El P. Eduardo Aguirre, postulador de la causa de canonización del P. José Kentenich, fundador del Movimiento de Schoenstatt, celebró el 15 de septiembre una Misa en el Santuario Original de Schoenstatt, en Alemania, donde fuera fundado dicho movimiento en 1914. La celebración tuvo lugar a los 54 años del fallecimiento del fundador. La fecha coincide con la celebración litúrgica de la Virgen de los Dolores.
Cruces en la vida del P. Kentenich
En su homilía, el P. Aguirre comenzó haciendo alusión a la celebración del día anterior, en que se conmemoraba la Exaltación de la Cruz, y a la de ese día 15 – María junto a la Cruz; Nuestra Señora de los Dolores – y conectó ambas con las cruces que llevó el P. Kentenich en su vida, comentando que “la cruz, de alguna manera, siempre está presente en la vida de todo cristiano, con mayor o menor intensidad; ello es también condición para nuestra redención. Y si hoy en día tenemos presente la vida de nuestro Padre Fundador, el Padre Kentenich, y el día de su pascua, de su llegada al cielo, siendo llamado justamente en el día de la Virgen de los Dolores, sabemos que en su vida también estuvo siempre presente el misterio de la Cruz. Para vivir y ofrecerse con radicalidad en la realización de los planes de Dios, tuvo que asumir todas las cruces de las que Dios le hizo participar”.
Campo de concentración y el Santo Oficio
Y continuó: “No podemos aquí hacer el relato de todas las cruces que él vivió, pero sabemos que su pasión era hacer la voluntad de Dios. Siempre discernía cuál era la voluntad de Dios para realizarla sin titubear. Y esa fidelidad y empeño por hacer la voluntad de Dios lo llevó muchas veces a pasar por momentos duros y dolorosos de cruz, como el campo de concentración de Dachau, y después, sobre todo, la confrontación con la Iglesia, con el Santo Oficio. 14 años de exilio, separado de su obra, su Familia y de su patria, con muchas incomprensiones y difamaciones, hasta que pudo regresar liberado en 1965 al seno de su Familia de Schoenstatt”. *
Acusaciones que generan confusión y dolor
Con ocasión de una Visitación canónica a Schoenstatt por parte del Obispado de Tréveris (1949) y más tarde en la Visitación apostólica por parte del Santo Oficio (1951-53), un grupo de algunas hermanas de la Comunidad de las Hermanas de María de Schoenstatt (que en esos años ya eran unas 1.800) se quejaron ante el Visitador, aduciendo que en la comunidad de las Hermanas se había generado un culto al P. Kentenich, que de su parte había abuso de autoridad, que era manipulador y que impedía la libertad de conciencia de las hermanas.
En el año 2020, al abrirse los archivos del Santo Oficio del tiempo del papa Pío XII, estas acusaciones, que ya habían llegado al Santo Oficio durante la Visitación apostólica, y que más tarde también habían sido evaluadas durante el proceso diocesano de beatificación del P. Kentenich (y que estaban bajo el secreto de la causa) se hicieron públicas.
Sobre el tema expresa Aguirre que “esa cruz se hace presente en nuestra familia de Schoenstatt hoy. Hace dos años una historiadora que realizaba estudios en los mencionados archivos desclasificados del Santo Oficio, publicó denuncias y revivió algunas de las acusaciones del tiempo de las Visitaciones contra el P. Kentenich. Pero ella va más allá; retomando esas acusaciones, publicó un libro donde llega incluso a acusar al P. Kentenich de abusos sexuales. Nosotros sabemos, y podemos demostrar, que esas acusaciones son exageradas, están sacadas de contexto, que son sesgadas y falsas. Pero, así y todo, han hecho daño, han causado mucho dolor en nuestra Familia de Schoenstatt, confusión, indignación, pero también han creado inseguridad y ha afectado la causa de canonización del P. Kentenich”.
El Santo Oficio nunca lo acusó por un delito moral
El postulador afirma sobre las acusaciones que “sabemos, y eso también se puede demostrar en los documentos que estamos estudiando, que el P. Kentenich no fue acusado en ningún tema relacionado con inmoralidad. Nunca se le acusó de ningún delito contra la moral. Investigar y juzgar sobre delitos contra la moral y abusos sexuales era parte de las atribuciones y responsabilidad del tribunal supremo de la Iglesia, que era el Santo Oficio. Pero nunca existió ninguna acusación formal contra el P. Kentenich en ese sentido. Ello se puede demostrar con cierta facilidad, porque tenemos los documentos correspondientes del Santo Oficio. No obstante, esta situación nos ha obligado a investigar mucho más a fondo cómo fue realmente la historia de las visitaciones y el exilio. La verdad es que todo esto ha venido a dinamizar el proceso de canonización del P. Kentenich”.
