Primer día en Ukerewe beach. Despertares a las 7 de la mañana sin nada de viento. Primera visión de mi día: Estela mi amiga del alma y yo envueltas en dos mosquiteras con regalito mañanero «aka» una pequeña cucaracha en la zona frontal de mi mosquitera. Primera reacción de mi cuerpo: lanzársela a mi amiga. Estela grita.
Abrir la puerta de nuestra casa aquí día a día es un regalo. El ruido de las olas, la paz que transmite un horizonte sin fin. Creo que este destino va a ser muy especial por muchas cosas. En Tabora nos olvidamos mucho de la vida de Madrid, Pamplona o Sevilla. Pero realmente no nos parábamos a pensar en todo lo que estamos viviendo. Aquí es la primera vez que veo a la gente leer, hablar tranquilamente y frenar el ritmo frenético de los días anteriores. Este hogar transmite una calma increíble y creo que es un buen momento para pararnos a reflexionar todo lo vivido.
Nuestro día empieza con un amanecer de los que solo se ven aquí. Algunos valientes se atreven a probar el avivado lago de las 7 de la mañana. Desayunamos y comienza nuestra nueva vida en esta pequeña isla. Pinturas de cara en mano y cabezas llenas de imaginación nos dividimos en varios grupos para acompañar a los niños del cole en su mañana. Ya establecidos en nuestra clase, Sagar, Guille y yo empezamos jugando al ahorcado, chuchua, estatuas. A pesar de nuestros intentos como profesores, los niños ya nos llevaban una buena delantera: se sabían el abecedario de memoria (a Sagar se le atrancaba alguna letra), podían contar hasta 100 sin ningún problema e incluso sumar varias cifras. Después salimos fuera y nos volvimos artistas, sobre todo Guille, que consiguió hacer felices a muchos niñas utilizando su cara como lienzo para pintarlas de mariposas y princesas.
De vuelta a nuestra pequeña aldea, nos esperaba una tarde playera de risas, baños, reflexiones que nos emocionaron a todos y música de parte de Dj Vos. Pero ojo padres, no os imaginéis con esto una tarde en nuestro sitio familiar de veraneo. Neumáticos como flotadores y sesiones de peluquería en el lago Victoria con temperatura regulada. Además de clases de natación particulares.
Por la noche nos toco a Rafa y a mi cocinar la cena. Cuando estábamos ayudando a hacer las reglamentarias patatas fritas de todos los días Rafa me dijo: ¿y si hacemos tortilla? No sabíamos en lo que nos estábamos metiendo. Cocinar una tortilla de patatas estilo Casa Dani en un fuego tanzano comunicándonos en suajili no fue nada fácil. Hubo muchos momentos de estrés sobre todo cuando tuvimos que explicarles cómo había que darle la vuelta. Pero finalmente salió todo bien y pudimos probar un poco de España en África.
Después de una araña gigante catapultándose desde el techo y un poco de aracnofobia, nos sentamos todos al fuego para hacer una dinámica sobre el perdón que consistía en plantear una situación en concreto y situarse en una de las siguientes posiciones: perdono y olvido, perdono pero no olvido y no perdono. Hablamos de lo que significaba el perdón para nosotros y como vivíamos cada uno nuestras relaciones con la gente que queremos y la importancia de saber perdonar.
Me gustó mucho una reflexión en concreto en la que hablamos de cómo hay que perdonar con la mente y el corazón. Porque para que tu cabeza pueda perdonar tu interior tiene que estar en paz. Como con la boca hablamos la mente y con los ojos hablamos el corazón y que la verdad esta en nuestra mirada.
Gracias padres por hacer esto posible y hacernos tan felices,
Natalia L.-N.