Los obispos de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), publican hoy, 14 de octubre de 2021, la declaración “Escuchar el grito de los pobres en el contexto del COVID-19 y su recuperación”, proponiendo algunas recomendaciones a la UE sobre cómo mejorar la lucha contra la pobreza en Europa.
La COMECE explica que, aunque la crisis de COVID-19 no ha creado una explosión de pobreza, si se observa una multiplicación de las situaciones de fragilidad que afectan a la vida de las personas, las familias y las comunidades en toda la Unión Europea.
Declaración y recomendaciones
La declaración “Escuchar el grito de los pobres en el contexto de la pandemia de COVID-19 y su recuperación” tiene como objetivo hacer un balance de las estrategias existentes en la UE para hacer frente a la pobreza, informar de las acciones de la Iglesia Católica en apoyo de las personas en situación de pobreza durante la actual pandemia de COVID-19, y llevar las recomendaciones de la Iglesia a la atención de las instituciones de la UE y sus líderes.
Las recomendaciones de la Comisión de Asuntos Sociales de la COMECE incluyen: a) reforzar la ayuda material y alimentaria en el marco de la financiación de la UE; b) medir mejor la pobreza que se ajuste a la realidad actual; c) facilitar el acceso a una vivienda asequible y digna; d) prevenir mejor el sobreendeudamiento; e) promover el trabajo digno, la educación de calidad y la solidaridad.
“Toda reflexión y acción en materia de lucha contra la pobreza, debe tener como objetivo reducir la marginación y potenciar una inclusión más integral, es decir, la participación económica, social y política”, declara Mons. Hérouard.
Atención a causas estructurales de la pobreza
Como se refleja en el Plan de Acción de la Comisión Europea sobre el Pilar Europeo de Derechos Sociales, la lucha contra la pobreza es una de las principales prioridades sociales de la UE. Sin embargo, “hay que hacer más para medir y abordar las nuevas formas de pobreza y promover remedios creativos a las causas estructurales de la pobreza”, afirma Mons. Antoine Hérouard, presidente de la Comisión de Asuntos Sociales de la COMECE. “Debemos aspirar a reducir la marginación y potenciar una inclusión más integral”, añade.
La declaración de la COMECE denuncia el aumento de la pobreza laboral en la última década, y la preocupante situación de muchos trabajadores, que no se benefician de condiciones laborales dignas o no ven valorado su trabajo. Con el aumento de los niveles de pobreza en toda Europa, la COMECE pide a la UE y a sus Estados miembros “que reconozcan mejor el enfoque multidimensional de la pobreza para no dejar a nadie atrás”.
Durante la pandemia del COVID-19, la Iglesia católica prestó apoyo espiritual y material a las personas en situación de pobreza, satisfaciendo sus necesidades más apremiantes. De este modo, la declaración de la COMECE recoge ejemplos de “buenas prácticas” puestas en marcha en diferentes lugares de Europa a través de diversas instituciones y con el apoyo de diferentes redes de Cáritas y de colaboradores nacionales, regionales o locales.