Después del rezo del Regina Coeli, de este domingo 2 de mayo de 2021, el Papa Francisco recordó al recién proclamado beato José Gregorio Hernández Cisneros, laico de Venezuela, cuya beatificación fue el pasado viernes: “Era un médico lleno de ciencia y de fe. Supo reconocer en los enfermos el rostro de Cristo y, como el Buen Samaritano, los ayudaba con caridad evangélica”.
El Santo Padre también envió sus “mejores deseos a nuestros hermanos y hermanas de las Iglesias ortodoxas y de las Iglesias católicas orientales y latinas que hoy, según el calendario juliano, celebran la solemnidad de la Pascua”.
Del mismo modo, Francisco se refirió a la maratón de oración en importantes santuarios marianos en este mes de mayo para implorar el fin de la pandemia y a la iniciativa de “la Iglesia birmana que nos invita a rezar por la paz reservando un Ave María del rosario diario por Myanmar”.
El Papa también expresó con tristeza su “cercanía al pueblo de Israel por el accidente que tuvo lugar el pasado viernes en el monte Merón, causando la muerte de 45 personas y numerosos heridos”. Por último, el Pontífice saludó a los peregrinos presentes en la plaza de San Pedro, ”en particular a los miembros del Movimiento Político por la Unidad fundado por Chiara Lubich hace 25 años: mis mejores deseos y buen trabajo al servicio de la buena política”.
A continuación, siguen las palabras del Papa, según la traducción oficial ofrecida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
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Palabras después del Regina Coeli
Queridos hermanos y hermanas:
El pasado viernes, en Caracas, Venezuela, fue beatificado José Gregorio Hernández Cisneros, fiel laico. Era un médico lleno de ciencia y de fe: supo reconocer en los enfermos el rostro de Cristo y, como el Buen Samaritano, los ayudaba con caridad evangélica. Que su ejemplo nos ayude a cuidar a los que sufren en cuerpo y espíritu. Un aplauso para el nuevo beato…
Envío mis mejores deseos a nuestros hermanos y hermanas de las Iglesias ortodoxas y de las Iglesias católicas orientales y latinas que hoy, según el calendario juliano, celebran la solemnidad de la Pascua. Que el Señor Resucitado los llene de luz y de paz y conforte a las comunidades que viven situaciones particularmente difíciles. ¡Feliz Pascua para ellos!
Hemos entrado en el mes de mayo en el que la piedad popular expresa de muchas maneras la devoción a la Virgen María. Este año estará marcado por un maratón de oración en importantes santuarios marianos para implorar el fin de la pandemia. Ayer por la tarde fue la primera etapa en la Basílica de San Pedro. En este contexto hay una iniciativa que me importa mucho: la de la Iglesia birmana, que nos invita a rezar por la paz reservando un Ave María del rosario diario por Myanmar. Cada uno de nosotros se dirige a la mamá cuando está en necesidad o en dificultad; nosotros, en este mes, pedimos a nuestra Madre del Cielo que hable al corazón de todos los dirigentes de Myanmar para que encuentren el valor de recorrer el camino del encuentro, la reconciliación y la paz.
Con tristeza expreso mi cercanía al pueblo de Israel por el accidente que tuvo lugar el pasado viernes en el monte Merón, causando la muerte de 45 personas y numerosos heridos. Les aseguro mi recuerdo en la oración por las víctimas de esta tragedia y por sus familias.
Mis pensamientos se dirigen también hoy a la Asociación Meter, a la que animo a continuar con su compromiso con los niños víctimas de la violencia y la explotación.
Y, por último, saludo cordialmente a todos los aquí presentes, queridos romanos y peregrinos de varios países. Saludo en particular a los miembros del Movimiento Político por la Unidad fundado por Chiara Lubich hace 25 años: mis mejores deseos y buen trabajo al servicio de la buena política.
Y les deseo a todos un buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. Disfruten de su almuerzo y hasta pronto.