En una reciente entrevista con Álvaro Garrido Bermúdez, director de Comunicación, Marketing y Fundraising de la Fundación CARF, se exploraron los objetivos y logros de esta institución dedicada al apoyo de seminaristas y religiosos del Tercer Mundo. Fundado en 1989 bajo el impulso de san Juan Pablo II y el beato Álvaro del Portillo, el CARF ha jugado un papel crucial al proporcionar formación integral en Roma y Navarra a miles de estudiantes procedentes de 131 países.
Garrido explica que el CARF tiene tres misiones principales: promover las vocaciones sacerdotales a través de la oración y la formación, difundir una imagen positiva del sacerdocio en todo el mundo mediante su presencia multilingüe en la web, y garantizar una formación académica, humana y espiritual de excelencia. Esto se realiza principalmente en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma y en las facultades eclesiásticas de la Universidad de Navarra.
Apoyo crucial para vocaciones desfavorecidas
El CARF se financia gracias a donativos de benefactores y personas solidarias, quienes contribuyen a su misión de formar sacerdotes y religiosos bien preparados. La institución cubre los costos de alojamiento, alimentación, vestimenta y formación de los estudiantes, que alcanzan aproximadamente 18,000 euros anuales por candidato. Este apoyo es vital, ya que muchas diócesis en el Tercer Mundo no pueden asumir estos gastos, pero necesitan desesperadamente clero competente para fortalecer la Iglesia en sus comunidades.
Impacto y testimonios
Los resultados son evidentes: más de 40,000 estudiantes han sido beneficiados hasta la fecha, con muchos de ellos regresando a sus países para ocupar roles clave en sus diócesis y comunidades religiosas. Álvaro Garrido destaca el testimonio de una monja de Benín, quien después de recibir su formación en Roma, ahora lidera su orden en su país y trabaja activamente por el bien común y contra la corrupción.
Futuro y continuidad del proyecto
Mirando hacia el futuro, el CARF continúa buscando expandir su impacto y asegurar fondos para mantener y ampliar su labor formativa. Garrido enfatiza la importancia de compartir estas historias y testimonios para inspirar a más personas a involucrarse y apoyar esta noble causa.
El Centro Académico Romano Fundación no solo forma sacerdotes y religiosos competentes, sino que también representa un faro de esperanza y renovación para la Iglesia en regiones desfavorecidas del mundo, sembrando el mensaje de amor y servicio que es central en su misión.
