Una actividad para conocer mejor a tus hijos y fortalecer la familia

Descubre una nueva forma de dialogar y fortalecer el vínculo familiar

En la vida cotidiana, muchas veces nos cuesta encontrar momentos para hablar con nuestros hijos y conocer realmente lo que sienten, piensan y experimentan. Entre la escuela, las tareas y las pantallas, las conversaciones profundas pueden quedar en un segundo plano. Sin embargo, existe una manera sencilla y divertida de conectar con ellos: un juego llamado «Encuentra la Mentira».

Un juego para descubrir más sobre su mundo

Este juego puede realizarse durante la comida, en el trayecto del colegio a casa o en cualquier momento en que la familia esté reunida. La dinámica es simple: cada miembro de la familia debe contar tres cosas sobre su día: dos son verdaderas y una es falsa. Los demás deben adivinar cuál es la mentira.

Puede parecer un juego inocente, pero en realidad es una poderosa herramienta para fomentar la comunicación. No solo permite conocer los momentos más importantes de la jornada de nuestros hijos, sino que también puede revelar sus anhelos, miedos y preocupaciones, aquellos aspectos que a veces les cuesta expresar directamente.

Más que un juego: una oportunidad para fortalecer vínculos

Además de ayudar a los padres a conocer mejor a sus hijos, este juego también permite que ellos comprendan mejor a los adultos. Al compartir sus propias experiencias, mamá y papá pueden mostrarles que también tienen días difíciles, momentos de alegría y situaciones que los desafían. Esto fomenta la empatía y la comprensión mutua, generando un ambiente de confianza en la familia.

Las relaciones humanas, al igual que las matemáticas, se vuelven más fáciles cuando las comprendemos. Cuando conocemos el porqué de ciertas actitudes o reacciones, podemos responder con más paciencia, cariño y apoyo. En última instancia, cuanto más nos conocemos, más nos comprendemos, y cuanto más nos comprendemos, más nos queremos.

Un momento de conexión con Dios al final del día

Así como este juego ayuda a fortalecer los lazos familiares, también puede ser una inspiración para nuestra relación con Dios. Al terminar el día, podemos reservar unos minutos para hablar con Él y compartir nuestros mejores y peores momentos, como lo haríamos con un buen amigo o con nuestros seres queridos.


Una rutina sencilla antes de dormir puede incluir tres pasos clave:

  1. Agradecer: Dar gracias por lo bueno y lo malo, por todo lo que nos ha ayudado a crecer.
  2. Reflexionar: Hacer un breve examen de conciencia sobre lo que podríamos haber hecho mejor.
  3. Compartir con Dios: Contarle a nuestro Padre celestial lo más importante del día y confiar en su amor y misericordia.

Cuando tratamos más con Dios, lo conocemos mejor y lo amamos más, del mismo modo que ocurre con nuestras relaciones familiares. No dejemos que el ritmo acelerado de la vida nos prive de estas oportunidades de conexión, tanto con nuestros hijos como con nuestro Creador.

Un pequeño cambio con un gran impacto

Incorporar esta actividad en la rutina familiar puede hacer una gran diferencia en la comunicación y en la unión entre padres e hijos. Además, nos recuerda que Dios también desea escuchar lo que tenemos para contarle cada día. ¿Por qué no empezar hoy mismo?