Solo Dios basta, también para la gestión ética de las empresas

La acción ética del dirigente de empresa católico es una acción personal que nace de su relación con Dios

Organizadas por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y su obra la Fundación CEU, los días 17, 18 y 19 de octubre de 2023 tuvieron lugar, bajo el lema “Ética profesional y coherencia de vida”, las VI Jornadas Católicos y Vida Pública de Málaga.

Representando a Acción Social Empresarial (ASE), el día 17 participé, junto a dos destacados empresarios malagueños, en la mesa redonda “Ética en la empresa” moderada por Agustín Domingo Moratalla.

Las siguientes líneas recogen mis reflexiones y los principales argumentos de mi intervención, que pretendía destacar el elemento personal de la ética en la empresa y la vigencia, también en el ámbito de los negocios, de la metodología del Ver, una realidad cambiante y multiforme, Juzgar, discerniendo a la luz de Cristo, y Actuar en consecuencia, con vocación de servicio.

Se viene entendiendo por ética de la empresa el conjunto de normas, principios y valores que rigen la actuación de la empresa en sus relaciones tanto internas como externas. Pero, ¿quién establece estos criterios de comportamiento empresarial? Personas.

Por ello, el logro del comportamiento ético de una empresa es inviable sin el enraizamiento ético de las personas que la componen. En última instancia, la ética de la empresa es la ética de las personas que la integran, que se extiende a la comunidad que se constituye.

La ética de la empresa depende sustancialmente de cómo actúan sus dirigentes, que deben armonizar las demandas de la empresa, esto es, el dilema moral ¿que voy a hacer para cumplir los objetivos empresariales?, con los principios ético-morales que, para los católicos, están iluminados por el Evangelio. Así, la acción ética del dirigente de empresa católico es una acción personal que nace de su relación con Dios.


De esta forma, al empresario y dirigente de empresa católico debe pasar de una gestión con valores a una gestión con virtudes, entre las que destaquen la prudencia, la templanza y la fortaleza, sustentada en una dirección humanista, que armonice la necesaria eficiencia empresarial con la calidad humana en la organización, fundamentada en dos principios éticos inmutables como son la dignidad humana (la persona, Imago Dei, siempre en el centro) y el bien común.

Los códigos éticos, los manuales de buen gobierno corporativo, los comités éticos, los ODS, y las auditorias éticas, entre otras, son herramientas útiles para la aplicación de la ética en la empresa, pero son medios mudables, que dependen de la moral dominante en cada tiempo y lugar, por ello, para los empresarios y dirigentes católicos,  solo serán verdaderamente orientadores si están inspirados en el Evangelio o son reflejo de las enseñanzas sociales de la Iglesia.

En realidad, solo la palabra de Dios, revelada en el Evangelio, basta  para orientar el comportamiento ético de los católicos en la empresa y resolver los dilemas morales que se plantean en su seno.

El acompañamiento, la vida en comunidad y la formación en Doctrina Social de la Iglesia son, para los empresarios y directivos católicos, fundamentales para enfrentarse a la epidemia de la vida dividida que asola los albores del siglo XXI; porque al final, como nos dice San Mateo, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero sí pierde su alma?

Carlos Jiménez Muñoz es vicepresidente de Acción Social Empresarial