A lo largo del mes de agosto, 140 voluntarios de diferentes países europeos no olvidan a quienes se detienen a las puertas de nuestro continente huyendo de las guerras y la violencia
En la isla de Chipre, el #santegidiosummer ha comenzado junto a los refugiados del campo de Pournara, una zona industrial a unos veinte kilómetros de la capital, Nicosia. Creado a finales de 2019 para acoger a un máximo de 800 personas, ahora alberga a más de 2000, con las consecuencias imaginables en la calidad de vida en su interior.
Aquí, durante todo el mes de agosto -gracias también a la colaboración de las autoridades locales- se llevarán a cabo actividades de Sant’Egidio, en las que participarán unos 140 voluntarios de diferentes países europeos. El corazón de la presencia solidaria será la “Carpa de la Amistad”. En su refugio se ha instalado el “Restaurante Sant’Egidio”, casi un oasis en el desierto, en un lugar donde las temperaturas son muy altas en verano. Bajo la carpa, todos los días, cientos de refugiados son acogidos, se les ofrece buena comida y se conocen las historias de sus familias, en su mayoría procedentes de Asia y África, países como Siria y Afganistán, Camerún y Nigeria, atravesados por conflictos de diversa índole. También hay muchos menores no acompañados en la isla, para los que la Comunidad ha abierto recientemente una escuela de inglés e italiano.
De este modo, Sant’Egidio pretende no sólo mostrar su solidaridad con quienes han tenido que abandonar su patria, sino también recordar a las instituciones la necesidad de aumentar las vías legales de entrada de los refugiados, partiendo del modelo de los corredores humanitarios, que ya han conseguido acoger e iniciar en la integración a más de 5.000 personas en Italia y otros países europeos.
Roma, 2 de agosto de 2022