La Familia Vicenciana, se prepara para su 400° aniversario en abril de 2025 con diversas iniciativas. Entre ellas la restauración de la Maison Mère (casa madre) en París, que permitirá hospedar a personas y grupos que quieran ir en peregrinación para rezar ante las reliquias de su fundador, san Vicente de Paúl y de dos mártires del siglo XIX en China, que allí se encuentran.
Sin olvidar que a pocos pasos de allí está la Rue du Bac, donde se registraron las apariciones de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa a santa Catalina Labouré, vicenciana, novicia, de las Hijas de la Caridad, además de tantos monumentos y santuarios.
Una estructura a disposición de una congregación que tiene unos 4 millones de personas involucradas en obras de caridad hacia los más pobres, llevando adelante el impulso espiritual suscitado por San Vicente de Paúl en el año 1625.
Además se está trabajando para que “la Maison Mère” que, jurídicamente es de la Provincia de Francia, reciba un nuevo estatus: el de Casa madre de toda la congregación”
El superior de la Congregación de la Misión, el padre Tomaž Mavrič indicó en recientes declaraciones que la idea es convertir “la Maison Mère” en un centro de evangelización al que puedan acudir los peregrinos. Tras la restauración estarán a disposición unas 80 habitaciones para alojar a un centenar de personas.
Se encuentran dese cuartos individuales hasta cuartos cuádruples, también para personas con dificultad de movilidad.
El Superior General de la Congregación de la Misión, comentó este acontecimiento histórico:
«Queremos que la Casa Madre sea un lugar especial donde la gente se encuentre con San Vicente y conozca su camino de santidad. Al celebrar los 400 años de la Casa Madre, invitamos a todos a venir para rezar, descansar, estudiar y servir, encontrarse y reflexionar de manera que nosotros y toda la Familia Vicenciana, vivamos más plenamente la misión que san Vicente comenzó. Un lugar para festejar nuestros 400 años. Espero que nuestra Casa Madre se convierta en un hogar para todos los que la visiten».
Esto sin olvidar que la Congregación de la Misión envía cada año unos treinta misioneros a lugares remotos, cumpliendo con una promesa hecha la papa Francisco, que en un encuentro les dijo “mi corazón es Vicentino.
Y no solo en lugares lejanos, visto que hoy Europa es tierra de re-evangelización, un lugar de migraciones en donde es necesario ayudar a los nuevos llegados de diferentes países a integrarse.
Expansión que también sufre reveses, como en Rusia donde los misioneros vicentinos fueron expulsados por el gobierno de Putin (a excepción de las monjas de las Hijas de la Caridad).
Hoy los vicencianos están en muchas parroquias en las ciudades, con estructuras consolidadas si bien se apunta a los lugares más lejanos para ser “Iglesia en salida”.