En una carta dirigida al obispo de Plymouth, monseñor Mark O’Toole, a través de la Secretaría de Estado del Vaticano, el Papa Francisco ha expresado su cercanía espiritual a los afectados por el tiroteo en Plymouth, Reino Unido, e imparte su bendición a todos los afectados.
El mensaje, firmado por el cardenal Parolin, fue comunicado directamente a las familias en duelo, es el siguiente: “Entristecido por la noticia del tiroteo del pasado jueves en Plymouth, Su Santidad el Papa Francisco le pide que tenga a bien transmitir a los afectados la seguridad de su cercanía espiritual. Se une a vosotros para encomendar las almas de los fallecidos a la misericordia de Dios Todopoderoso e implora los dones divinos de curación y consuelo sobre los heridos y los afligidos. Con la oración de que Cristo Redentor conceda a todos la fuerza de renunciar a la violencia y de vencer todo mal con el bien (cf. Rm 12,21), Su Santidad imparte cordialmente su bendición apostólica”.
Seis personas, entre ellas un presunto pistolero, murieron en el tiroteo del 12 de agosto de 2021. La policía de Devon y Cornualles informó que tres mujeres, dos hombres y el sospechoso habían muerto en la zona de Keyham de la ciudad el jueves por la noche. Una de las víctimas era una menor de 10 años, según un diputado británico, pero el tiroteo no está relacionado con el terrorismo, según confirmó la policía. El número de fallecidos lo convierte el peor tiroteo masivo en el Reino Unido desde hace más de una década.
En una vigilia nocturna de reflexión y oración celebrada en la catedral de Plymouth el 17 de agosto, se encendieron velas especiales por las víctimas inocentes del tiroteo. Personas de distintos grupos de edad, procedentes de toda la ciudad, encendieron seis velas en representación de las cinco víctimas inocentes y una por los heridos y los afligidos. La más conmovedora fue la que encendieron una niña de 3 años y su madre, por la pequeña Sophie Martyn, que fue disparada junto a su padre.
En su homilía, el obispo de Plymouth, Mons. Mark O’Toole, indicó que “la oscuridad no tiene la última palabra”. Asimismo, afirmó que era importante que la ciudad se reuniera “en silencio y en solidaridad, para rezar por los muertos, por los heridos, por los seres queridos de los que perdieron la vida, y por todos los que se han visto profundamente afectados por este trágico suceso”. El prelado remarcó que “nuestra oración por los inocentes es un eco del grito de Jesús en la Cruz: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’”.
Monseñor O’Toole subrayó también que Jesucristo “conoció desde dentro la experiencia de la oscuridad, del sufrimiento inocente. En su propia muerte en la Cruz, Jesús se enfrentó al misterio del mal y lo venció”. Finalmente, el obispo pidió que “algo de su vida y de su luz caiga sobre nosotros” para que “nuestra ciudad salga de esta hora de oscuridad”.