El sacerdote Marko Rupnik «ya no es religioso jesuita». Así lo ha escrito en una carta abierta el delegado para las Casas y Obras Romanas Internacionales de la Compañía de Jesús, el padre Johan Verschueren, informando de que «han pasado los treinta días previstos para que pudiera apelar» contra el decreto de renuncia a la Compañía de Jesús firmado por el Padre General que le fue entregado el pasado 14 de junio, «según las nuevas normas canónicas al respecto». El padre Verschueren recuerda que «Rupnik había presentado su solicitud para que se le permitiera abandonar la Compañía ya en enero de 2023», pero explica que esta «solicitud nunca representó en modo alguno un ‘derecho’ para él», ya que los votos emitidos en la Compañía de Jesús «le vinculaban a un compromiso de obediencia de por vida y no existe ninguna obligación por parte de la Congregación religiosa de conceder tal solicitud». El monje precisa que «la Compañía no quiso aceptar esta petición suya» impulsada «por el deseo de atarle a sus responsabilidades ante tantas acusaciones, invitándole a emprender un camino de verdad y de confrontación con el mal denunciado por tantas personas que se han sentido heridas». Como Rupnik «no quiso aceptar» la invitación, la Compañía de Jesús decidió despedirle.
El posible proceso canónico
El delegado para las Casas y Obras Romanas Internacionales de los jesuitas, que también fue superior mayor de Rupnik, lamenta la «incapacidad» de su antiguo cohermano «para hacer frente a la voz de tantas personas que se sintieron heridas, ofendidas y humilladas por su comportamiento y conducta hacia ellas», pero añade que «lo que dijo no excluye el bien que hizo, y el fruto espiritual del que fue vehículo para tantos y tantos otros en la Iglesia».Sobre la posibilidad de proceder «a un juicio canónico», Verschueren señala «que esto no es en sí competencia de la Compañía de Jesús, sino de la Santa Sede».»Siempre he deseado como Superior Mayor, en las diferentes circunstancias de estos largos y complejos acontecimientos, poder iniciar un proceso que pudiera garantizar la averiguación judicial de los hechos, el derecho a la defensa y las consiguientes penas sancionadoras (o la posible absolución)», continúa el jesuita, «pero diversas razones, entre ellas los límites actuales de la normativa relativa a situaciones similares, no lo han permitido».
Los jesuitas se separan del Centro Aletti
Por último, el padre Verschueren declara que «es firme voluntad de la Compañía de Jesús distanciarse también jurídicamente del Centro Aletti -comunidad que une el estudio, el arte sacro y la búsqueda del diálogo en la estela de la tradición cristiana de Oriente y Occidente-, abandonando formalmente la Asociación Pública de Fieles que lleva el mismo nombre y buscando la mejor manera de rescindir las relaciones de colaboración con el Centro» -donde, entre otras cosas, «ya no hay una comunidad jesuita residente»- y ello «también en colaboración con el Vicariato de Roma», del que hoy depende el Centro.»A todos los que, de cualquier modo, se han sentido y se sienten heridos y lastimados por este que fue hermano nuestro», concluye el clérigo, «les aseguro mi plena solidaridad y apertura para encontrar en el futuro las mejores vías de reflexión para encontrar la paz y la reconciliación interior a través de caminos que podamos estudiar juntos».