Exaudi ofrece el siguiente artículo que ofrece algunas preguntas y respuestas que pueden surgir sobre el Sínodo sobre Sinodalidad, en curso desde 2021 hasta 2023.
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El camino sinodal del Sínodo “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión” fue inaugurado por el Papa Francisco en el Vaticano el pasado fin de semana, 9 y 10 de octubre de 2021, y en las iglesias particulares de todo el mundo arrancó la fase diocesana el domingo 17 de octubre.
Desde sus orígenes, la Iglesia ha convocado al Pueblo de Dios en sínodos para el discernimiento de su misión en momentos concreto de su historia. A partir del Concilio Vaticano II, con el papa Pablo VI y en respuesta a los deseos de los padres del Concilio para mantener vivo el espíritu de colegialidad, se restauró la figura del Sínodo de los Obispos, asamblea de los obispos con el objetivo de discernir y dialogar sobre diversas situaciones del presente o sobre la misión de la Iglesia en los diversos lugares.
A continuación, siguen algunas preguntas y respuestas para conocer mejor la convocatoria sinodal actual del Santo Padre extraídas de la página web de laicos de la Conferencia Episcopal Española.
¿Qué significa “Sínodo”?
‘Sínodo’ es una palabra antigua muy venerada por la Tradición de la Iglesia, que expresa el camino que recorren juntos todos los miembros del Pueblo de Dios. Se refiere al Señor Jesús que se presenta a sí mismo como “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6), y al hecho de que los cristianos, sus seguidores, en su origen fueron llamados “los discípulos del camino” (cfr. He 9,2; 19,9.23; 22,4; 24,14.22).
La sinodalidad es el estilo peculiar que califica la vida y la misión de la Iglesia expresando su naturaleza. Es el caminar juntos y el reunirse en asamblea del Pueblo de Dios, que es convocado por el Jesús con la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio. Debe expresarse en el modo ordinario de vivir y obrar de la Iglesia.
En el momento actual el sínodo es un proceso de escucha al Pueblo de Dios, diálogo y discernimiento para aclarar la voluntad de Dios para su Pueblo. La Iglesia inicia ahora un proceso sinodal, que culminará en octubre de 2023, que convoca al Pueblo de Dios para discernir sobre la sinodalidad en la Iglesia.
¿De qué va este sínodo?
Al convocar este Sínodo, el Papa Francisco invita a toda la Iglesia a reflexionar sobre un tema decisivo para su vida y su misión: El camino de la sinodalidad. Este es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio.
En el fondo se trata de continuar la senda de la renovación de la Iglesia propuesta por el Concilio Vaticano II, este camino común es, a la vez, un don y una tarea. Al reflexionar juntos sobre el camino recorrido hasta ahora, los distintos miembros de la Iglesia podrán:
– aprender de las experiencias y perspectivas de los demás, guiados por el Espíritu Santo.
– discernir los procesos para buscar la voluntad de Dios, iluminados por la Palabra de Dios y unidos en la oración
– seguir los caminos a los que Dios nos llama, hacia una comunión más profunda, una participación más plena y una mayor apertura para cumplir nuestra misión en el mundo.
¿Cuál es el tema?
El tema del Sínodo es “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. Las tres dimensiones del tema son la comunión, la participación y la misión. Estas tres dimensiones están profundamente interrelacionadas. Son los pilares vitales de una Iglesia sinodal. No hay un orden jerárquico entre ellas. Más bien, cada una enriquece y orienta a las otras dos. Existe una relación dinámica que debe articularse teniendo en cuenta los tres términos.
¿Qué significa el lema “Por una Iglesia Sinodal: ¿Comunión, participación, misión”?
Comunión: Dios reúne nuestros pueblos distintos, pero con una misma fe, mediante la alianza establecida por Jesucristo. Es él quien nos reconcilia con el Padre y nos une entre nosotros en el Espíritu Santo. Todos unidos nos inspiramos en la escucha de la Palabra de Dios, a través de la Tradición de la Iglesia, y nos apoyamos en el sensus fidei que compartimos. Cada uno tenemos un rol que desempeñar en el discernimiento y la vivencia de la llamada de Dios a su pueblo.
Participación: El sínodo implica una llamada a la participación de todos los que pertenecen al Pueblo de Dios -laicos, consagrados y ordenados- para que se comprometan en el ejercicio de la escucha profunda y respetuosa de los demás. Esta actitud crea un espacio para escuchar juntos al Espíritu Santo y guía nuestras aspiraciones en beneficio de la Iglesia. Todos los fieles están cualificados y llamados a servirse recíprocamente a través de los dones que cada uno ha recibido del Espíritu Santo. En una Iglesia sinodal, toda la comunidad, en la libre y rica diversidad de sus miembros, está llamada a rezar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y aconsejar para tomar decisiones pastorales que correspondan lo más posible a la voluntad de Dios. Es imprescindible hacer esfuerzos sinceros para asegurar la inclusión de los que están en los márgenes o se sienten excluidos de la Iglesia.
