En España, estamos volviendo a la oralidad y retrocediendo en el camino de la alfabetización.
En relación con la IA y el potencial de las tecnologías, conviene tener en cuenta las advertencias de quienes, por prudencia, mantienen el hábito de desconfiar de los avances.
Internet nos depara facilidades y ventajas. Pero con ello hay otras suertes que nunca nos han llegado. También, pensar que la libertad está en relación directa con la cantidad de información de que dispongamos es una falacia. De hecho, internet ha sido explotado por dictaduras con más eficacia que por las democracias.
Es muy evidente que hemos pasado de una sociedad en la que la falta de cultura constituía un hándicap, a otra en la que la indiferencia hacia los valores estéticos elevados o la sensibilidad intelectual es total.
En este camino de regresión, estamos volviendo a la oralidad y retrocediendo en el camino de la alfabetización, pasando de las sociedades basadas en la escritura a otras en las que el saber se transmite oralmente. Contrapone el pensar abstracto, la seguridad, y el análisis que posibilita la fijación de la información en papel, a la rapidez y el escaso análisis de la comunicación oral. Una sociedad que abdica de la letra, pierde su capacidad simbólica.
Ahora se forman en las aulas jóvenes a los que sólo les enseñamos a presentar la información, pero que quedan, espiritual e intelectualmente huérfanos. Incapaces de descifrar los signos de un libro, sometidos a la literalidad de los textos, incapaces de asomarse a los dobles sentidos y las interpretaciones. Lo que equivale a ser víctimas de nuevos dictadores y de la violencia política, cultural y mercantil.
Siempre que sale en prensa el bajo nivel formativo de la sociedad actual, se plantea la calidad de la enseñanza y deploramos el estado de los colegios y el analfabetismo que asola a nuestra sociedad española.
Hay que apostar por el esfuerzo y la exigencia para mejorar el deplorable estado de nuestra educación.
La educación debe preparar a los estudiantes para adquirir habilidades como la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la creatividad y la colaboración. Estas competencias son fundamentales para que los jóvenes puedan adaptarse y tener éxito en el mercado laboral.
Juan Andrés Segura – Colaborador de Enraizados
