Santa Úrsula Ledóchowska, 29 de mayo

Fundadora de la Congregación de Hermanas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante

Nació el 17 de abril de 1865 en Loosdorf (Austria) y en el bautismo le impusieron el nombre de Julia María. Pertenecía a una influyente familia. Sus ascendentes directos fueron eclesiásticos, consagrados, militares y hombres de Estado. Sus padres, polaco y suiza, pertenecían a la nobleza y un tío paterno suyo fue cardenal. Ella era la segunda de nueve hermanos entre los cuales hubo religiosos que ostentaron importantes misiones en sus congregaciones. La primogénita, Fundadora de las Misioneras de San Pedro Claver, fue beatificada por Pablo VI. Otro de sus hermanos fue General de la Compañía de Jesús, y otro un oficial que ostentaba alta graduación, murió a manos de los nazis en el campo de concentración de Dora-Nordhausen.

Tuvo la fortuna de ser educada en un ambiente religioso y crecer instada por sus progenitores a la urgencia del amor. Sus hermanos la admiraron por su espíritu sensible, generosidad y alegría. Estudió lenguas, pintura y música. Sus primeras educadoras fueron las religiosas fundadas por Mary Ward. En 1883 la familia sufrió dificultades económicas y se estableció en una localidad polaca donde su padre murió aquejado de viruela. Después, su tío, el cardenal, se ocupó de todos. En 1886 ingresó en el convento autónomo de las Ursulinas de Cracovia y tres años más tarde profesó eligiendo el nombre de María Úrsula de Jesús. Era audaz, sensible, disciplinada, emprendedora, tenía gran celo apostólico, talento y una visión certera y creativa. Pero, por encima de sus cualidades como estratega en bien del apostolado, estaba su donación sin paliativos a Cristo, sin componendas, sin vuelta atrás. Exquisita en su trato, no se permitía que nadie que la visitara tuviera que esperarla; aunque al estar ocupada le sugirieran posponer algo más la entrevista, respondía: «Nunca debemos pedir a Jesús que espere». Obtuvo el título de maestra y luego el de capacitación para enseñar en francés. Fue educadora y profesora. De 1904 a 1907 ejerció como superiora en Cracovia, etapa en la que abrió el campo educativo de las Ursulinas. Estableció la primera Congregación Mariana para universitarios, impulsó cursos dirigidos por las mentes teológicas más preclaras del momento, adaptando también las Constituciones a las necesidades de su tiempo, que fueron aprobadas por la Santa Sede en 1907.

El papa Pío X vio que estaba ante una mujer de gran empuje y le propuso evangelizar Rusia. Vistiendo civilmente, Úrsula partió con una hermana a San Petersburgo. En 1908 sería nombrada superiora de esta casa. Viviendo en clandestinidad y bajo vigilancia policial, desafió las hostilidades que se cernían allí sobre la Iglesia con varios frentes apostólicos dirigidos a la juventud universitaria, y también a los adultos. Al tiempo, se involucró en el ámbito ecuménico entre católicos de varios ritos y ortodoxos. La actividad se extendió a Finlandia. En 1914 en el fragor de la Primera Guerra Mundial, al ser austriaca fue expulsada y emigró sucesivamente a Suecia, Dinamarca y Estocolmo, dejando su sello apostólico: centros para huérfanos y niñas, escuelas de idiomas, etc. Otra de sus acciones fue el de colaboradora del Comité de ayuda a las víctimas de la guerra en Polonia, a requerimiento de los Padres Camilos. Su casa fue un remanso de paz para personas de diversas orientaciones ideológicas, políticas y religiosas. «Mi opinión política es el amor de Dios y de mi país», respondió una vez a un diplomático.


Tras la guerra volvió a Polonia y allí afrontó graves problemas para integrar su casa autónoma y su obra educativa en la naciente Unión de las Ursulinas polacas. El Nuncio apostólico en Polonia, Achile Ratti, futuro Pío XI, la confirmó en esa misión: «Permaneced en el puesto que os ha indicado la misma Providencia». En 1920 la Santa Sede la autorizó para transformar su convento autónomo de San Petersburgo en la Congregación de Hermanas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante. Y prosiguió su intensísima labor. Trabajó entre los pobres, fundó numerosos centros de educación, dio catequesis, organizó ediciones de libros para niños y jóvenes, creó revistas, dictó conferencias, y fundó en 1925 la Cruzada Eucarística de los niños. De este sacramento extrajo su admirable fortaleza y caridad evangélicas. Murió en Roma siendo superiora general el 29 de mayo de 1939. Su cuerpo se conserva incorrupto. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 20 de junio de 1983, quién la canonizó el 18 de mayo de 2003.

santoral Isabel Orellana

© Isabel Orellana Vilches, 2018
Autora vinculada a

Obra protegida por derechos de autor.
Inscrita en el Registro de la Propiedad Intelectual el 24 de noviembre de 2014.
________________
Derechos de edición reservados:
Fundación Fernando Rielo
Goya 20, 4.º izq. int. 28001 Madrid
Tlf.: (34) 91 575 40 91
Correo electrónico: [email protected]
Depósito legal: M-18664-2020
ISBN: 978-84-946646-6-3

Compra el santoral aquí.