Este año, ayer, 5 de agosto de 2021, la edición número 38 de la evocación del milagro de Nuestra Señora de las Nieves en la basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas papales de Roma, ha sido dedicada al “corazón generoso del Papa Francisco”.
Así lo ha afirmado, según ADNKronos, el arquitecto Cesare Esposito que invitó en una carta a Francisco “a dar testimonio de la representación de la Virgen de las Nieves, para que se convierta en un símbolo de esperanza y amor para todos los fieles y la ciudad”.
En la audiencia general del pasado miércoles, 4 de agosto de 2021, en su saludo a los fieles italianos, dijo: “Os encomiendo a la protección maternal de la Virgen María, a quien la liturgia de mañana, fiesta de la dedicación de la basílica de Santa María la Mayor, nos invita a contemplar en el icono de la Salus Populi Romani”.
Lugar especial para el Papa
La basílica de Santa María la Mayor, donde se encuentra la imagen de Nuestra Señora de las Nieves, es un lugar especial para el Santo Padre. Se trata de una visita obligada antes de emprender un viaje apostólico y a su regreso.
Asimismo, en marzo de 2020, en medio de la pandemia de la COVID-19, el Papa acudió a la basílica para orar ante este icono y a la iglesia de San Marcello, en el Corso, donde se encuentra el milagroso Crucifijo que salvó a la Ciudad Eterna de la peste en el siglo XVI.
El pasado 15 de julio, al ser dado de alta tras una operación de colon programada y antes de regresar al Vaticano, el Sucesor de Pedro se dirigió a la basílica de Santa María la Mayor donde, ante el icono de la Virgen María Salus populi romani, “agradeció el éxito de su intervención quirúrgica y elevó una oración por todos los enfermos, especialmente por los que había encontrado durante su estancia en el hospital”.
Historia de la basílica
La historia de esta basílica papal, la iglesia más antigua de Roma dedicada a la Virgen, indica que en siglo IV, año 338, la Virgen María se apareció en sueños al papa Libero y al patricio Juan y les ordenó construir una iglesia en su honor en el lugar que Ella indicara.
El 5 de agosto del 358 se produjo una pequeña nevada sobre la colina del Esquilino. La caída de la nieve en pleno verano en la cima de este monte fue interpretada como el signo que daba la Virgen para el emplazamiento de la basílica. Se trata de la iglesia más antigua de Roma dedicada a la Virgen María.