La investigación de las primeras etapas del desarrollo ha llevado a los científicos a experimentar con células madre pluripotentes humanas y también de ratón. Actualmente, como publica la revista Science, investigadores chinos lo han hecho con monos, porque pueden reflejar con mayor fidelidad el desarrollo humano y además no presentan los inconvenientes éticos de trabajar con células madre humanas. Al mismo tiempo, estos pseudoembriones se pueden trasplantar en monos hembras y así entender mejor los inicios del embarazo y las razones por las que a menudo no prospera. “Los hallazgos son un hito en el campo de los modelos de embriones derivados de células madre”, comenta Alejandro de los Ángeles, biólogo especialista en células madre de la Universidad de Oxford.
Para obtener los llamados blastoides, estructuras semejantes al embrión en fase de blastocisto, que se forma a partir de los cinco días de la fecundación y se implanta en el útero, los investigadores han transformado células adultas a un estado similar al embrionario. Estos pseudoembriones sobreviven varios días y se comportan de manera similar a los blastocistos auténticos. Hasta se ha llegado a introducir blastoides de ratón en roedores madre y se ha constatado que inducen cambios típicos del embarazo. Desde luego, con estos experimentos no podemos conocer el desarrollo inicial en seres humanos y tampoco sería acorde con la ética la implantación de blastoides en personas.
No fue fácil lograr el procedimiento para conseguir estos blastoides en monos pero lo hicieron con células madre embrionarias de primates cynomolgus, según lo que publica la revista Cell Stem Cell, como refiere Zhen Liu de la Academia de Ciencias de China. El sistema para conseguirlo fue cultivar las células en condiciones tridimensionales (3D) en las que sobrevivían 18 días. Su desarrollo continuó hasta la gastrulación, fase en que aparecen las tres capas embrionarias. Al mismo tiempo comprobaron que contenían células con patrones genéticos similares a los auténticos blastocistos. La bióloga del desarrollo Jennifer Nichols de la Universidad de Edimburgo comenta que, en experimentos anteriores, escaseaban las células “fundadoras” que originan estructuras embrionarias clave.
Al insertar blastoides de siete días en ocho monos hembra, se constató la presencia en sangre de hormonas típicas del embarazo, lo que indica la posible implantación en el útero, así como la aparición de características propias de un embarazo. A pesar de esto, no prolongaron su desarrollo. Esto nos lleva a concluir que no son copias reales. «Es tranquilizador que no se hayan desarrollado más», declara Nichols. Esto, dice, retraerá a gente inescrupulosa de intentar la venta de blastoides humanos para tratar la infertilidad.
Nicolas Rivron, biólogo de células madre del Instituto de Biotecnología Molecular de la Academia de Ciencias de Austria, quien, junto a su equipo diseñó los primeros blastoides de ratón en 2018, comenta: “Este es un estudio hermoso”. Además, expresa que la fabricación de embrioides en otras especies facilitará a los investigadores el aprendizaje sobre el desarrollo embrionario en sus primeras fases y contribuirá a conocer qué es necesario para lograr un embarazo de la mejor manera. Concretamente, Rivron, confía en que los blastoides de mono faciliten información respecto a las dificultades que se presentan en la implantación de los embriones humanos. “La implantación es el cuello de botella del embarazo humano”, expresa.
Es positivo que los científicos sigan utilizando modelos animales para investigar, especialmente en temas tan delicados como el inicio del desarrollo embrionario. Es evidente que esto no se debería hacer con seres humanos. En primer lugar, porque se necesitarían células madre embrionarias con la consecuente muerte del embrión, que es un ser humano en sus primeras fases de desarrollo. Aunque el resultado final fuera la obtención de importantes conocimientos para mejorar el resultado del embarazo, no podemos justificar desde la bioética un acto sólo por sus consecuencias. Por otro lado, si esto se realizara a partir de células pluripotenciales inducidas provenientes de células somáticas de un ser humano, se obtendría un pseudoembrión clónico. Si en algún momento se llega a fabricar un embrión auténtico por este procedimiento, sería algo inaceptable, como se argumenta en el artículo publicado en la revista Therapeia, ya que la clonación humana “pone en riesgo la autoconciencia, la racionalidad y la libertad de ese individuo, porque está en juego la plenitud de su corporeidad y su propia vida. Además, afecta a la integridad que constituye su realidad corporal, modificando la identidad genética natural. Y todo esto lo hace por imposición, ejerciendo un dominio radical del hombre sobre el hombre.”