“Es hora de dar respuestas reales a las familias y a los jóvenes: la esperanza no puede ni debe morir de espera. Os animo, para que juntos podamos revertir el curso de este frío invierno demográfico. Gracias. ¡Se puede hacer!”. Es la conclusión del mensaje que el Papa Francisco envió esta mañana, 11 de mayo de 2022, en la apertura de los Estados Generales de la Natalidad, que se está llevando a cabo hoy y mañana en el Auditorium della Conciliazione de Roma. Los notorios problemas de salud impidieron al Papa abrir las obras, como el año pasado. Por eso, el Santo Padre envió un mensaje.
A continuación, sigue el mensaje de Papa Francisco, ofrecido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:
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Mensaje del Papa
Queridos hermanos y hermanas,
Os saludo con afecto, lamentando no estar entre vosotros físicamente este año. Pero seguiré su trabajo con atención, porque el tema de la natalidad es una verdadera emergencia social. No es inmediatamente perceptible, como otros problemas que ocupan la actualidad, pero es muy urgente: cada vez nacen menos niños y eso significa empobrecer el futuro de todos; Italia, Europa y Occidente están empobreciendo su futuro.
Existe una periferia existencial en Occidente que no se percibe inmediatamente. Es la de las mujeres y los hombres que tienen el deseo de tener un hijo, pero no pueden realizarlo. Muchos jóvenes luchan por realizar su sueño familiar. Y así bajan el listón del deseo y se conforman con sucedáneos mediocres, como los negocios, el coche, los viajes, la custodia celosa del tiempo libre… La belleza de una familia rica en hijos corre el riesgo de convertirse en una utopía, un sueño difícil de realizar.
Esta es una nueva pobreza que me asusta. Es la pobreza generadora de los que descartan el deseo de felicidad en sus corazones, de los que se resignan a diluir sus mayores aspiraciones, de los que se conforman con poco y dejan de esperar grandes cosas. Sí, es una pobreza trágica, porque afecta a los seres humanos en su mayor riqueza: traer vidas al mundo para cuidarlas, transmitir la existencia que han recibido a otros con amor.
No ver el problema de la falta de nacimiento es una actitud miope; es dejar de ver lejos, de mirar hacia adelante. Es dar la espalda, pensando que los problemas son siempre demasiado complejos y que no se puede hacer nada. Es, en una palabra, rendirse. Por eso me gusta el título de su evento, organizado por la Fundación para la Natalidad y promovido por el Foro de la Familia: “Se puede hacer”. Es el título de los que no renuncian. Es el título de los que esperan contra la esperanza, contra unas cifras que empeoran inexorablemente año tras año. Se puede hacer significa no aceptar pasivamente que las cosas no pueden cambiar.
Queridos amigos, las cosas pueden cambiar si, sin miedo, más allá de los intereses partidistas y las vallas ideológicas, trabajamos juntos. Por eso espero que a todos los niveles -institucional, mediático, cultural, económico y social- se promuevan, mejoren y apliquen políticas concretas destinadas a relanzar la natalidad y la familia. Pienso en ti y me gusta ver cómo el tema de la natalidad es capaz de unir, no de dividir. Empresas, bancos, asociaciones, sindicatos, deportistas, actores, escritores, políticos, todos juntos para reflexionar sobre cómo volver a ilusionarse con la vida.
Los datos, las previsiones y las cifras son ya conocidos por todos: necesitamos concreción. Es hora de dar respuestas reales a las familias y a los jóvenes: la esperanza no puede ni debe morir de espera. Pido a Dios que bendiga tu compromiso. Estoy cerca de ti y te animo, para que juntos podamos revertir el curso de este frío invierno demográfico. Gracias. Se puede hacer.
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