Hoy abordo un tema importantísimo: la conciencia. Pero, ¿sabes qué? Cuando hablamos de conciencia, casi lo primero que nos viene a la mente es la religión, especialmente la Iglesia Católica, el examen de conciencia, los santos. Sin embargo, quiero compartir algo diferente que dijo Cicerón antes de Cristo: «Para mí, mi conciencia es más importante que la opinión de los hombres». Ni siquiera menciona a Dios, a ningún santo, ninguna religión. Solo resalta que su conciencia es más importante que la opinión de los demás.
En otra carta, Cicerón escribió: «Escucha primero tu conciencia y después la opinión de los demás». Todos somos buenísimos para opinar: «Yo haría esto, yo haría lo otro, eso yo nunca lo haría», etc. Cuando alguien tiene un conflicto y no sabe qué hacer, siempre hay amigos, pésimos amigos o enemigos para opinar sobre qué debería hacer. Pues, ¿sabes qué? Primero mi conciencia.
De manera complementaria, Séneca, quien tampoco era un santo ni un religioso, sino un filósofo y pensador romano, dijo: «Vive con los hombres como si Dios te viese». Aquí sí menciona a Dios, pero está haciendo referencia clarísima a la conciencia. «Vive con los hombres como si Dios te viese; habla a Dios como si los hombres te oyeran». Aquí hay un tinte más religioso, pero el Dios en el que Séneca creía no es el Dios cristiano. Estamos hablando de Poseidón, Afrodita, y otros dioses de aquella cultura.
¿Qué significa «vive con los hombres como si Dios te viese»? Esto que voy a hacer o decir, ¿Dios podría estar aquí presente y aprobarlo? ¿Dios me podría sonreír y darme una palmada en el hombro diciendo «adelante»? Es crucial el papel de la conciencia. Siguiendo la conciencia, puedes equivocarte, ya que no tenemos una conciencia perfecta. Pero lo importante es seguirla y trabajar en crecer como personas, informar y formar nuestra conciencia.
Desde los 5, 6, 7 años, ya hay una vocecita en el interior que nos dice «no pegues, no grites, comparte tu lunch». Los niños pequeños, incluso antes de hablar bien, ya muestran conciencia. Por ejemplo, una niña de dos o tres años puede intentar consolar a un bebé llorando ofreciéndole su pelotita. La conciencia empieza a funcionar desde muy temprano.
En la vida adulta, tenemos problemas gravísimos con la conciencia y muchas veces hacemos lo contrario de lo que dijo Séneca. En lugar de vivir como si Dios nos viese, pensamos «qué bueno que nadie me está viendo, puedo hacer lo que quiera». En lugar de hablar a Dios como si los hombres nos oyeran, decimos «yo no rezo, no informo ni formo mi conciencia, no le pregunto a Dios qué debo hacer».
La conciencia es más importante que la opinión de los demás, del mundo, de las ideologías y de las modas. Vivir con los hombres como si Dios te viera implica no permitirnos ofender a otros. Pasemos la palabra, hagamos todo el bien que podamos y que Dios los bendiga siempre.
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