Julio Tudela y Ester Bosch, del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, ofrecen este artículo titulado “Transexualidad y deporte: Conflictos no resueltos”.
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Lia Thomas, la nadadora transexual de 22 años, sigue teniendo ventaja respecto a sus rivales, aunque tome supresores de testosterona. Según afirman los médicos, aunque esté medicándose sigue teniendo una clara ventaja competitiva con respecto a las nadadoras contra las que compite.
Thomas está arrasando en los campeonatos de natación en los que participa a nivel universitario y se espera que si llega a la categoría profesional ocurra lo mismo. De todas formas, su futuro en las competiciones es incierto y hay una gran división de opiniones respecto a su presencia en competiciones femeninas.
Por un lado, las mujeres que luchan por su derecho a competir en ligas colegiales, universitarias y profesionales están totalmente en contra de su presencia, y por otro, hay un movimiento que pretende que se permita a las atletas trans competir con las identidades de género que han elegido.
Su presencia en campeonatos universitarios obligó a la Asociación Nacional de Atletas Universitarios (NCAA) a establecer un máximo de testosterona en sangre como baremo para considerar a una mujer admisible en competiciones femeninas. Aunque desde entonces Thomas se está medicando con supresores de testosterona, sigue teniendo una ventaja evidente respecto a sus rivales.
Sebastian Coe, campeón olímpico y director de World Athletics ha declarado que las diferencias biológicas son ineludibles: “el género no puede sobrepasar a la biología”.
Tras una reunión con las mujeres de la Universidad de Princeton, que mostraron su preocupación por la presencia de Thomas en competiciones femeninas, Robin Harris, la directora de la conferencia atlética de la Ivy League, que se ha posicionado a favor de Lia Thomas, ha declarado que no va a cambiar la normativa a mitad de la competición y además las ha llamado tránsfobas.
Muchos activistas por los derechos de las personas trans dicen que las expresiones “mujer biológica” y “hombre biológico” son transfóbicas e insisten en que la biología y la identidad de género son en gran medida constructos sociales. Además, intentan silenciar a los que no opinan como ellos.
La gran tenista Martina Navratilova, abanderada de las causas liberales y lésbicas argumenta que las atletas transgénero poseen ventajas biológicas insuperables. “Jugué contra mujeres más altas, jugué contra mujeres más fuertes y les gané a todas. Pero si me enfrento al equivalente masculino de Lia en el tenis, eso es biología. No habría tenido oportunidad. Y me hubiera puesto furiosa.
La mitad del equipo de la Universidad de Pensilvania, con el que compite Lia Thomas envió una carta a la escuela, publicada por un abogado, diciendo que la nadadora tenía “una ventaja injusta”.
Los récords de los nadadores masculinos adultos de élite son de promedio un 10% más rápidos que los récords de las nadadoras femeninas, una ventaja que se ha mantenido durante décadas, y que debe atribuirse a los altos niveles de testosterona de los hombres y sus consecuencias sobre la masa muscular y las aptitudes físicas..
Cuando un atleta masculino hace la transición al género femenino, la Asociación Atlética Universitaria Nacional, requiere un año de terapia de supresión hormonal para reducir los niveles de testosterona. Pero los estudios científicos muestran que, incluso tras la supresión de testosterona, las mujeres trans conservan una ventaja sustancial cuando compiten contra mujeres biológicas, dado que el desarrollo fisiológico que les confiere el ser varones se mantiene en gran medida aun reduciendo temporalmente sus niveles de testosterona.
Valoración bioética
Como en otras muchas cuestiones, obviar la biología y atribuir la identidad personal exclusivamente al deseo o la propia percepción es traicionar la realidad. La confusión sexo-género que promueve la ideología de género, pretende ignorar la naturaleza sexuada determinada desde la fecundación, que se mantendrá inalterada durante toda la vida y que determina desarrollos abiertamente diferentes en varones y mujeres, que comprenden aspectos anatómicos, fisiológicos, endocrinos y neurológicos, que dirigen a los dos sexos hacia formas diferentes de ser con vocación complementaria. De forma que son precisamente estas enormes diferencias las que garantizan, entre otras cosas, la supervivencia de la especie a través de la reproducción sexual.
Pretender cancelar los sexos supone negar la naturaleza humana. Y llegados a este punto, ocurren cosas como la que nos ocupa, donde la evidencia resulta aplastante mostrando estas diferencias ligadas al sexo, que resultan muy enriquecedoras no solo a nivel biológico -reproducción- sino como promotoras de la relación humana, basada en la diferencia complementaria.
Ester Bosch
Julio Tudela
Observatorio de Bioética
Instituto Ciencias de la Vida
Universidad Católica de Valencia