Se retiraron a su tierra por otro camino

Al final del relato de San Mateo sobre la llegada de los Magos, una vez volvieron a ver su estrella al salir del palacio de Herodes y Se llenaron de inmensa alegría, fueron a adorar al Niño Divino, pero hicieron caso al ángel, y se retiraron a su tierra por otro camino. Quizás sea el momento de reflexionar sobre el año que dejamos atrás, y sobre si alguna cosa, persona, hábito o pensamiento tenemos que dejar atrás.

Podemos pedirle a los Reyes que, desde el Cielo, nos hagan ver los caminos que no nos convienen. Quizás es solamente una actitud. Puede ser la pereza, el tiempo dedicado a los aparatos con luz, el mal genio. Cada uno debe pedir esa luz. Bien seguro que nos llenará de inmensa alegría como a ellos, no sólo ver lo que nos sobra, sino ser constantes en el nuevo camino a emprender.

Hace unos días hablaba con unos jóvenes, explicándoles que un profesor mío de Filosofía me había dicho: Cada vez tenemos menos virtudes. Al ver sus caras de sorpresa, llegué a pensar o que no sabían qué estaba diciendo, o que nadie les había enseñado a definir las virtudes como tales, a que todo en la vida cuesta esfuerzo, a que depende mucho de ti en el entorno de donde vives. O, quizás, lo que es más fácil: se lo habían enseñado pero el bombardeo de la sociedad, la falta de modelos, quizás el desánimo provocado por el cansancio, o un poco de todo, o cosas que desconozco, habían impedido en ellos el arraigo de las virtudes familiares, domésticas; esas de todos los días: el trabajo, la diligencia, algo de oración, la generosidad.


Por ese motivo, te invito a ti, y si te parece que no te hace falta, mucho más, a reflexionar hoy sobre cómo vamos de alegría, como de paz. Si nos estamos siempre quejando, si queremos que los demás sean felices antes que nosotros mismos (¡qué conceptos! ¿verdad?) Algo que, años atrás, sería normal proponerlo, hoy se ve como osadía. La pereza se vence con un solo paso: el primero. Tantas veces damos más vueltas a lo que debemos hacer, que lo que después nos cuesta llevarlo a término. El placer inmediato de conseguir lo que queremos con un solo clik a la pantalla, nos hace ver como imposible lo que cuesta una serie de actos concadenados.

Y voy a dar un paso más, con la ayuda de Melchor, Gaspar y Baltasar. Una invitación para este 2025 a profundizar, a no hacer las cosas porque sí, a saber que hay algo más, en lo profundo del Alma, en lo más recóndito de nuestro corazón, algo de vida eterna. Un motivo que nos hace seguir adelante. La Esperanza cristiana, cuyo Año Santo hemos comenzado, no se sostiene sobre una base de arenas movedizas. Los Sacramentos, la vida espiritual, la entrega propia, la oración son la base de los dones que Dios nos da. El día de la Epifanía es magnífico para pedir a los Reyes saber acoger todo lo que el Señor quiera darnos, sabernos necesitados es lo más hermoso de la vida humana, si tenemos en cuenta que el Señor está deseando colmar nuestros deseos. ¡Feliz día de Reyes!