El sacerdote Gonzalo Martín comparte con los lectores de Exaudi este artículo sobre la figura de santa María Magdalena, María de Magdala, la primera misionera, cuya fiesta se celebra hoy, 22 de julio.
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Mucho se habla sobre María Magdalena, y casi siempre relacionándola o centrando su vida en sus muchos pecados o en que sería la enamorada del Señor… pero la centralidad de su vida, es esa frase de Jesús: “a quien mucho se le perdonó, mucho amó”.
Y es verdad, sólo un enamorado reconoce su verdadero Amor, cuando escucha su nombre. “María”, “Rabboní-Maestro”. Las lágrimas de la pérdida del amigo, del Señor, dan paso a profesión de Fe: Maestro. Con todo lo que conlleva esa afirmación. Se pasa de la oscuridad, de la pena, de la desesperación a la alegría, la esperanza, la luz de la resurrección.
María Magdalena ha sufrido en su vida la gran transformación a la que nos llama Jesús continuamente en los Evangelios: la Conversión. Sí. Después de todo su pasado (¿quién no lo tenemos?) se convierte en la mujer ilusionada, amada, entusiasta, transmisora de buenas noticias, se convierte, como nos dice el Papa Francisco: en apóstol de los apóstoles. La primera Misionera, que lleva, por encargo del Señor Resucitado, el gran mensaje que todos esperaban, pero que nadie creía: ¡Es verdad, Cristo ha resucitado!
De María Magdalena, mucho se ha escrito y muchas citas de los Evangelios hacen referencia a ella, y parece como que los evangelistas, cuando nos nombran grupos de mujeres en torno a Jesús siempre la enmarcan en primer lugar. Nada extraño, ya que fue esa mujer dominada por el pecado y liberada en el encuentro con Jesús y a partir de ahí, la centralidad de su vida será el seguimiento, discipulado, búsqueda continua del Señor, y misión de anunciar al Salvador vivo y presente en la vida de aquella y de esta comunidad de discípulos y apóstoles.
Por ese motivo, María Magdalena se convierte en la mujer apóstol de apóstoles, que nos da su testimonio continuo de que todos estamos llamados a ser evangelizadores en nuestros ambientes, aunque muchas veces las lágrimas de los sufrimientos, pecados y circunstancias personales, nos nuble la vista y no seamos capaces de reconocer a Jesús en nuestras vidas, hasta que no escuchamos, como María Magdalena, nuestro nombre: María.
Santa María Magdalena se convierte así en la primera misionera de una experiencia única, que nos anima a nosotros a tomar conciencia de que hay Alguien muy cercano a nosotros, que se preocupa de nuestros sufrimientos, que se conmueve con nuestros dolores, que nos llama por nuestro nombre. María Magdalena tuvo el privilegio de tener esa experiencia de ser la primera en encontrarse con el Señor resucitado de una forma tan personal y cercana. Provocando en María un raudal de alegría y felicidad que no se podía esperar después de experimentar tanto dolor en los días previos al Viernes Santo, marcados por tanto dolor, desilusión experiencia de fracaso… pero que se convierte en el Dios Vivo, que como a María Magdalena nos dice: Levántate, deja de llorar y ve a anunciar a mis discípulos que nos veremos en Galilea.
Desde ese momento del encuentro con el Resucitado, María Magdalena es enviada a llevar el gran anuncio a los hermanos, y así, a la que conocían como la gran pecadora, se convierte en apóstol de los apóstoles, misionera de buenas nuevas y esperanza para todos.
Ojalá, esta festividad del 22 de julio, en medio de tanto caos, miedo, desesperanza, dificultades, año pandémico, su intercesión nos ayude a vivir también esta experiencia de encuentro y en medio de nuestros llantos y lamentos, poder escuchar, como ella, a Jesús Resucitado que nos llama por nuestro nombre, que nos demuestra su amor y compasión y que nos tiene guardada una gran y majestuosa tarea: llevar la gran noticia de su Vida a nuestros hermanos.
La vida de María Magdalena cambió por que se encontró con Jesús. Que la nuestra también cambie, porque como santa María Magdalena, nosotros también podamos decir a los demás: ¡Hemos visto al Señor!
Nos toca, desde la experiencia de vida de la santa, ser en medio de nuestras familias, sociedad y mundo los nuevos apóstoles. Misioneros de la Buena Noticia al estilo de María Magdalena, la primera misionera de la Resurrección enviada por Jesús.
María Magdalena, ruega por nosotros.