San Pedro De Sebaste, 26 de marzo

Obispo

En Sebaste (Armenia), un matrimonio compuesto por dos santos fue bendecido con varios hijos que también alcanzaron la santidad dando gloria a Cristo y a su Iglesia: san Basilio Magno, san Gregorio de Nissa, santa Macrina (que llevaba el nombre de su abuela, también santa) y san Pedro de Sebaste nacido hacia el año 340 en Turquía. Pedro, que fue obispo como sus hermanos Basilio y Gregorio, era el benjamín de los diez vástagos que vinieron al mundo en este hogar de san Basilio el Viejo y santa Emelia, padres y creadores de esta singular e ilustre familia que fueron desterrados durante el reinado del emperador Galerio Maximiano, debiendo huir al desierto del Ponto.

Pedro, al morir tempranamente su padre, fue educado e instruido en la fe por su hermana Macrina. Dado que su madre era fundadora de dos monasterios, uno dedicado a los hombres que confió a la custodia de su hijo Basilio, y otro a las mujeres quedando bajo el amparo de su hija Macrina, es natural que Pedro experimentase el anhelo de ingresar en la vida monástica, sueño que cumplió en el que regía su hermano Basilio. Él mismo le había ordenado sacerdote en el momento en el que desempeñaba la misión de obispo en Cesarea de Capadocia. Cuando Basilio tuvo que dimitir forzosamente en el año 362, lo designó sucesor suyo.

En tan prodigiosa cuna compuesta por tantos santos, Pedro había aprendido, al igual que sus hermanos, cómo se conforma una vida de fe, forjada en el espíritu de oración, prudencia, abnegación, humildad y celo apostólico, con la máxima de la caridad evangélica. Cuando la hambruna asoló las regiones del Ponto y de Capadocia dio pruebas de su virtud y, sin sopesar que podía privar a sus monjes de la seguridad del sustento, puso a disposición de los pobres las posesiones del monasterio ayudándoles mientras duró esta penalidad.


Fue nombrado obispo de Armenia en 380, y luchó celosamente contra la herejía arriana. En su carta contra Eunomio, incluida en los libros de san Gregorio de Nissa, se pone de manifiesto su elocuencia. A instancias suyas, éste redactó el «Tratado sobre el Trabajo de los Seis Días» y la obra «Sobre la Dotación del Hombre». Pedro fue uno de los participantes del Concilio Ecuménico de Constantinopla en el año 381. Se cree que murió unos 10 años después de su celebración.

santoral Isabel Orellana

© Isabel Orellana Vilches, 2024
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