La santidad, ese ideal que parece tan distante y reservado para unos pocos, es en realidad una autopista abierta a todos. Sin embargo, como cualquier autopista, tiene sus peajes. Siguiendo el ejemplo de grandes santos como San Josemaría Escrivá de Balaguer, la Madre Teresa de Calcuta y San Juan Pablo II, podemos comprender mejor cómo recorrer este camino y pagar los peajes necesarios.
Santidad en lo Ordinario (San Josemaría Escrivá de Balaguer)
San Josemaría Escrivá nos enseña que la santidad se encuentra en el día a día, en las tareas comunes y corrientes. Cada acción cotidiana puede ser una oportunidad para acercarnos a Dios, transformando las tareas ordinarias en actos de amor y servicio. “Haz lo que debes y está en lo que haces”, decía, destacando la importancia de la excelencia y la presencia de Dios en cada momento. Aquí, el peaje es la dedicación y el esfuerzo en realizar nuestras actividades diarias con amor y devoción.
Servicio a los más Pobres (Madre Teresa de Calcuta)
La Madre Teresa dedicó su vida a cuidar a los más pobres entre los pobres, viendo en cada persona el rostro de Cristo. Ella enseñaba que el amor y la compasión hacia los marginados y olvidados es un camino directo hacia la santidad. Este servicio desinteresado es uno de los peajes más desafiantes en la autopista hacia la santidad. Al pagar este peaje, al servir a los más necesitados, nos acercamos más a Dios y avanzamos en nuestro camino espiritual.
Fidelidad y Perseverancia (San Juan Pablo II)
San Juan Pablo II mostró una vida de entrega total a Dios, enfrentando adversidades con fortaleza y esperanza. Su lema “Totus Tuus” reflejaba su entrega total a María y, a través de ella, a Cristo. La fidelidad y perseverancia son peajes esenciales en la autopista de la santidad. Mantenernos firmes en nuestra fe y persistir en la oración, incluso en tiempos de dificultad, es crucial para progresar en este camino.
Amor y Sacrificio (Madre Teresa de Calcuta)
La Madre Teresa enfatizaba que el verdadero amor siempre incluye el sacrificio. Ella enseñaba que servir a los demás con alegría y generosidad es un reflejo del amor de Dios en el mundo. El amor sacrificial es otro peaje en la autopista hacia la santidad. Estar dispuestos a sacrificarnos por los demás, ofreciendo nuestro amor sin reservas, es un requisito indispensable para avanzar en esta vía espiritual.
Testimonio de Vida (San Juan Pablo II y San Josemaría Escrivá)
Tanto San Juan Pablo II como San Josemaría Escrivá nos recordaron que nuestra vida debe ser un ejemplo de los valores evangélicos. Vivir con coherencia, integridad y autenticidad, reflejando el amor y la misericordia de Dios, es esencial para llevar a otros a la fe. Vivir una vida de testimonio es pagar el peaje de la coherencia y autenticidad, mostrando a otros el camino hacia la santidad.
El camino hacia la santidad es accesible para todos, pero requiere el pago de peajes a través del amor, servicio, fidelidad, sacrificio y testimonio de vida. Siguiendo el ejemplo de San Josemaría Escrivá, la Madre Teresa de Calcuta y San Juan Pablo II, podemos embarcarnos en esta autopista espiritual. Que sus vidas nos inspiren a avanzar con determinación y alegría, confiando en que cada peaje pagado nos acerca más a Dios y a la verdadera santidad.