¡Que duda cabe!, todos los seres humanos valoramos la amistad y todos sin excepción tenemos amigos. Pero también es cierto que algunas personas son más “gregarias” por naturaleza, es decir disfrutan estando con otras personas, son muy sociables, amigables y extrovertidas.
Al respecto, hace un año, escribí un artículo titulado, “Los hábitos, virtudes y valores a través de la educación escolar”. En un párrafo del mismo, comente que Aristóteles decía: “…el amigo es otro yo, sin amistad el hombre no puede ser feliz”.
Por cierto, acerca de la amistad, Aristóteles menciona que existen tres tipos:
- Amistad basada en la utilidad.- Ambas personas tienen claro que el vínculo se basa en que pertenecen por ejemplo al mismo grupo de estudios.
- Amistad, basada en el placer.- Ambas personas disfrutan mutuamente la compañía de la otra.
- Amistad, basada en el carácter.- Implica tiempo, dedicación para conocerse realmente, por esta razón se tienen pocos amigos íntimos.
En las siguientes líneas les compartiré brevemente, la historia de amistad de uno de mis cinco amigos de mi época universitaria, la cual se mantiene hasta hoy, habiendo transcurrido más de 35 años. Esta vez hablaré específicamente de Pablo y como fue evolucionando la amistad basada en la utilidad, hasta llegar ahora a ser una amistad basada en el carácter.
En ese sentido, tanto Pablo, como yo ingresamos a la Universidad Ricardo Palma a la carrera de Administración el mismo año (Marzo 1988), aunque en salones de cachimbos diferentes. Sin embargo, a partir del segundo año llevamos algunos cursos juntos, comenzamos a realizar trabajos grupales, luego a salir algunos fines de semana y algún viaje o campamento de Semana Santa (Que no era de reflexión exactamente). Incluso recuerdo el amago de pelea que tuvimos por un trabajo del curso “organización de la producción”, aunque hasta hoy no tengo claro el motivo de esa discrepancia. Al terminar la universidad se fue a vivir al extranjero un tiempo con toda su familia. Luego regresó, continuamos frecuentándonos y hasta lo hice testigo de mi matrimonio, pues me tocó ser el primero en casarme de ese grupo de cinco hermanos de la vida. Después fui uno de los primeros en saber que se iba a casar y así sucesivamente.
De otro lado, tanto Jessica (mi esposa) como yo, somos padrinos de dos de sus tres hijos (dos niñas y un niño). Y como lo comenté en artículos anteriores, desde hace casi tres años vivimos con toda mi familia en Buenos Aires – Argentina. Sin embargo, aún con la distancia física de por medio, Pablo es el primero en llamar por teléfono por los cumpleaños de mis hijas y de preocuparse por preguntar como va el trabajo, la salud de mi mamá, mis hermanos y hasta con mi suegra. A quien cuando tuvo un problema de salud, la llevó al hospital y se quedó, hasta que hizo la posta con el hermano de Jessica.
En cuanto a Pablo, hace unos días, hablamos por teléfono y lo noté un poco apagado (también debo indicar, que una de sus caraterísticas.. es ser una persona muy tranquila, introvertida). Le pregunté qué pasaba y me dijo que tenía algunas dificultades propias de la vida diaria como el trabajo, con la enfermedad de neoplasia de uno de sus padres y otras cosas más de salud y estudio con los chicos.
Sin embargo, acto seguido, cambia el tono de su voz y por ende su actitud y me dice, son las cruces de la vida y las debemos llevar con alegría. Allí… aprovecho y solo le digo, claro Pablo ¡VAMOS!. Esta es una arenga típica de las tierras gauchas.
Este episodio, me dejó pensando que ante los diferentes sucesos que enfrentamos todos en nuestras vidas, algunas veces reaccionaremos con:
- Entusiasmo, veremos el lado divertido, bueno, genial, etc.
- Otras con expresiones, que pesado, que pereza, a poner la mejore cara y darle duro, etc.
- Otras veces sentiremos que debemos escalar el Huascarán, que estamos muy cerca al precipicio, etc.
Y es que la vida es así, tiene valles y picos, los cuales debemos recorrer siempre buscando, no el por que suceden estas cosas, sino para que suceden. Saber cuál es el sentido de la mismas. Recuerda que inclusive Jesús, fue ayudado por Simón de Cirene a cargar su cruz.
Entonces a raíz del párrafo anterior, les deseo compartir lo siguiente:
Victor Frankl, en su obra el hombre en busca de sentido, nos invita a reflexionar sobre el poder del amor, la búsqueda del humor y el coraje que debemos tener ante las dificultades que se nos presentan.
Por ello, Inés Temple, presidente de LHH Perú y Chile, siempre comenta lo siguiente: «No es la cara que tienes, es la cara que pones(actitud).
El grupo de rock, Enanitos Verdes en su canción Amigos, tiene una estrofa que dice.
«Porque siempre estarán en mí,
Esos buenos momentos que pasamos sin saber
Que un amigo es una luz brillando en la oscuridad
Siempre serás mi amigo
No importa nada más»
Querido lector, te invito a estar atento y listo para salir al encuentro de ese amigo que siempre estuvo para ti (Iluminando tu camino) pero que hoy puede estar enfrentando alguna dificultad en silencio. O se puede haber caído y lastimado. Dale apoyo, sin temor, sé tú ahora ese soporte incondicional, escúchalo, ponle el hombro en caso le hagan falta fuerzas y ayúdalo a levantarse y tomar impulso para salir adelante. Sé tú, quien Ilumine su camino.
¡Qué dices, estás listo para salir al encuentro de tu amigo y remar contra corriente!