Se suspende el proceso de canonización
Sobre el estado de la causa de canonización del P. Kentenich, Aguirre explica que “en mayo de este año, Mons. Stephan Ackermann, el obispo de Tréveris, la diócesis donde se lleva el proceso de canonización del P. Kentenich, – porque es la diócesis a la que pertenece Schoenstatt -, decidió suspender su causa.
El obispo Ackermann es el responsable de atender los casos de abuso sexual en Alemania, ante la Conferencia Episcopal Alemana. A él le toca enfrentar esos casos frente a la prensa y preocuparse de los procesos pertinentes. Por eso, a raíz de esas acusaciones que se habían publicado recientemente, hubo presión para que tomase distancia del proceso del P. Kentenich. Y entonces decide suspender la causa, lo que significa que ya no va a tomar iniciativas para impulsarla, ni invertir esfuerzos en ella por el momento”.
El proceso sigue abierto
Y continúa: “Pero, precisa el obispo Ackermann, que esto no quiere decir que se cierra la causa, sino que por ahora esta queda en un estado de suspenso, de “stand by”, de reposo, hasta que se investiguen a fondo las acusaciones que se han publicado y se aclare todo satisfactoriamente. Cuando esto ocurra, probablemente se podrá reanudar la causa, y eso va a significar que esta pueda llegar a Roma. Mons. Ackermann motiva a que se investigue a fondo y que se busquen las respuestas necesarias.”
Cabe aclarar que esta es la misma actitud que tiene el Movimiento de Schoenstatt, y que sostiene desde el principio de las mencionadas publicaciones su Presidencia General.
Frutos y consecuencias positivas
Sobre las consecuencias de la publicación de las referidas acusaciones, afirma el postulador que “a pesar de que ha sido un proceso doloroso, después de dos años podemos constatar que hay frutos; que hay diversas consecuencias positivas de todo esto que estamos viviendo, y que podemos mirar con optimismo hacia adelante.
En la escuela del P. Kentenich, como sus discípulos y seguidores, nos tenemos que preguntar siempre: ¿qué nos quiere decir Dios con todo esto? ¿Por qué Dios ha permitido esta situación, estas acusaciones y todo este revuelo que se ha producido frente a la causa? Obviamente, no es que a Dios se le “haya pasado” esto. Podemos decir, que según los planes de Dios, Él permitió que se produjeran estas denuncias y sus consecuencias. (…) Nos preguntamos con una mirada de fe: ¿Cuáles son los planes de Dios?, ¿qué nos quiere decir? Y podemos constatar varios frutos. De partida, todo esto ha llevado a que la figura de nuestro Padre fundador esté más presente en la conciencia, en la preocupación y en el corazón de nuestra Familia de Schoenstatt”.
En este sentido, “una de las primeras reacciones en la Familia de Schoenstatt en muchos países, ha sido la formación de grupos de oración, que venían desarrollándose de antes, pero que cobraron mucha más fuerza a raíz de estas publicaciones. Grupos que todos los días rezan por la causa del P. Kentenich, ofrecen oraciones, sacrificios y registran las oraciones escuchadas, etc.”
Por qué Kentenich no fue diplomático…
Sobre los pasos que ha dado el Movimiento de Schoenstatt, expresa Aguirre que “todo esto nos ha exigido investigar a fondo. Se han creado distintos equipos de investigación y elaboración y estamos difundiendo los documentos a los que recién desde 2020 se tiene acceso público. Todo esto nos ayuda a conocer más a fondo la persona del P. Kentenich y entender mejor, por qué se jugó tan decididamente, poniendo en riesgo toda su obra, por los contenidos y valores que él consideraba que estaban siendo cuestionados en su fundación; percibir mejor por qué Dios permitió esa confrontación con el Santo Oficio; por qué el Padre no fue más diplomático y dejó pasar las acusaciones, para evitar más conflictos. ¿Por qué siempre respondió, si bien con respeto, pero sin ‘pelos en la lengua’? ¿Por qué el Padre arriesgó la Obra?, – la Iglesia podría haberla prohibido”.
