El pasado 15 de marzo, el Congreso peruano marcó un hito trascendental en su historia legislativa al aprobar, por una abrumadora mayoría, el Proyecto de Ley 1520/2021-CR, una ley destinada a salvaguardar la vida y el bienestar de la mujer gestante, su hijo por nacer y todo su entorno familiar, incluido el padre. Con 87 votos a favor, 7 abstenciones y 18 en contra, esta decisión resalta el compromiso del Perú con sus valores fundamentales, arraigados en principios cristianos y en el reconocimiento del derecho a la vida como piedra angular, tal como se consagra en la Constitución.
El camino hacia esta hazaña legislativa ha sido una travesía ardua y llena de obstáculos. Iniciado el 24 de marzo de 2022 por la congresista Rosangella Barbarán del partido Fuerza Popular, el proyecto se presentó en vísperas del Día del Niño por Nacer. A pesar de los cuatro meses que transcurrieron desde su presentación hasta su aprobación por la Comisión de la Mujer y Familia, con solo un voto en contra, la congresista Ruth Luque, el trayecto estaba lejos de ser fácil.
Desde ese momento, una campaña de difamación y ataques mediáticos, tanto internos como externos, se desató contra la congresista Barbarán, proveniente de grupos que se autoproclaman defensores de los derechos de la mujer, pero abrazan posturas abortistas. Sus esfuerzos por socavar el proyecto y desacreditar a sus defensores fueron constantes, reflejando una lucha entre los defensores del primer derecho humano contra la ideología antivida, que alcanzó su punto álgido durante la sesión del 15 de septiembre de 2023 en el Congreso.
En esta sesión, los detractores del proyecto desplegaron todas sus armas retóricas, enfocando sus críticas en la supuesta amenaza que representaba para el derecho al aborto terapéutico. Sin embargo, la solidez del proyecto y el respaldo de la mayoría parlamentaria fueron evidentes. A pesar de los intentos de desviar su curso, el proyecto continuó su camino hacia la aprobación, demostrando la determinación de aquellos comprometidos con la protección de la vida desde su concepción.
El retorno triunfal del proyecto en marzo de 2024 no solo significó la resurrección de una iniciativa legislativa vital, sino también la consolidación de un compromiso indeleble con la protección de los más vulnerables. La reintroducción del proyecto contó con el apoyo renovado de congresistas provida como Milagros Jauregui, actual presidenta de la Comisión de la Mujer y Familia, Alejandro Muñante, Mery Infantes, y muchos más, cuyo esfuerzo colectivo finalmente cristalizó en la aprobación de la ley.
Los beneficios de esta ley son innegables y trascienden las fronteras de lo meramente legislativo. En primer lugar, otorga al bebé en el vientre el derecho fundamental a nacer en condiciones que garanticen su supervivencia y desarrollo integral, reafirmando así el compromiso del Estado peruano con el respeto y la protección de la vida desde su concepción. Además, establece una obligación inequívoca para todos los funcionarios públicos de proteger tanto a la madre gestante como al niño o niña por nacer, asegurando que su derecho a venir al mundo se resguarde en todo momento.
La ley también cierra de manera contundente la puerta a cualquier intento de justificar el aborto en el Perú bajo pretextos, como el llamado «aborto terapéutico» o la supuesta prioridad de la vida y la salud de la madre sobre la del concebido. Al reconocer y proteger las dos vidas involucradas en el proceso de gestación, el Congreso peruano ha enviado un mensaje claro y contundente sobre su compromiso con la defensa de la vida y la dignidad humana.
En este contexto, es justo reconocer y felicitar a la congresista Rosangella Barbarán, así como a todos los congresistas que respaldaron esta ley histórica. Su valentía, compromiso y determinación han allanado el camino para un futuro más justo y humano en el Perú, donde el derecho a la vida sea respetado y protegido desde el momento mismo de su concepción.
En última instancia, la aprobación del Proyecto de Ley 1520/2021-CR representa no solo una victoria legislativa, sino un triunfo moral y humano que enaltece los valores fundamentales de la sociedad peruana. Es un recordatorio enérgico de que, en la defensa de la vida, no hay espacio para la indiferencia ni la complacencia, sino solo para el compromiso firme y la solidaridad inquebrantable con los más vulnerables de nuestra sociedad.
Aunque el texto de la ley especifica que «Sus disposiciones no se contraponen ni colisionan con lo dispuesto en el artículo 119 del Decreto Legislativo 635, Código Penal, respecto al aborto terapéutico», el enfoque que promueve el Proyecto de Ley 1520/2021-CR sigue siendo una importante defensa de la vida humana desde el momento mismo de la concepción. Mientras el parlamento francés opta por aprobar el aborto como un derecho constitucional, el Congreso del Perú, en concordancia con su Constitución, reafirma su compromiso con la protección tanto del niño por nacer como de su madre.
El contraste entre las decisiones legislativas de diferentes naciones es revelador. Mientras Europa enfrenta una crisis demográfica marcada por una disminución poblacional y una pirámide de edad invertida, el Perú opta por fortalecer los cimientos de una sociedad que valora la vida en todas sus etapas. En un mundo donde la inmigración masiva se convierte en una estrategia para contrarrestar la falta de población económicamente activa y pueblos enteros se enfrentan al peligro de la extinción, las acciones del Congreso peruano son un faro de esperanza para aquellos que defienden la dignidad y el valor intrínseco de cada ser humano.
A medida que nos acercamos al 25 de marzo, Día del Niño por Nacer, esta noticia representa más que un simple hito legislativo. Es un recordatorio poderoso de que la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado, como señala el artículo 1º de la Constitución Política del Perú.
En un mundo que a menudo parece haber perdido de vista el valor sagrado de la vida humana, la decisión del Congreso peruano es un faro de esperanza y un llamado a la acción para todas las naciones que buscan construir un futuro basado en el respeto, la dignidad y la solidaridad. Es un momento para celebrar, no solo en el Perú, sino en todo el mundo, como un recordatorio de que, incluso en tiempos de desafíos y controversias, la defensa de la vida sigue siendo una causa digna y noble que merece nuestro compromiso más profundo y sincero.