Sínodo, súplica por la paz: Que la humanidad forme una sola familia sin guerras

La oración de la mañana, antes de los trabajos, del cardenal Louis Raphaël Sako y de la presidenta de los Focolares, Margaret Karram

En la mañana de este 12 de octubre en el Aula Pablo VI del Vaticano, antes de iniciar los trabajos en el Sínodo, el Patriarca Sako, Arzobispo de Bagdad, ha invitado a rezar “por la paz en el mundo, especialmente en Tierra Santa, pero también en Ucrania”. En las palabras del Patriarca también la violencia en Irak, en Irán, en el Líbano. “La gente espera con gran esperanza vivir con dignidad y fraternidad y no siempre con miedo y preocupación. Solidaridad – ha dicho – significa también solidaridad con todos los que tienen miedo y sufren”.

Margaret Karram, presidenta del Movimiento de los Focolares, pronunció la oración pidiendo “por Tierra Santa, por el pueblo de Israel y de Palestina que está bajo las garras de una violencia inaudita, por las víctimas, especialmente los niños, por los heridos, por los rehenes, por los desaparecidos y sus familias”.


“En estas horas de angustia y de suspensión, unimos – dijo – nuestra voz a la del Papa y a la oración coral de cuantos en todo el mundo imploran la paz. Recordamos también a los demás países de Oriente Medio y a todos los países en guerra que viven en el terror y la destrucción. Ayúdanos, Señor, a comprometernos en la construcción de un mundo fraterno para que estos pueblos y todos los que se encuentran en las mismas condiciones de conflicto de inestabilidad y de violencia encuentren el camino del respeto de los derechos humanos donde la justicia, el diálogo y la reconciliación son los instrumentos indispensables para construir la paz”.

Por último, la bendición final del Patriarca de los Caldeos y su oración a Dios: «Oh Dios, que te preocupas por todos, haz que toda la humanidad, que tiene un mismo origen en ti, forme una sola familia, sin violencia, sin guerras absurdas y con espíritu fraterno viva unida en paz y concordia por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que es Dios, vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos».