La Biblia es un libro que deberíamos leer todos los días, no solo en septiembre. Pero, ¿por qué entonces este mes es designado como el mes de la Biblia? Hay dos acontecimientos importantísimos que justifican esta designación.
La Primera Biblia Impresa
En septiembre se celebra el aniversario de la publicación de la primera Biblia impresa, que ocurrió en Suiza en 1569. Antes de la invención de la imprenta, los escribas copiaban a mano los textos sagrados y otros escritos. Utilizaban papiro y, posteriormente, papel para estas copias. Esta labor se realizaba principalmente en monasterios durante la Edad Media. No solo se copiaban textos religiosos como la Biblia y el Evangelio, sino también obras de literatura antigua de Grecia y Roma, así como textos de filosofía.
Con la invención de la imprenta, se produjo un cambio revolucionario. El primer libro impreso fue la Biblia, lo que permitió que la palabra de Dios se pusiera al alcance de muchas más personas. Antes, solo los más cultos, como reyes, príncipes y miembros del clero, podían leer. La mayoría de la gente dependía de escuchar las lecturas en misa, sin poder tener un contacto personal con la palabra de Dios. La imprenta hizo posible que más personas tuvieran acceso directo a la Biblia.
San Jerónimo y la Vulgata
El 30 de septiembre se celebra a San Jerónimo, quien dedicó su vida a estudiar y traducir la Biblia al latín. Esta traducción es conocida como la Vulgata, una edición dirigida al pueblo. Antes de la Vulgata, las traducciones estaban destinadas a personas de alta posición, como el papa y los reyes. La Vulgata permitió que más gente tuviera acceso a las Escrituras.
Propósito de Septiembre: Leer la Biblia
Este mes no solo es un recordatorio cultural, sino una invitación a comenzar a leer la Biblia. Puedes empezar hoy mismo. En mi canal de YouTube, te enseño cómo leer la Sagrada Escritura. No se trata de comenzar desde Génesis 1 y leer hasta Apocalipsis; eso podría ser confuso. En mi programa te explico cómo iniciar por el Evangelio y cuándo pasar al Antiguo Testamento y luego regresar al Nuevo. Esto te permitirá entender mejor lo que lees.
Una vez que hayas terminado de leer la Biblia, proponte leer el Evangelio y los Hechos de los Apóstoles diariamente. Solo toma tres o cinco minutos diarios, pero es esencial para llevar a Jesús en la mente y en el corazón. San Jerónimo decía: «Quien no conoce la Biblia, no conoce a Jesús».
Pasa la palabra y hagamos todo el bien que podamos. Que Dios te bendiga siempre.
Suscríbete para más contenido y sígueme en todas mis redes sociales.