Desafíos ante un carisma
Ante los desafíos de Schoenstatt frente al carisma de Kentenich, opina el P. Aguirre que “esto nos lleva a lo más importante. Por una parte, conocer bien la historia, y que sea elaborada, pero por sobre todo, profundizar en el carisma del P. Kentenich; percibir mejor cuál es la gracia que el P. Kentenich recibió y que constituye la misión con la que tiene que aportar a la renovación de la Iglesia. Un carisma es eso: una gracia, un don de Dios, que conlleva una misión.
Y para que un carisma se haga fecundo en la Iglesia, necesita de discípulos que se identifiquen con él, que adhieran a ese carisma, que se hagan responsables de que este se haga fecundo en la Iglesia. Un carisma se transmite vitalmente a través del vínculo a esa figura profética, a ese fundador que Dios ha escogido”.
Y concluye: “Queremos profundizar en el carisma del P. Kentenich, porque ese es el carisma de Schoenstatt. Entonces, ¿Por qué cosas nos tenemos que jugar? ¿Qué nos tienen que caracterizar para que la Iglesia acoja y valore este carisma y para que se haga fecundo para la renovación de la Iglesia del tercer milenio?
Evidentemente nos interesa que se reanude el proceso del Padre, pero eso no es lo más importante o el objetivo primario de nuestros esfuerzos. Pienso que Dios quiere que sobre todo nos renovemos en nuestra identidad, en nuestra misión, como discípulos del P. Kentenich, y que, redescubriendo su figura profética y siguiendo su testimonio de santidad, lleguemos a ser fecundos para la Iglesia”.
“Tengo plena confianza en que se van a aclarar las cosas”
Sobre el posible desenlace de las controversias en cuestión, comparte el postulador que “eso va a conllevar que la causa se va a reactivar en Tréveris en algún momento. No tengo dudas de que las cosas se van a aclarar con toda transparencia y verdad, y que el P. Kentenich se verá liberado de esas acusaciones. Pero lo importante es que sintonicemos con los planes de Dios, con lo que Él quiere lograr con lo que estamos viviendo: que nos identifiquemos más fiel y decididamente, con audacia y entrega, a nuestra misión carismática.
Otro de los frutos importantes que ha habido, es que las comunidades de Schoenstatt hemos trabajado mucho más coordinadamente; ha habido una gran solidaridad entre los distintos grupos de investigación que se han ido formando. También se ha formado un grupo de investigadores externos a Schoenstatt para abordar y dilucidar la verdad o falsedad de las denuncias planteadas. Y eso es muy bueno, pues no tenemos ningún miedo de que se vaya a encontrar algo que vaya a perjudicar la idoneidad moral del P. Kentenich. Tengo plena confianza en que se van a aclarar las cosas. Lo que nos interesa es que se conozca la verdad con toda transparencia.”
Un Padre Kentenich más humano
Y continúa: “Todo esto nos ha ayudado a acercarnos al Padre y fundador de una forma más objetiva y humana: tener claro que no era infalible, que se equivocaba, que no era perfecto y que no fue santo desde siempre, desde ‘la cuna’. Esa sería una imagen muy poco realista. Él fue una persona que hizo – como toda persona – un proceso de vida, en el que experimentó muchas cruces, pruebas, y muchos momentos difíciles. En ese proceso y con esas pruebas, se fue santificando, y llegó a ser santo al culminar de su vida”.
Todo esto es positivo. Mirada que trasciende el momento
Y poniendo estos momentos de Schoenstatt en un contexto amplio de la historia, concluyó Aguirre afirmando que “todo esto que se ha originado a raíz de la publicación de esas acusaciones ha resultado positivo. Sabemos, a la luz de la fe práctica, que debemos mirar hacia adelante, y preguntarnos qué pasos tenemos que dar, qué nos quiere decir Dios con todo esto. Y si estamos atentos a las lecciones de la historia de Schoenstatt, de la vida del P. Kentenich, seremos conscientes que hay momentos especialmente difíciles de esa historia; momentos de incomprensión, de difamaciones y de persecución. Eso nos hace pensar que estamos viviendo ahora una etapa semejante de incomprensiones y acusaciones. Vamos a poder celebrar, quizás, también un tercer “regreso” del P. Kentenich. Un tercer “milagro de la Nochebuena”: después del campo de concentración, después del exilio, y ahora, la rehabilitación definitiva del Padre para nuestra Familia y la Iglesia”.
————–
Nota: Los textos encomillados pertenecen a la homilía mencionada del P. Eduardo Aguirre. Los mismos fueron revisados por su autor.
* El exilio y su finalización, relatado por el P. Kentenich: https://www.jkentenich.com/articulos/el-exilio-y-su-finalizacin-relatado-por-el-p-kentenich