La peregrinación fue instituida en 1884 por el padre Santiago Machado, sacerdote venezolano de la diócesis de La Guaira, tras un viaje al famoso santuario de de Lourdes en Francia. Tony Pereira, fiel laico y miembro del comité organizativo de la romería, cuenta a la fundación internacional Aid to the Church in Need (ACN) los orígenes y la importancia de esta devoción.
Cada año, a inicios de febrero, el Parque el Ávila en Venezuela es escenario de una ruta insólita: centenares de personas acompañan la estatua de la Virgen de Lourdes llevada a hombros en procesión desde Puerta Caracas, en el distrito capital, hasta La Guaira. Es un recorrido de unos 20 kilómetros, por un sendero llamado el Camino de los Españoles, que sube por la montaña del Ávila, ascendiendo a más de 1.500 metros de altitud para luego descender hasta el nivel del mar.
La ruta pasa por 14 estaciones, que representan el vía crucis de Jesucristo. El destino final es la iglesia de san Sebastián en Maiquetía, donde hay una réplica de la gruta donde se apareció la Virgen de Lourdes. Allí se celebra una misa solemne en su honor.
Tony Pereira proviene de una familia muy cercana a la historia y orígenes de esta iniciativa: “Mi bisabuela fue parte de la organización de la primera peregrinación, y durante muchos años ella estuvo ayudando al padre Machado a realizarla. También mi tío Víctor dedicó muchos años a limpiar y despejar el camino, cerro arriba, para que pudiera pasar la imagen de nuestra Virgencita; y desde los 10 años, yo mismo le ayudaba llevándole agua y comida mientras él se quedaba en la montaña durante varios días”.
Tony ha estado realizando la peregrinación “desde que tenía tres meses de nacido, hay fotos de cuando me llevaban en brazos”, recuerda emocionado. “Me motiva el amor a la Virgen que me han enseñado mis familiares en la evocación de nuestra señora de Lourdes y agradezco a Dios que me permita acompañar a nuestra Virgencita del cielo en este peregrinar cada año.”
Una tradición que sigue adelante, a pesar de los desafíos
“Todo comenzó con el viaje del padre Santiago Florencio Oyarzábal Machado al santuario de Lourdes en 1882. Su impresión fue tal que, al regresar, construyó una réplica de la gruta en La Guaira, ayudado por miembros de la comunidad”, cuenta Pereira. “ Tengo 38 años formando parte de la organización y hoy puedo decir que el fervor es cada vez mayor, Dios mantiene viva en nosotros la llama de la fe y nos da fortaleza para hacer el recorrido“. Según cuenta se considera “la primera réplica de la imagen de Lourdes en América, traída cuando se cumplían 25 años de su aparición en Francia”.
La imagen fue bendecida el 8 de febrero de 1884. La devoción atrajo peregrinos de toda Venezuela, abarrotando las calles y colapsando los alojamientos. La afluencia fue tan grande que muchas personas tuvieron que dormir en la calle. Desde entonces esta tradición, que celebra su 140 aniversario, ha perdurado a pesar de los conflictos políticos y sociales o los desastres naturales que sufre el país. Fue cancelada solo dos veces durante los disturbios y saqueos en Caracas en 1935 y en 1989.
“En 2021, durante la covid, se llevó a la Virgen en un automóvil, con altavoces para que la gente pudiera salir al balcón y rezar”, cuenta padre José Martín Vegas, párroco de San Sebastián, a ACN. “En mis años como párroco he descubierto un sentido de pertenencia de este grupo organizador que ni cuando la tragedia de Vargas suspendió la peregrinación, a pesar de que la razón humana e institucional decía que no debíamos hacerla”, explica el sacerdote refiriéndose a la terrible Tragedia de Vargas, un terrible desastre natural que en 1999 ocasionó numerosas víctimas mortales debido a corrimientos de tierra e inundaciones.
Una devoción renueva la fe en Venezuela
A Pereira le motiva ver la devoción con que muchas personas le piden a la Virgen María que interceda ante Dios por ellos y por sus familiares: “Muchas personas se han acercado a mí para contarme favores concedidos por Nuestra Señora de Lourdes”. Cuenta casos de madres que no podían tener hijos y que, tras encomendarse a ella en la peregrinación, lograron concebir. “Algunas, emocionadas, me han presentado a sus hijos, contándome que antes pensaban que no podrían tenerlos, pero tras la peregrinación, se vieron bendecidas”.
También a él, la Virgen le ha ayudado a nivel personal pues la vida le ha dado golpes “bastante fuertes”. Nombra la muerte de sus padres, la enfermedad que sufre o la perdida de su hijo, que fue asesinado por un criminal. “Nuestra Virgencita de Lourdes me ha mantenido en pie todos estos años, y siempre me ha ayudado a superar todas estas dificultades”.
La celebración anual cuenta con la presencia del obispo de La Guaira, que desde 2013, es Mons. Raúl Biord. «Caminar por la montaña es el reflejo de la vida porque a veces hay subidas y otras veces bajadas. Es un símbolo de lo que somos como Iglesia, un pueblo que camina por senderos tortuosos y peligros”, dice a la fundación. “El cristiano peregrina con fe llevando a cuestas hambre, cansancio, agotamiento. También hay piedras traicioneras con que uno puede resbalarse y caerse, pero cuando uno se cae, se levanta y sigue. Llevamos a la Virgen a cuestas, también la vida hay que llevarla a cuesta a veces, es el peso de la vida, de los seres queridos y de los más pobres”, explica el obispo. “Pero lo más bonito es que en el camino se hacen amistades y así es la vida, nadie está solo, como ha recordado el Papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti”.