Un Compromiso con los Pobres en la Jornada Mundial de los Pobres

Bajo la Columnata de San Pedro

En el marco de la VIII Jornada Mundial de los Pobres, el Ambulatorio «Madre de la Misericordia», vinculado al Dicasterio para el Servicio de la Caridad, abre sus puertas para ofrecer atención médica gratuita a quienes más lo necesitan. Desde el 11 de noviembre hasta el 17 de noviembre, el ambulatorio, situado bajo la columnata de San Pedro, garantizará atención médica, medicamentos y asistencia a aquellos que no cuentan con acceso a la salud, con el objetivo de responder al llamado de la Iglesia a cuidar de los más vulnerables.

Con un horario continuo de 8:00 a 17:00 horas, un equipo de 46 médicos, 8 enfermeras y 10 voluntarios ofrecerá sus servicios para realizar exámenes médicos generales y especializados, curas, análisis de sangre, vacunas contra la gripe, y distribuir los medicamentos necesarios, sin pedir ningún tipo de documento o identificación. La atención está abierta a todos, especialmente a aquellos sin acceso a sistemas de salud, sin papeles y en situación de fragilidad.

Este esfuerzo forma parte de la Semana de la Caridad, un conjunto de iniciativas del Dicasterio para el Servicio de la Caridad que tiene como fin ofrecer una respuesta concreta a las necesidades de los más desfavorecidos. En esta edición, el Ambulatorio se enriquece con la presencia de médicos especialistas en 18 campos diferentes, que permitirán la realización de consultas y tratamientos sin necesidad de cita previa. Entre las especialidades disponibles se incluyen cardiología, ortopedia, ginecología, neumología, dermatología, oftalmología y muchas más.


El mensaje central de la Jornada Mundial de los Pobres, «La oración de los pobres sube hasta Dios», nos invita a reflexionar sobre la cercanía de Dios con los más necesitados. El Papa Francisco, en su mensaje para esta jornada, nos recuerda que la pobreza no solo se encuentra en la escasez material, sino también en el sufrimiento humano, el cual puede ser redimido a través de la oración y la solidaridad. La Jornada busca no solo aliviar las necesidades físicas, sino también ofrecer a los pobres un espacio donde su sufrimiento sea reconocido y acompañado por la comunidad.

Este esfuerzo por proporcionar cuidados médicos, acompañado de la oración, es un claro reflejo del amor fraterno que la Iglesia promueve. Como subraya el Papa Francisco, acercarse a los pobres nos permite madurar en nuestra fe y en nuestra capacidad de compartir el sufrimiento de los demás, experimentando la verdadera fraternidad cristiana. La humildad y la solidaridad nos hacen más cercanos a Cristo y, por ende, a los «amados de Dios».

La Jornada culminará con la Misa que el Papa Francisco presidirá el domingo 17 de noviembre en la Basílica de San Pedro, invitando a todos los fieles a unirse en oración por los más pobres, aquellos cuya voz a menudo no es escuchada, pero que encuentran en la Iglesia un refugio de esperanza y ayuda concreta.