“Ayudar a la economía de la Santa Sede a satisfacer sus necesidades, procurando que la actividad económica no distraiga ni reste credibilidad a la misión de ayudar a la unidad en la caridad, y a la misión evangelizadora de la Iglesia”. Así describe el Prefecto de la Secretaría para la Economía, el padre Juan Antonio Guerrero Alves, la tarea del Dicasterio que dirige desde hace dos años.
En esta entrevista con los medios vaticanos, Guerrero ofrece algunos datos sobre el nuevo presupuesto de la Santa Sede, que ha aumentado considerablemente este año debido a la inclusión de nuevas entidades. Continúa la contención de los costos (con una nueva reducción de 4 millones de euros). El déficit es inferior al presupuestado, y el Prefecto espera poder ofrecer pronto datos sobre los ingresos y gastos del Óbolo de San Pedro, anticipando que las ofrendas de los fieles también han disminuido este año.
El presupuesto de la Santa Sede ha pasado este año de 300 a 800 millones. ¿Puede explicar detalladamente a qué se debe este aumento?
La novedad este año es que aumenta el numero de entes incluidos en el presupuesto de la Santa Sede. En Julio el Consejo para la Economía (CpE) ha aprobado un nuevo perímetro para el balance de la Santa sede. El año pasado eran 60 entes y este año son 90. La razón por la que el CpE tomó esta decisión es porque este nuevo perímetro permite tener una visión más completa de la situación económica de la Santa Sede. Más visibilidad, más trasparencia y más control. La Secretaría para la Economía (SpE) ha trabajado para que esto sea posible, porque nos preocupa no tener visión sobre los riesgos fuera del presupuesto, que cuando hay problemas recaen sobre la Curia.
¿Puede precisar mejor el nuevo perímetro del presupuesto? ¿Y qué decir de la inclusión de la Casa Sollievo della Sofferenza, el gran hospital de San Giovanni Rotondo construido por San Pío de Pietrelcina?
Se han incluido los entes que, aunque no son propiamente dicasterios o curia romana, o son propiedad de la Santa Sede o dependen y están bajo la responsabilidad económica de ella, por ejemplo, el Hospital pediátrico Bambino Gesù o la casa del Sollievo della Sofferenza, algunas fundaciones instrumentales a los dicasterios o el fondo de pensiones, el Fondo de asistencia Sanitaria, las cuatro basílicas mayores Romanas y los Santuarios de Loreto, Pompei y Padova. Esto significa que hemos pasado de considerar un presupuesto en torno a los 300 M€ a uno que pasará de los 1.000 M€.
El hospital que menciona en su pregunta y algún otro ente aún no están incluidos en este presupuesto que presentamos, lo estarán en el del próximo año. La aprobación de la incorporación de nuevos entes al balance es de julio de 2021, los nuevos entes han hecho un esfuerzo por adecuarse en tan poco tiempo al calendario propuesto por la SPE, esta integración es un proceso que está casi concluido, faltan solo tres entes. Por eso este año el presupuesto se queda en torno a 800 M€. Además, si recuerda, el año pasado el presupuesto se aprobó en Febrero, este año el CpE lo aprobó en diciembre. También en estas pequeñas cosas vamos avanzando.
¿Puede describir brevemente cuales son las principales cifras al cierre de las cuentas en diciembre pasado?
Hablamos más del presupuesto que del balance fin de año, ese lo presentaremos a mitad de año. En el nuevo perímetro los ingresos son 770 M€ y los gastos 803 M€, es decir un déficit total de 33M€ frente a los 42 M€ presupuestados el año pasado. Si consideramos el presupuesto de los 60 entes, como el año pasado, el déficit sería de 45,8M€. El año pasado presupuestamos para 2021 49,7€ de déficit. Se puede entender que el CpE haya tenido dificultad para aprobar un presupuesto con tal déficit otro año más y nos haya pedido hacer reducción de gastos ulterior y plan de aumento de ingresos.
Según nuestras previsiones en 2021 esperamos un déficit algo menor del presupuestado. No me atrevo a dar números sobre el cierre de 2021, como me pide, porque aún no hemos cerrado el ejercicio y, aunque este año hemos introducido el cierre trimestral de las cuentas, los forecast aún son bastante mejorables, no tenemos el dato del último trimestre y estamos probando un nuevo sistema de estimación, y aún no sabemos cuán fiable es hasta que no lo probemos más de un año.
