“¡Que callen las armas!”: Nuevo llamado del Papa por Ucrania

Palabras después del Ángelus

Papa Ucrania callen armas
Ángelus, 27 febrero 2022 © Vatican Media

“¡Que callen las armas!”, el Papa Francisco hizo un nuevo llamado a la oración y al ayuno por la paz en Ucrania tras el rezo del Ángelus de este domingo, 27 de febrero de 2022.

En este sentido, el Santo Padre recordó que el próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, será “una jornada para estar cerca de los sufrimientos del pueblo ucraniano, para sentirnos todos hermanos e implorar a Dios el final de la guerra”.

“Con el corazón desgarrado por todo lo que sucede en Ucrania -y no olvidemos la guerra en otros lugares del mundo, como Yemen, Siria, Etiopía…-, repito: ¡que callen las armas!, remarcó el Santo Padre. “Dios está con los operadores de paz, no con quien emplea la violencia. Porque quien ama la paz, como dice la Constitución Italiana, ‘repudia la guerra como instrumento de ofensa a la libertad de los demás pueblos y como medio de resolución de las controversias internacionales’”, añadió.

“Ayer, en Granada, España”, apuntó también Francisco, “fueron proclamados beatos el sacerdote Cayetano Giménez Martín y quince compañeros mártires, asesinados in odium fidei en el contexto de la persecución religiosa de los años Treinta del siglo pasado en España. Que el testimonio de estos heroicos discípulos de Cristo suscite en todos el deseo de servir al Evangelio con fidelidad y valentía. Un aplauso para los nuevos beatos”.

Finalmente, el Pontífice saludó de manera “especial a cuantos han venido con ocasión del Día de las Enfermedades Raras” y a todos los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro, deseándoles un feliz domingo.

A continuación, siguen las palabras del Papa después de la oración mariana, ofrecidas por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

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Palabras del Papa

Queridos hermanos y hermanas:


En estos días hemos sido turbados por algo trágico: la guerra. Numerosas veces hemos rezado para que no se emprendiera este camino. No dejemos de orar, es más, supliquemos a Dios con mayor intensidad. Por eso renuevo a todos la invitación a vivir el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, un día de oración y ayuno por la paz en Ucrania; una jornada para estar cerca de los sufrimientos del pueblo ucraniano, para sentirnos todos hermanos e implorar a Dios el final de la guerra.

Quien hace la guerra olvida a la humanidad. No parte de la gente, no mira la vida concreta de las personas, sino que antepone a todo, los intereses de parte y de poder. Confía en la lógica diabólica y perversa de las armas, que es la más alejada de la voluntad de Dios. Y se distancia de la gente común, que desea la paz, y que en todo conflicto es -la gente común- la verdadera víctima que paga sobre su propia piel las locuras de la guerra. Pienso en los ancianos, en cuantos buscan refugio en estas horas, en las mamás que huyen con sus niños… Son hermanos y hermanas para los que es urgente abrir corredores humanitarios y que deben ser acogidos.

Con el corazón desgarrado por todo lo que sucede en Ucrania -y no olvidemos la guerra en otros lugares del mundo, como Yemen, Siria, Etiopía…-, repito: ¡que callen las armas! Dios está con los operadores de paz, no con quien emplea la violencia. Porque quien ama la paz, como dice la Constitución Italiana, “repudia la guerra como instrumento de ofensa a la libertad de los demás pueblos y como medio de resolución de las controversias internacionales”.

Ayer, en Granada, España, fueron proclamados Beatos el sacerdote Cayetano Giménez Martín y quince compañeros mártires, asesinados in odium fidei en el contexto de la persecución religiosa de los años Treinta del siglo pasado en España. Que el testimonio de estos heroicos discípulos de Cristo suscite en todos el deseo de servir al Evangelio con fidelidad y valentía. Un aplauso para los nuevos beatos.

Saludo especialmente a las niñas Quinceañeras de Panamá; a los jóvenes universitarios de la diócesis de Porto; a los fieles de Mérida-Badajoz y de Madrid, en España; a los de París y los de Polonia; a los grupos de Reggio Calabria, de Sicilia y de la Unidad Pastoral Alta Langa; a los confirmandos de Urgano y a los jóvenes de Petosino, diócesis de Bérgamo.

Un saludo especial a cuantos han venido con ocasión del Día de las Enfermedades Raras, que se celebra mañana: animo a las diversas asociaciones de enfermos y de familiares, así como a los investigadores que trabajan en este campo. ¡Estoy con vosotros!

Saludo a los pueblos aquí presentes. Veo muchas banderas de Ucrania; (en ucraniano): ¡Alabado sea Jesucristo!

Os deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta la vista.