La Iglesia en Venezuela, a través de las Comisiones pastorales de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) se han reunido, entre el 19 y 20 de octubre, para trazar los caminos de la sinodalidad a partir del análisis de la realidad del país, informa una nota de ADN CELAM, sistema informativo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
Además, se han vinculado 3 grandes procesos en ciernes: La II Asamblea Nacional de Pastoral, la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe y el Sínodo de la Sinodalidad.
Monseñor José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo y presidente del episcopado, en su discurso de apertura, señaló los grandes desafíos que la pandemia de COVID-19 ha traído, porque “ha tocado todas las instancias humanas y sociales de la realidad histórica”. “Venezuela se encuentra en medio de una crisis generalizada, profunda, con un cambio veloz hacia el deterioro, lo cual indica que ocurre desde lo material hasta los valores humanos, la espiritualidad y los aspectos psicológicos”, indicó el arzobispo.
Análisis de la realidad
Por su parte, monseñor Mario Moronta, obispo de San Cristóbal y primer vicepresidente de la CEV, realizó una síntesis de la realidad actual del país, en la que destacó aspectos positivos y negativos.
Según señala el prelado “se ha pasado de la ‘inmoralidad’ a la ‘amoralidad’, en la que se comienza a ver como normal y propio lo inmoral”. Todo ello lo ha puesto al tamiz de la interpretación bíblica.
Asimismo, lamenta que este desarraigo “permite dejarnos llevar por el conformismo” y “que los venezolanos se vean contrarios”, en tanto las soluciones no deben buscarse en liderazgos mesiánicos.
En medio de estas dificultades, Monseñor Moronta ha destacado que “no se puede ignorar el valor solidario que aún permanece intrínseco en los venezolanos; como ejemplo de ello presentó la generosidad mostrada en todo el país ante la inundación ocurrida en el Valle de Mocotíes en Mérida”.
Finalmente, destacó “el crecimiento de emprendimientos creativos, como una búsqueda de los venezolanos a producir e impulsar el desarrollo personal, de forma legal y moral”.
Protagonismo del laicado
Tras las intervenciones de los obispos, los participantes han puesto el foco en la necesidad de establecer una nueva visión de liderazgo “impulsado por la Iglesia, reconociendo además el liderazgo popular y el ejercido por los agentes de pastoral desde las bases”.
También han insistido “en la importancia de aplicar las reflexiones del Concilio Plenario de Venezuela y las orientaciones de la Doctrina Social de la Iglesia para la reconstrucción del tejido social del país, y de compartir las buenas obras a fin de ser promotores e de esperanza en los distintos actores de la sociedad”.
Al cierre, Monseñor Azuaje instó a “asumir que todos en el pueblo de Dios somos servidores”, donde el rol protagónico debe estar en el laicado “como una muestra del camino sinodal emprendido por la Iglesia en el país desde el Concilio Plenario de Venezuela”.