Misión: La Iglesia existe para evangelizar. Nunca podemos concentrarnos en nosotros mismos. Nuestra misión es testimoniar el amor de Dios en medio de toda la familia humana. Este Proceso Sinodal tiene una profunda dimensión misionera. Su objetivo es permitir a la Iglesia que pueda testimoniar mejor el Evangelio, especialmente con aquellos que viven en las periferias espirituales, sociales, económicas, políticas, geográficas y existenciales de nuestro mundo. De este modo, la sinodalidad es un camino a través del cual la Iglesia puede cumplir con más fruto su misión de evangelización en el mundo, como levadura al servicio de la llegada del Reino de Dios.
¿Qué fases tiene el sínodo?
Este sínodo se estructura en 3 fases: una diocesana, una continental y una final, en la que participan obispos de la Iglesia universal.
¿Cuándo comienza y cómo se participa en la fase diocesana?
La primera fase del Proceso Sinodal es una fase de escucha en las Iglesias locales. Después de una celebración de apertura en Roma, el sábado 9 de octubre de 2021, la fase diocesana del Sínodo comenzará el domingo 17 de octubre de 2021 en todas las diócesis españolas.
En el caso de España, en cada diócesis hay una persona o equipo de contacto para dirigir la fase diocesana, que se prolonga hasta marzo de 2022. La persona o el equipo de referencia es también el enlace entre la diócesis y las parroquias, así como entre la diócesis y la conferencia episcopal.
Con la ayuda del responsable diocesano, cada parroquia o en cada comunidad cristiana forma uno o varios grupos de personas, representativos de la Iglesia en ese lugar. El objetivo es que en esos grupos participen las personas más comprometidas con el día a día de la comunidad, las personas que participan esporádicamente y también las personas que, siendo bautizadas, se sienten alejadas o marginadas de la vida de la Iglesia.
Esos grupos, dirigidos por un responsable, realizan sus reuniones, con una periodicidad establecida, y dialogan sobre el documento de trabajo, propuesto por la Secretaría General del Sínodo. Al acabar todas sus reuniones elaboran una síntesis de las aportaciones que quieren realizar y la envían al equipo de referencia en la diócesis.
El equipo de referencia reúne todas las aportaciones y elabora una síntesis de diez folios que presenta en una reunión final y celebración de la experiencia sinodal en las diócesis y que se celebrará al final de marzo de 2022. El resultado de su trabajo se envía, junto con todas las participaciones recibidas, al equipo coordinador de la Conferencia Episcopal.
Del mismo modo, la Conferencia Episcopal realiza, en una reunión extraordinaria prevista para el 30 de abril, una síntesis de las aportaciones recibidas que se podrá entregar, a su vez, al Sínodo de los Obispos. Este material será sintetizado y utilizado como base para la elaboración de un nuevo documento de trabajo que será estudiado en la Fase continental.
¿Quién puede participar en la fase diocesana?
Esta fase está dirigida a los presbíteros, a los diáconos y a los fieles laicos de sus Iglesias, tanto individualmente como asociados. De modo particular se pide la aportación de los organismos de participación de las Iglesias particulares, especialmente el Consejo presbiteral y el Consejo pastoral.
También están invitados los consagrados y consagradas. Se anima a las comunidades religiosas, a los movimientos de laicos, a las asociaciones de fieles y a otros grupos eclesiales a participar en el Proceso Sinodal en el contexto de las Iglesias locales. Será igualmente valiosa la contribución de las otras realidades eclesiales a las que se enviará el Documento Preparatorio, como también de aquellos que deseen enviar directamente su propia aportación.
Tendrá fundamental importancia que encuentre su espacio también la voz de los pobres y de los excluidos, no solamente de quien tiene algún rol o responsabilidad dentro de las Iglesias particulares.
¿Qué pasa después de que se celebre esta fase diocesana?
La asamblea y el debate en cada diócesis finaliza con el envío de un documento a las respectivas conferencias episcopales. Estas redactarán un documento nacional y transmitirán al Vaticano también los textos diocesanos. Con esos datos, la secretaría general del Sínodo elaborará un primer documento de trabajo que estudiarán las conferencias continentales de obispos. De este modo, el proceso continuará con reuniones pre-sinodales a nivel continental para dar espacio a la más amplia participación posible y los 7 documentos finales servirán para preparar el Instrumentum laboris (instrumento de trabajo) que se entregará a la asamblea de obispos.