¿Cuáles son los más importantes resultados que se han obtenido en los últimos doce meses?
Los mismos que en el nuevo presupuesto. Contención del gasto, sin reducir la caridad del Papa, sino más bien aumentándola, con vacunas a los sin techo, aumento de ayudas a las Iglesias en necesidad, etc. y al mismo tiempo una mayor disminución de los ingresos. Creo que los dicasterios toman conciencia de la situación económica y reducen sus gastos en lo que pueden, a veces les pedimos que reduzcan aún más. Obviamente, la reducción tiene un límite, la misión tiene que ser realizada. En general se hace con bastantes sacrificios personales de muchos.
Usted subraya como un dato prevalentemente positivo, el aspecto fundamental del control: ¿cómo se puede conjugar esto con la necesidad de aligerar los procedimientos burocráticos para una mayor eficiencia del sistema?
No debemos confundir burocracia con procedimiento y disciplina. Se han introducido nuevos procedimientos y mayor disciplina en los procesos y esto requiere un tiempo de ajuste, tomará su tiempo acostumbrarse, porque se trata de un cambio cultural. El solo hecho de que las operaciones económicas sean vistas y examinadas por otro ente, o que en el mismo dicasterio haya una segregación de funciones, introduce un paso más. En cuanto a la burocratización, cada uno tenemos que reconocer la parte de tarea que nos queda. Pongamos como ejemplo el caso de los appalti, que tenemos una nueva ley desde hace más de un año.
Nosotros con humildad tenemos que reconocer que hay una parte de verdad y que hemos producido un exceso de burocracia innecesaria. Como órgano de control nos encontramos con una nueva ley que aplicar, además de nuestra inexperiencia en la aplicación, queremos hacer buena letra y aplicarlo bien, probablemente nos pesan excesivamente los pocos errores del pasado que nos han restado tanta credibilidad como Iglesia y podemos ser excesivamente minuciosos por miedo a caer en la arbitrariedad que condujo a esos errores.
Estamos intentando simplificar procesos y estandarizarlos para facilitar la aplicabilidad de la ley. La otra parte, los entes y dicasterios que contratan, también tienen que reconocer que han de dar pasos y cambiar muchos usos consolidados. Con frecuencia se subrayan excesivamente las dificultades y complejidades del nuevo proceso al que aún no estamos acostumbrados, quizá para seguir haciendo las cosas como siempre, evitando los nuevos procedimientos.
¿Puede poner un ejemplo sobre lo que ha apenas dicho?
Supongamos que una institución, o un Dicasterio, tiene que afrontar un gasto importante (el proceso complejo se hace para grandes sumas). para una compra o un contrato Lo primero que tiene que hacer es pedir autorización. Pero una vez que lo ha obtenido, no puede dirigirse -digamos- a un amigo y darle la orden o comprarle. Por supuesto, ese sería el método más inmediato y sin burocracia. Pero esto lo puedo hacer en mi casa y con mi propio dinero, no en el Vaticano y con un dinero del que no soy dueño sino custodio. En el proceso diseñado por la nueva ley, hay que definir cuál es la necesidad, abrir un concurso público a los distintos licitadores (donde incluso un amigo puede participar haciendo su oferta, pero también otros distribuidores y marcas).
Una vez recibidas todas las ofertas, son evaluadas técnica y económicamente por una comisión independiente y se elige la mejor. Todo ello debe quedar registrado por escrito o en formato informático. Se han introducido más trámites, necesarios para evitar el clientelismo, las comisiones extras, etc. Esto ha generado algo más de burocracia (más bien procedimiento y disciplina), pero también más trasparencia y ahorro. El tiempo de hacer operaciones económicas individualmente y sin dar cuenta se ha acabado. Hoy por encima de una cantidad hace falta dar una explicación pormenorizada de la operación para obtener autorización y además seguir los procedimientos estipulados para los contratos, que deben dejar traza de las acciones realizadas y su justificación.
¿En qué medida ha afectado la pandemia a las arcas de la Santa Sede y en qué medida sigue haciéndolo?
