Rafael de Mosteyrín, sacerdote de la prelatura del Opus Dei y capellán del CEC Torrealba, ofrece este artículo sobre la figura de san Juan Bautista, al que se suele llamar el Precursor, cuya fiesta se celebra hoy, 24 de junio.
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Cuando a Zacarías, que era el padre de san Juan, le preguntan cómo quiere que se llame su hijo no puede hablar –porque se había quedado mudo- y escribe en una tablilla que se llamará Juan. En ese mismo momento recupera la capacidad de hablar. Es una señal de que era exactamente el nombre que Dios quería. “Juan” significa portador de gracia y misericordia. Fue primo de Jesús, y tuvo como tarea anunciar que había llegado el Mesías, nuestro Salvador. Hace años leí esta carta, que fue presentada a un concurso que consistía en escribir una carta a tu santo favorito.
“Querido San Juan Bautista:
Hace tiempo que quería preguntarte: ¿Cómo debo portarme para ser un buen santo como lo fuiste tú? Yo sé que tú eres primo de Jesús, y que a Él le ayudabas mucho. Le enseñabas a la gente cosas acerca del Reino de Dios, y que tenían que ser buenos cristianos. Yo también quisiera ser un buen cristiano, y te pido mucha ayuda para que yo lo sea, y llegue al Cielo. Te pido que me ayudes a ser valiente, a hablar de Jesús como tú lo hiciste y no tener miedo. Seguro que con tu ayuda podré superar los obstáculos que tendré en mi vida. Gracias por interceder por mí,
Saludos, Juan Vázquez”
Así le escribía, hace años, un alumno del colegio Tabladilla, de Sevilla, al santo que celebramos hoy. Entonces, el autor de esta carta, tenía tan sólo 11 años. Pero había comprendido lo fundamental. Lo único importante es que vayamos al Cielo. Esto es lo que predicó san Juan Bautista, y esto es lo que le pide Juan a su tocayo.
Se le suele llamar el Precursor, que quiere decir que es el que anuncia que ya ha llegado el Mesías, es el presentador de Jesús. Nos comunica que por fin ha llegado la hora de la Salvación, de la Redención. Nos da ejemplo con su vida. Sus obras demuestran sus virtudes como la valentía, la humildad, la capacidad de pasar hambre, sed, frío y calor, sin dejarse dominar por lo más cómodo. Todo esto hace que predique con mucha autoridad, dando ejemplo de lo que pide que se haga. También nosotros hemos de hablar así de Jesús, con esta valentía. Sin tener miedo de lo que digan los demás. Se mereció ser, por tanto, el que bautizó a Jesús. Y recibir un gran elogio de Él. Tal vez la mayor alabanza de Jesús, cuando dijo que entre los nacidos de mujer no hay nadie mayor que san Juan Bautista. Murió por decir la verdad, y le cortaron la cabeza como venganza porque le había dicho, a Herodes, que no podía tener como mujer a la esposa de su hermano.
También nosotros hemos de ser los que anuncian a Jesús, ante nuestra familia y nuestros amigos. Nos podemos acordar de san Juan Bautista en cada Misa cuando escuchamos: Este es el Cordero de Dios. Es lo que nos anunció san Juan. También decía que conviene que Jesús crezca y que él disminuya. Es una tarea para nuestra vida. Que Jesús se note cada vez más en nosotros por lo que decimos y lo que hacemos. Le rezamos para que nos ayude a querer más a Jesús y a responderle con generosidad ante las dificultades de la pandemia.