?  (…)¿Quién es el responsable?”. Y enfatizó la gravedad de este fenómeno.

Después de que el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, diera las gracias al Santo Padre tras haber dedicado una buena hora a las preguntas de los periodistas, Francisco deseó a los presentes un buen final de viaje y les pidió que rezaran por él, diciendo que tiene necesidad de las oraciones.