Este año presentamos el Budget del tercer año de pandemia, que sigue siendo restrictivo. La característica más notable, dado que los ingresos siguen más bajos que en la pre-pandemia, es contención de gastos. Comparando con el presupuesto del año pasado de los mismos 60 entes -que son los que podemos decir que constituyen la Curia- este año los gastos de la curia alcanzan un nuevo mínimo histórico al presupuestar 289 M€ frente a los 293 M€ del año pasado: se reducen en 4M€. En el presupuesto del nuevo perímetro aumentan 10M€, 9,5 de los cuales es aumento de gastos de personal como consecuencia de un ajuste extraordinario en un hospital. Este año, intentando ser optimistas, hemos presupuestado 13M€ más de ingresos ordinarios que el año pasado, veremos como se comporta la pandemia.
¿Cuánto han ayudado los fieles de todo el mundo a la Santa Sede en el año que acaba de terminar?
Dependemos mucho de unos ingresos inciertos que vemos que disminuyen cada año en este tiempo de pandemia. Ha de ser así, puesto que el modo como recibimos la mayor parte de los donativos de los fieles es a través de la colecta del Óbolo en las iglesias y la asistencia en tiempos de COVID se ha reducido. Esto debe hacernos pensar en otros métodos de solicitar la ayuda de los fieles y de recibir donativos. Pero para responder más exactamente a su pregunta debemos esperar a cuando presente las cuentas del Óbolo, que aún no están cerradas, cerraremos a final de febrero, aún nos están llegando los donativos de la colecta de 2021 de algunos países a través de las nunciaturas. Grosso modo puedo decir que en 2021 se ha vuelto a experimentar un descenso respecto al año anterior que me atrevo a cuantificar en no menor del 15%. Si en 2020 la colecta total del Óbolo fue de 44M€, en 2021 no creo que supere los 37M€. La disminución de 2021 se suma a la que hubo entre 2015 y 2019, del 23%, y del 18% de 2020, primer año de pandemia.
¿Cómo piensa hacer frente a la falta de recursos a corto y medio plazo?
Ciertamente tenemos necesidad de un plan de mejora de los ingresos. La reducción de gastos tiene un límite. En el breve período estamos reduciendo patrimonio. A medio plazo, en primer lugar, tenemos planes de mejorar la eficiencia interna, optimizando el rendimiento del patrimonio. En la parte inmobiliaria -siempre se habla del gran patrimonio de la Santa Sede- hay muchos edificios cedidos para servicio de la misión de la Iglesia, unos 60 templos en Roma, no pocos edificios cedidos a instituciones universitarias, hospitales y otras instituciones al servicio de la Misión de la Iglesia.
Esta gran parte de la propiedad inmobiliaria no tiene beneficio económico sino solo social y a veces tiene costes económicos. Otra parte es de uso institucional, las oficinas vaticanas, las instalaciones de los dicasterios, sólo tienen costes. Queda para rendimiento económico sólo el 20% de la superficie inmobiliaria. Un plan que está en la mesa de APSA es el aumento de esta superficie con reducción de la de uso institucional propio. Otro aspecto es la centralización de las inversiones financieras, que esperamos se concluya, por fin, este año.
¿Cuáles son sus previsiones?
Según nuestras previsiones, sólo con mayor eficiencia interna no somos sostenibles. Necesitamos también buscar modos de atraer más donaciones. El primer requisito es la transparencia y el dar cuenta con limpieza, en lo que creo que hemos dado muchos pasos. Aparte de dar cuenta cada año por este medio del presupuesto y del balance, este año esperamos dar cuenta de las entradas y salidas del Óbolo y enviar a las Conferencias Episcopales para su conocimiento las cuentas de la Santa Sede. Tenemos que hacer más conscientes a las iglesias locales de las necesidades de la Santa Sede, la curia está al servicio de ellas y debe estar en gran medida mantenida por ellas. Hay una gran diferencia en el compromiso de las diversas Iglesias en el sostenimiento de la curia Romana. Y también atraer la ayuda de los fieles, que quieran apoyar al Papa en su misión de unidad en la caridad, que es al fin y al cabo lo que hace la curia Romana.
¿Puede decir cómo ha funcionado y funciona el grupo de trabajo sobre recursos económicos en el que participan la SPE, la APSA y la Secretaría de Estado?
