El Vaticano, a través de la Pontificia Academia para la Vida presentó una declaración el 24 de junio de 2022 en relación con la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, que modificó la posición jurídica Roe vs. Wade de 1973 sobre la cuestión del aborto,
El reciente fallo de 6 jueces contra 3 no convierte el aborto en ilegal en todo Estados Unidos, sino que reconoce que esa práctica no está recogida en la constitución y le devuelven a cada estado en derecho de legislar al respecto.
Se calcula que 26 de los 50 estados de la Unión Americana prohibirán el aborto o le pondrán severos candados a su práctica.
La Pontificia Academia para la Vida se une al comunicado ofrecido por los obispos de Estados Unidos, remitiendo a sus palabras: “Es un tiempo para sanar las heridas y reparar las divisiones sociales; es un tiempo para la reflexión razonada y el diálogo civil, y para unirse para construir una sociedad y una economía que apoye a los matrimonios y a las familias, y donde cada mujer tenga el apoyo y los recursos que necesita para traer a su hijo a este mundo con amor”.
Asimismo, la declaración del organismo Vaticano expresa que “el dictamen del Tribunal muestra cómo la cuestión del aborto sigue suscitando un acalorado debate. El hecho de que un gran país con una larga tradición democrática haya cambiado su posición sobre esta cuestión también interpela al mundo entero. No es justo que el problema se deje de lado sin una consideración global adecuada”.
“La protección y defensa de la vida humana no es una cuestión que pueda quedar confinada al ejercicio de los derechos individuales, sino que es un asunto de amplio calado social. Después de 50 años, es importante reabrir un debate no ideológico sobre el lugar que tiene la protección de la vida en una sociedad civil para preguntarnos qué tipo de convivencia y sociedad queremos construir”, añaden.
La nota indica que “se trata de desarrollar opciones políticas que promuevan condiciones de existencia a favor de la vida sin caer a priori en posiciones ideológicas. Esto significa también asegurar una educación sexual adecuada, garantizar una asistencia sanitaria accesible a todos y preparar medidas legislativas para proteger la familia y la maternidad, superando las desigualdades existentes”.
Asimismo, continúa, “necesitamos una asistencia sólida a las madres, a las parejas y al niño por nacer que implique a toda la comunidad, fomentando la posibilidad de que las madres con dificultades sigan adelante con el embarazo y confíen el niño a quienes puedan garantizar su crecimiento”.
Finalmente, remiten a las palabras de monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia de la Vida: “frente a una sociedad occidental que está perdiendo la pasión por la vida, este acto es una poderosa invitación a reflexionar juntos sobre la grave y urgente cuestión de la generatividad humana y las condiciones que la hacen posible; al elegir la vida, está en juego nuestra responsabilidad por el futuro de la humanidad”.