El grupo de trabajo funcionó muy bien hasta mayo-junio de 2021 en que acabó su función. Los activos se pasaron a APSA inmediatamente, quedaban flecos, algunos poderes que firmar, relaciones y funciones que definir, información que compartir y los pasos jurídicos para que todo fuera efectivo; ese fue el trabajo de ese grupo. Luego hemos seguido trabajando en actualizar y estandarizar los procedimientos contables y administrativos en los departamentos de la SdS, incluidas las nunciaturas, pero ya en la comunicación y colaboración habitual entre los tres dicasterios. La gestión de los activos pasó al APSA, con el control de la SPE, y en esto hemos seguido colaborando estrechamente los dos dicasterios.
¿Cómo terminó el asunto del edificio de Sloane Avenue en Londres?
Ha sido una operación realizada con toda trasparencia y según las nuevas reglas de contratos vaticanos. Se contrató un bróker en Londres y una firma de abogados, ambos en un concurso restringido, además de una persona de confianza en Londres para acompañar el proceso y representar nuestros intereses, y el proceso ha sido acompañado por un equipo de la Santa Sede con alguna ayuda profesional externa desde Roma. Se recibieron 16 ofertas, se seleccionaron cuatro, después de una segunda ronda de ofertas se seleccionó la mejor. Ya está firmado el contrato de venta, hemos recibido el 10% de las arras y se concluirá en Junio de 2022.
La pérdida por la presunta estafa, de la que tanto se ha hablado y sobre la que ahora juzgan los tribunales vaticanos, ya estaba considerada en balance. El edificio ha sido vendido por encima de la valoración que teníamos en balance y de la valoración que hicieron las instituciones especializadas. Tanto el traspaso al APSA de los activos de la SdS como la venta de Sloane 60, como otras operaciones económicas especiales de la Santa Sede han sido y están siendo un trabajo de equipo interno con las ayudas profesionales externas que hemos necesitado. Hemos aprendido mucho unos de otros y hemos encontrado un método de trabajo de equipo que no era muy practicado en la Santa Sede y que ayuda.
Tras dos años como Prefecto de la SPE, ¿cómo ve la economía de la Santa Sede en la actualidad?
La curia Romana está compuesta por centros de gasto que tienen pocos ingresos en retorno por el servicio que prestan. Lo que renta el patrimonio ayuda, pero, como hemos dicho, es insuficiente para hacer sostenible a la curia. Si vivimos de donativos no es para tener superávit sino para emplearlos en la finalidad para la que han sido dados. Nuestro objetivo es ser sostenibles, no tener superávit. Somos muy conscientes de haber cometido errores gruesos en la gestión económica, que han restado credibilidad a la Santa Sede. Buscamos aprender de ello y creemos haber puesto remedio para que no suceda más. En los últimos años, impulsados por el Santo Padre, hemos dado pasos importantes en la gestión económica en la buena dirección: mayor profesionalización, más trabajo en equipo, más transparencia y menos secretismo, establecimiento procedimientos de control, más reconocimiento de nuestras fragilidades y tratar de poner remedio…
Se han hecho cambios importantes con la publicación de algunas leyes y más lentamente se va cambiando la cultura. Trabajamos en la buena dirección. A la economía de la Santa Sede se le ha dado demasiada importancia, no es de grandes dimensiones, ni es una actividad importante entre las que se realizan aquí, no me parece que, si hacemos las cosas bien, tenga un interés objetivo para el gran público. Como me dijo una periodista después de presentar el último balance: “aquí no hay noticia”. Y así es, puesto que solo hay noticia cuando hay errores, estafas o corrupción. Nuestro deber es informar con trasparencia, quizá las cuentas de la Santa Sede tengan interés para quienes contribuyen, que puedan ver cómo se gasta el dinero con el que ayudan.
Y, ¿cómo ve su Dicasterio?
Si debo resumir cuál es para mí la finalidad más importante de un dicasterio dedicado a la economía como la SpE diría: ayudar a que la economía de la Santa Sede cubra sus necesidades, vigilando para que la actividad económica no distraiga de, ni quite credibilidad a la misión de la Santa Sede de ayudar a la unidad en la caridad y a la misión evangelizadora de la Iglesia, que es lo que importa.